Recién comenzada la Semana de la Ciencia nos encontramos con uno de los aniversarios más importantes en la historia de la investigación: la publicación de los resultados de la expedición astronómica de Arthur Eddington que avalaban la Teoría de la Relatividad General de Einstein. El 6 de noviembre de 1919 la Royal Society y la Astronomical Society confirmaban las predicciones del genio alemán. Con este motivo, conversamos con Rafael Rebolo, director del Instituto Astrofísico de Canarias, que en breve podría participar en la gestión del TMT, el Telescopio de Treinta Metros que iba a ser instalado en Hawai. “El Consorcio internacional ya ha solicitado los permisos para su construcción en La Palma”, anuncia.
Pregunta. Se celebran cien años de la expedición de Arthur Eddington a la isla africana de El Principe que corroboró las teorías de Einstein. ¿De qué forma cambió este eclipse la manera de entender el universo? ¿Qué cree que definió científicamente aquella expedición?
Respuesta. Las observaciones realizadas por esa expedición durante un eclipse total de Sol permitieron establecer que los rayos de luz se curvan al propagarse cerca del Sol. Durante el eclipse los astrónomos fueron capaces de medir la posición de estrellas lejanas cuya situación, vistas desde la Tierra, las situaba cerca de borde del Sol. Durante el eclipse la Luna se interpone entre nosotros y el Sol, impidiendo que nos llegue la luz de éste y permitiendo ver las estrellas en el cielo. Las posiciones de esas estrellas, medidas en el momento del eclipse, se compararon con las que se conocían de años de observación nocturnas y se comprobó que durante el eclipse habían cambiado. La explicación del fenómeno es que el cambio resulta solo aparente, las estrellas seguían en su sitio, pero la luz que nos enviaban al pasar cerca del Sol no seguía una línea recta sino que se curvaba exactamente como había predicho Einstein que habría de ocurrir si su Teoría General de la Relatividad fuese correcta. Fue el primer gran espaldarazo a esta teoría. Iría recibiendo muchos más a lo largo de los años. El último, la detección de ondas gravitacionales, resultante de la fusión de estrellas de agujeros negros y de estrellas de neutrones.
P. ¿Cuáles son los grandes desafíos de la astronomía en estos momentos?
R. Un desafío especialmente interesante es entender las ondas gravitacionales producidas en diversos contextos: en la fusión de agujeros negros de distintos tamaños y masas, en la captura de estrellas por agujeros negros, en las explosiones que destruyen las estrellas masivas y en el propio Big Bang... La astrofísica de ondas gravitacionales combina diversas técnicas observacionales para captar la radiación gravitacional y cuando es posible también la radiación electromagnética que pueda llevar asociada. Abre una nueva ventana al estudio del Universo que nos ofrecerá perspectivas inimaginadas. Conocer las propiedades esenciales de las formas de materia y energía dominantes en el Universo seguirá siendo uno de los grandes desafíos durante décadas. Solo conocemos la naturaleza física de un 5% de todo lo que hay en el Universo. Tenemos que cartografiar con mucho más detalle el Universo a gran escala para poder entender bien cuál es la energía responsable de su actual ritmo de expansión acelerado y llegar a identificar cuáles son las partículas elementales que configuran la materia oscura, la principal componente material del cosmos. Otro desafío, quizá más sencillo de entender, pero igualmente complejo técnicamente, es encontrar planetas como la Tierra que tengan una atmósfera y estudiar sus propiedades con suficiente detalle como para establecer si hay actividad biológica en ellos. Esto necesitará de los más grandes telescopios que podamos construir sobre la tierra y en el espacio. Este desafío es apasionante.
P. Acaba de recibir el Nobel el equipo que detecto los primeros exoplanetas. ¿Qué importancia tienen para entender nuestra propia evolución?
R. El Nobel de Física fue otorgado a Michel Mayor y Didier Queloz por el descubrimiento del primer planeta alrededor de una estrella parecida al Sol, y a Jim Peebles por su extensa contribución al desarrollo de la cosmología. Son reconocimientos que enlazan bien con algunos de los desafíos que he mencionado. El descubrimiento del planeta '51 Peg b' en el año 1995 disparó un campo de investigación, el de los sistemas exoplanetarios, que ahora orienta el trabajo de miles de científicos y de ingenieros dedicados a buscar y analizar estos sistemas y que también diseñan telescopios, instrumentos, satélites para poder estudiarlos. Ha sido un crecimiento espectacular. Todavía recuerdo que en los principios de los noventa era difícil conseguir que los comités científicos aprobasen proyectos observacionales de búsquedas de exoplanetas. Por eso Michel Mayor argumentaba en sus proyectos que principalmente buscaba enanas marrones, objetos a mitad de camino entre las estrellas y los planetas cuya existencia era muy plausible. Lo mismo que hacía mi grupo de investigación. Nosotros encontramos las enanas marrones y él con su estudiante de doctorado Didier encontró unos meses después ese primer planeta, alrededor de una estrella como el Sol. Todo esto en 1995...
