Instrumentos usados para la observación del Sol, un prototipo de un reactor de fusión nuclear o imágenes de observaciones desde el siglo XVII hasta hoy son solo algunas del centenar de piezas que, en CosmoCaixa y hasta el próximo 16 de octubre, acortan un poco la distancia que nos separa del Sol.
Los 150.000.000 kilómetros que nos separan de nuestra estrella parecen menos tras la visita al museo de la ciencia de la Fundación ”la Caixa” de Barcelona que acoge esta muestra producida en colaboración con el Science Museum of London, que puede verse ahora por primera vez fuera del Reino Unido.
Una colorida portalada da entrada a la muestra y permite observar un conjunto de impactantes imágenes retroiluminadas del Sol en diferentes longitudes de onda obtenidas por el satélite Solar Dynamics de la NASA. Nos abrimos así paso al primero de los cinco ámbitos de la exposición, dedicado al modo en que hemos usado el movimiento del Sol para definir y medir el tiempo.
Esta sección, que revela cómo las personas han intentado hallar un sentido al movimiento del Sol en el cielo, incluye 25 piezas históricas, entre ellas una esfera armilar del siglo XVI que ayudaba a determinar la posición de los cuerpos celestes; un astrolabio islámico de 1650, usado para calcular el horario de oración y localizar la dirección de La Meca, o ejemplares de relojes de sol, uno de ellos datado en 1400, de péndulo o mecánicos.
En el segundo apartado, ‘El Sol y la salud’ destaca una cama para tratar insolaciones en las personas durante el hach, la peregrinación a La Meca, y un aparato para tomar baños de sol inventado en 1891 por el médico estadounidense y magnate de los cereales John Harvey Kellogg. Además, una experiencia interactiva permite a los visitantes probarse digitalmente diferentes modelos históricos de las gafas de sol que se exponen.
Una de las 31 placas solares originales del techo de la Casa Blanca instaladas durante la presidencia de Jimmy Carter (1979), un firme defensor del desarrollo de la energía solar que quiso dar ejemplo a la sociedad americana, es una de las curiosidades de la sección ‘La energía del Sol’.
Las piezas aquí reunidas repasan inventos como los motores, los colectores o las placas solares, desarrolladas en sus inicios para alimentar a los satélites enviados al espacio. Además, uno de los primeros reactores de fusión, el ZETA (Zero Energy Thermonuclear Assembly), construido en 1958, se expone también en CosmoCaixa.
Una instalación de realidad aumentada de gran formato, producida por la Fundación ”la Caixa”, muestra diferentes procesos poco conocidos por el gran público, como las reacciones de fusión nuclear, el camino de los fotones o las características del campo magnético solar. Este módulo permite también reflexionar sobre la evolución futura del astro hasta que llegue a su fin, en unos cinco mil millones de años.
En el mismo apartado, una colección de observaciones solares desde el siglo XVII hasta la actualidad que nos permiten admirar la belleza de las manchas solares o de las protuberancias, pero también fenómenos como los eclipses de sol.
Entre estas imágenes, se incluyen las obtenidas en diciembre de 2019 por el telescopio Inouye, en Hawái, que muestran la apariencia de una pequeña región de la fotosfera solar con la resolución más alta que se haya obtenido jamás desde la Tierra.
Y como colofón a la muestra, una impactante instalación audiovisual inmersiva de gran formato presenta imágenes reales del Sol obtenidas por diferentes misiones espaciales y nos recuerda que la fascinación por el astro rey sigue intacta.