Se percibe una indignación contenida en las palabras de Bjorn Stevens (Augsburgo, 1966). El director del Instituto Max Planck de Meteorología no oculta su preocupación por la situación que vive la Tierra. Sus desvelos no son catastrofistas ni apocalípticos. Su obsesión tiene más que ver con la sorpresa, con lo inesperado. ¿Cómo se comportará el planeta en los próximos años? ¿Pueden definirse modelos de comportamiento? ¿Qué ocurrirá a medio plazo?
“Conforme el clima se calienta, nuestra Tierra se adentra en un territorio desconocido debido a cambios que convierten el planeta en algo diferente a todo lo que hemos experimentado hasta ahora. Ocurrirán cosas que no esperamos. Algunas de ellas posiblemente serán positivas. Habrá muchos cambios a los que seguiremos adaptándonos aunque tengan un coste, pero sería arriesgado, o más bien temerario, apoyarnos en esto para no hacer nada”, señala a El Cultural desde Hamburgo, lugar donde tiene su sede la institución que lidera.
El Instituto Max Planck de Meteorología participa en estos momentos en EUREC4A, un proyecto que investiga, desde el Observatorio de Nubes de Barbados, cómo responden las nubes ante un proceso que preocupa a la comunidad científica. “Sus mediciones nos ayudarán a determinar hasta qué punto, como predicen muchos modelos climáticos, las nubes aumentarán el calentamiento de la superficie de la Tierra causado por el CO2”, precisa Stevens, una auténtica autoridad mundial en meteorología que además ejerce de presidente del Jurado de los Premios Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en el apartado de cambio climático. “Estamos desarrollando una nueva generación de modelos climáticos. Con su ayuda esperamos poder evaluar el riesgo de fenómenos inesperados y poder determinar el efecto del calentamiento global sobre fenómenos en ámbitos regionales, algo que ahora no podemos hacer bien con los modelos actuales”.
Pregunta. ¿Es el trabajo en estos ámbitos más reducidos el desafío de los modelos actuales? ¿En qué lugares concretamente?
Respuesta. Bueno, en muchos aspectos estamos caminando a ciegas. Especialmente lo vemos en los trópicos, donde nuestros modelos de cambios futuros son muy poco fiables. Se podrían producir enormes cambios debido al calentamiento pero apenas si podemos saber nada aún.
P. ¿Qué riesgos detecta a día de hoy respecto al calentamiento global?
R. El que nos estemos adormeciendo. Hemos entrado en un estado de complacencia. Nuestra inacción provoca cambios que acabarán siendo cada vez más peligrosos y más difíciles de afrontar.
Manipulación pública
P. ¿Qué opina de los ‘escépticos’ del clima y de la tendencia al negacionismo con respecto al cambio climático? ¿Se podrán reducir las emisiones de carbono si se consolida esta idea en nuestros gobernantes?
R. Al entrecomillar la palabra escépticos, entiendo que no se refiere a las personas con un sano espíritu contestatario, sino a aquellos que intentan manipular a la opinión pública para servir a sus intereses. No veo lo que podemos ganar discutiendo con estas personas, más allá de desenmascarar su charlatanería egoísta. El surgimiento de gobernantes negacionistas es más un síntoma que una causa del principal problema, que en mi opinión es el desprecio a la verdad y a la creciente capacidad de algunas personas para manipular la información al servicio de sus intereses.
“El planeta se calentará más, se derretirá más hielo y el nivel del mar se incrementará pero sabemos mucho menos de lo que se debería”
P. ¿Le preocupa la desertización, ahora que tenemos reciente la quema de grandes extensiones en la Amazonía y África?
R. Las informaciones sobre los grandes incendios, tanto en la Amazonía como en otros lugares a comienzos de este verano, obviamente son muy preocupantes, al igual que también lo es la degradación a gran escala del medio ambiente en muchos otros aspectos (la presencia de plástico en los océanos es uno de ellos), pero lo que más me inquieta es el hecho de que los individuos y países más ricos no están aprovechando estos acontecimientos para tomar la iniciativa en la búsqueda de soluciones y empezar dando ejemplo.
P. ¿Qué consecuencias tendrá a corto plazo el deshielo en los polos?
R. Tendrá, sin duda, un gran impacto en las personas y ecosistemas de la región polar, ya que sus modos de vida están siendo amenazados y transformados por la rápida pérdida de hielo. Cómo afectara esto a sociedades más alejadas, ya sea a España u otros lugares, es más difícil evaluarlo. Este verano se ha iniciado un nuevo estudio de campo en el Ártico, denominado MOSAiC [proyecto en el que participa España]. Esperamos que esto nos ayude a tener respuestas, o al menos a encontrar la chispa de inspiración para comprender, de la mano de la ciencia, las implicaciones de los cambios en el Ártico.
P. ¿Qué consecuencias tendrá para la Tierra el incumplimiento de los Acuerdos de París de 2016?
R. El planeta se calentará más, se derretirá más hielo y el nivel del mar se incrementará todavía más. Habrá también otros cambios genéricos, cambios que serán más intensos de lo que serían si cumpliéramos el acuerdo, por ejemplo con respecto al ciclo hídrico, y todo lo que ello implica, desde los incendios hasta las sequías. Pero la dolorosa realidad es que, en estos temas, sabemos mucho menos de lo que deberíamos.
P. ¿Sirven para algo eventos como la Cumbre del Clima del próximo 23 de septiembre o la Huelga Mundial por el Clima del 27?
R. Cualquier cosa que movilice a la gente a cooperar y a trabajar juntos para lograr un futuro mejor para todos y para el planeta me parece un paso adelante, pero quizás las movilizaciones de protesta de los escolares, aunque tengan sus propias contradicciones, son para mí el mejor ejemplo.
P. ¿Qué aspectos cree que deben plantearse de forma urgente en Naciones Unidas?
R. Las iniciativas implican negociaciones con contrapartidas y me temo que no estoy en posición para juzgar muchas de ellas. Dicho esto, lo que me molesta no es tanto el fracaso de adoptar una u otra medida, sino más bien la sensación de que no nos tomamos en serio la importancia que tiene entender el problema.