P. ¿Cuáles son las líneas de investigación del Instituto de Astrofísica de Canarias en estos momentos?
R. El IAC tiene líneas de investigación alrededor de las cuales se agrupan más de 40 proyectos. En todas ellas tenemos importantes desafíos científicos pero también tecnológicos. Esas líneas persiguen, entre otros objetivos, entender la actividad magnética de nuestro Sol; encontrar planetas como la Tierra y determinar las propiedades de su atmósferas para establecer si hay indicios de vida en ellos; comprender la formación y evolución de todo tipo de estrellas, cómo se forman las galaxias y, finalmente, queremos entender las formas de energía y de materia en el Universo.
P. ¿Cuáles son las principales investigaciones del Gran Telescopio de Canarias? ¿Qué lo diferencia de otros ingenios de su categoría?
R. El GTC está teniendo un papel muy singular en el estudio de fenómenos transitorios de alta energía, es un telescopio capaz de reaccionar rápidamente a las alertas de fenómenos singulares: explosiones de estrellas como supernovas, caída de material en agujeros negros, fusión de estrellas de neutrones. Se investiga las propiedades de los sistemas de galaxias, como interaccionan y cómo se estructuran. El nacimiento y la evolución de los sistemas estelares. También realiza una importante labor caracterizando la atmósfera de planetas gigantes detectados en otras estrellas.
P. ¿Qué posibilidades tiene Canarias de Acoger el Telescopio de Treinta Metros que acaba de rechazar Hawai?
R. En efecto, hay una posibilidad real de recibirlo en Canarias, dada la extrema complejidad de la situación creada en Hawai. Existe ya un proyecto de impacto medioambiental aprobado y publicado desde principios de año, la concesión del terreno al IAC para su uso con fines astronómicos y ahora se espera la concesión de los permisos por parte de las administraciones municipales. Una vez concedidos éstos, las agencias financiadoras del Telescopio de Treinta Metros estarían en condiciones de decidir si quieren construirlo en Canarias.
P. ¿Complementaría al GTC?
R. El GTC podrá hacer un magnífico trabajo preparatorio para optimizar la ciencia del Telescopio de Treinta Metros. Sin duda, serían muy complementarios. En algunas áreas no se podrá avanzar sin ese trabajo de selección previo.
P. ¿Dependería del IAC?
R. El TMT estará ubicado en el Observatorio del Roque de los Muchachos, que es del IAC, pero tendrá su propio equipo de funcionamiento autónomo. El IAC proporcionará acceso a las infraestructuras que necesita el telescopio. Y por ello recibiremos el 10% del tiempo de observación libre de gastos durante 75 años. Ese tiempo estará disponible para los grupos de investigación del IAC y para los de todas las universidades y centros de investigación de nuestro país.
P. ¿Qué resultados podría dar a la comunidad astronómica?
R. El TMT será clave en muchas investigaciones porque podrá observar los objetos más débiles y más lejanos a los que la humanidad tendrá acceso desde el hemisferio norte. Podrá observar también las atmósferas de planetas de características parecidas a la Tierra, determinar con prontitud las órbitas de posibles asteroides que amenacen con impactar en la Tierra, observar mejor lo que ocurre en la proximidad de agujeros negros, detectar las explosiones de estrellas en sus más diversas formas, estudiar las primeras galaxias y estrellas que se formaron en el Universo, medir el ritmo de expansión, identificar nuevas fuentes de radiación que ahora ni imaginamos. Será una maravilla al servicio de la humanidad para acrecentar y difundir el conocimiento de todo lo que nos rodea.
P. ¿Hay motivos de carácter mediambiental para no instalar el TMT en La Palma? ¿Ve algún impedimento para no tener ese ingenio?
R. No veo motivos en contra de la instalación. El estudio de impacto medioambiental realizado por expertos y aprobado por las autoridades competentes establece que el TMT se puede construir donde se ha propuesto, y como se ha propuesto. Es un proyecto de vertido cero, es decir que no debe dejar ningún residuo en donde se instale. Deberá ejecutarse conforme a las medidas de protección medioambiental y patrimonial ya adoptadas y publicadas. En caso de que se decidiese que el sitio final sea la Palma, nosotros velaremos para que todas esas medidas se cumplan. Transcurrido sus 75 años de funcionamiento el sitio deberá volver a su condición original. Todo eso es de dominio público y también se recoge en el acuerdo de colaboración que el IAC ha firmado con el Consorcio internacional del TMT.
P. ¿Hacia dónde camina la astronomía actual? ¿Está condicionada por los avances tecnológicos?
R. La astronomía persigue tener una comprensión más completa de cómo se ha originado y evolucionado el Universo, saber qué y cómo está constituido físicamente y cómo se puede transformar, estableciendo cuáles son las leyes que lo gobiernan. Además, también busca establecer si la vida es un fenómeno exclusivo de nuestro planeta o si es algo común en el Universo.
P. ¿Qué le pediría al titular de Ciencia del nuevo gobierno?
R. Que siga apoyando a la ciencia en general. Es fundamental conseguir que otros ministerios también comprendan que el futuro del país pasa por una gran mejora de las condiciones del sistema nacional de ciencia y tecnología. Mejoras que requieren más recursos, de personal y financieros, pero también de nuevos procedimientos y mecanismos que nos hagan más efectivos y eficientes en nuestro servicio a la sociedad.