Hace unos 40.000 años, durante el Paleolítico Medio, los neandertales (Homo neanderthalensis) ocuparon un territorio que fue progresivamente reemplazado por los Homo sapiens. Pero los detalles de esta sustitución, que marcó la transición al Paleolítico Superior, siguen sin ser del todo claros.
Unos restos hallados hace unos años en Reino Unido e Italia ya documentaron la presencia más temprana del humano moderno en Europa occidental; concretamente hace entre 44.200 y 41.500 años para el primer yacimiento, y entre 45.000 y 43.000 años para el segundo. Ambas fechas se basaban, sin embargo, en el análisis de los contextos arqueológicos de los fósiles y no en estos últimos.
Dos estudios publicados ahora en las revistas Nature y Nature Ecology & Evolution permiten por primera vez datar directamente unos restos humanos y asociarlos con artefactos del Paleolítico Superior gracias al hallazgo en 2015 en la cueva Bacho Kiro en Bulgaria de un molar y cuatro pequeños fragmentos de hueso de Homo sapiens, junto a una gran colección de miles de huesos de bisontes, ciervos, caballos, osos de las cavernas y piedras.
Los análisis por radiocarbono de los huesos encontrados revelan que hace 45.000 años tuvo lugar la propagación del humano moderno en Europa, antes de lo que se pensaba
Los análisis por radiocarbono de los huesos humanos, así como de los animales, modificados por los Homo sapiens y utilizados como adornos y artefactos, revelan que hace 45.000 años, coincidiendo con la expansión de las tecnologías del Paleolítico Superior, tuvo lugar la propagación del humano moderno en Europa, antes de lo que se pensaba.
“Las fechas muestran que el Homo sapiens estuvo presente en esta región europea hace 45.800 años y probablemente su migración comenzó hace unos 47.000 años. Esta es la primera presencia comprobada del Homo sapiens en Europa”, detalla a SINC Helen Fewlass, primera autora de uno de los estudios e investigadora en el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, Alemania.
La datación gracias a datos moleculares
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores de más de veinte centros de investigación de todo el mundo realizaron un análisis morfológico y dataron con gran precisión el molar humano, que preservaba ADN, y los fragmentos óseos que fueron imposible de reconocer por su apariencia. El estudio de las proteínas, gracias a la espectrometría de masas, confirmó la pertenencia de estos huesos irreconocibles al Homo sapiens.
El trabajo proporciona la evidencia de la primera dispersión del Homo sapiens en latitudes medias de Eurasia, donde empezó a interactuar con las poblaciones neandertales
Junto a los restos humanos se hallaron numerosas herramientas de piedra y huesos de animales, con signos de modificación humana en sus superficies, que probablemente fueron cazados por su carne, pero también para el uso de artilugios.
“El aspecto más notable del conjunto faunístico es la extensa colección de herramientas óseas y adornos personales”, dice el zoólogo arqueólogo Geoff Smith del centro alemán. Los dientes de oso de las cavernas se convirtieron, por ejemplo, en colgantes, similares a los adornos que más tarde hicieron los neandertales en Europa occidental.
Según Fewlass, estos conjuntos de herramientas y adornos del inicio del Paleolítico Superior ya se habían encontrado en toda Eurasia, desde Europa central hasta Mongolia, pero “hasta ahora no había habido restos humanos directamente datados y asociados de forma segura con ellos”, subraya Fewlass.
“Se sospechaba que estos artilugios hubieran empezado a ser producidos por los primeros humanos modernos hace unos 48.000 años. Sin embargo, no había sido posible probarlo por falta de evidencia fósil. Ahora lo hacemos con nuestro trabajo en Bacho Kiro”, asegura a SINC Jean-Jacques Hublin, uno de los líderes de ambos trabajos e investigador en el instituto alemán.
La investigación proporciona así la evidencia de la primera dispersión del Homo sapiens en latitudes medias de Eurasia, donde empezó a interactuar con las poblaciones neandertales posiblemente ya en declive. Esta fue la primera oleada migratoria del humano moderno al continente, a la que siguieron otras.
Una convivencia de 8.000 años con los neandertales
Los hallazgos de Bacho Kiro muestran el periodo de transición entre los neandertales del Paleolítico Medio y los humanos modernos del Paleolítico Superior. Según la datación de los restos humanos hallados, esta transición pudo durar unos 8.000 años, hasta la extinción de los neandertales, hace entre 40.000 y 39.000 años.
“La presencia temprana de Homo sapiens en la cueva Bacho Kiro en el sureste de Europa implica un largo período de coexistencia de las dos especies en el continente europeo”, subraya Fewlass
“La presencia temprana de Homo sapiens en la cueva Bacho Kiro en el sureste de Europa implica un largo período de coexistencia de las dos especies en el continente europeo”, subraya Fewlass.
Durante esta larga etapa de coexistencia en la que el humano moderno innovó en la forma de hacer herramientas, el comportamiento de los neandertales pudo verse influido por los Homo sapiens en los últimos miles de años antes de que finalmente se extinguieran.
Prueba de ello es la similitud de los abalorios personales encontrados en la cueva búlgara con los fabricados por los últimos neandertales en el yacimiento francés de Grotte du Renne.