Los orígenes de la filosofía, el nacimiento del cristianismo, la caída de Roma, la revolución científica o los grandes conflictos bélicos del siglo XX no pueden entenderse sin las emociones. Richard Firth-Godbehere (Sheffield, 1976), miembro asociado de The Centre for the History of Emotions de Londres, es considerado uno de los principales especialistas mundiales en el ámbito de las emociones.
Lleva más de una década estudiando la historia de las emociones. Licenciado Historia de las Ideas por la Universidad de Londres, se interesó desde muy joven en el papel que las emociones pudieron jugar en la caza de brujas. Al combinar la historia de la cultura con la historia de las ideas, empezó a desarrollar una teoría sobre las emociones, especialmente sobre el asco y la repugnancia. De hecho, su tesis doctoral se tituló ‘Comprender los opuestos del deseo: la prehistoria de la repugnancia, 1600-1760’.
“Creo que es un tema importante, pero que el público no conoce demasiado. Casi todos los libros sobre el tema están dirigidos a una audiencia académica. Decidí que quería escribir un libro para que más gente pudiera estar tan emocionadas y apasionada por el tema como lo estoy yo”. Homo emoticus. Una historia del humanidad a través de las emociones es su primer libro.
Pregunta. ¿Son las emociones lo que nos hace humanos?
Respuesta. Creo que la mayoría de los animales experimentan sentimientos; algunos investigadores incluso piensan que las cucarachas huyen de los humanos porque piensan que somos repugnantes. Los humanos podemos evaluar nuestros sentimientos como ninguna otra especie. Debido a nuestros grandes cerebros y la forma en que los humanos forman culturas con esos cerebros, las emociones para nosotros son más que un simple estímulo que conduce a una respuesta. Más incluso que una simple reacción.
Los sentimientos nos definen, nos impulsan. Nos hacen como individuos. Lo que vestimos, los trabajos que hacemos, con quién nos casamos, dónde elegimos vivir, nuestros lazos familiares, quiénes son nuestros amigos… Esa profundidad de sentimiento es probablemente exclusiva de los humanos (con la posible excepción de los grandes simios y los cetáceos).
P. ¿De qué manera han intervenido las emociones en el viaje evolutivo?
R. Esta podría ser una respuesta muy larga, así que solo le daré un par de ejemplos: el más clásico es el miedo. Imagine a dos de nuestros ancestros lejanos caminando de regreso de recolectar nueces y bayas. Oyen un susurro en un arbusto. Uno de ellos siente miedo y huye. El otro no siente miedo, avanza y es devorado por un oso. Ser devorado por osos es una forma segura de no propagar tu ADN a la próxima generación, por lo que el miedo evolucionó para protegernos.
Una vez que se han calmado, el antepasado que no fue devorado por el oso regresa al campamento con sus bayas. Algunos de los aldeanos comen todas las bayas que pueden conseguir. Otros, solo comen un poco, porque muchas de las bayas se ven, huelen y saben repugnantes. Los que no estaban asqueados por las bayas podridas enferman y, como el pobre hombre comido por el oso, no viven lo suficiente para transmitir su ADN. Cada sentimiento simple que experimentan los humanos tiene una historia de origen similar: el deseo nos hace querer hacer cosas beneficiosas, la alegría nos hace querer hacer esas cosas de nuevo, la ira nos ayuda a defendernos del daño y así sucesivamente. Sin esos sentimientos, los humanos se habrían extinguido hace mucho tiempo.
"Las emociones para nosotros son más que un simple estímulo que conduce a una respuesta. Más incluso que una simple reacción. Los sentimientos nos definen, nos impulsan. Nos hacen como individuos"
P. ¿Están las emociones detrás de toda civilización?
R. Creo que sí. Las investigaciones muestran que es imposible diferenciar las emociones de la razón, por lo que incluso la civilización mejor planificada tiene un elemento de emoción en sus inicios. Las personas que formaron estas civilizaciones y religiones deseaban algo: seguridad, vidas más fáciles, pertenecer, comprender por qué el mundo es como es y tener menos miedo. Todo vuelve a las emociones. Nadie se ha convertido honestamente a una creencia religiosa o política usando la razón pura.
P. ¿Qué emoción lleva a una persona como Putin a invadir otro país?
R. Es difícil especular, pero Putin es un ejemplo clásico de lo que se conoce como "el nuevo hombre soviético". Esta era la idea de que un 'buen soviético' era capaz de controlar sus sentimientos y desarrollarse a través de su amor a la patria. Todos los sentimientos y acciones debían estar al servicio del país. Putin añora la vieja Rusia, la Rusia de los zares y los soviets. La Rusia que era una superpotencia, que tenía influencia, que importaba. Es su amor concentrado por ese mito lo que le impulsa. Un sentimiento fuera de lugar y peligroso.
P. ¿Cómo encajan las emociones en los tiempos del Big Data y la inteligencia artificial?
R. Bueno, el propósito es desarrollar una inteligencia artificial que también pueda leer y sentir emociones, con el fin de ser 'más humanos'. Parte de esto se debe a buenas razones: aplicaciones telefónicas que pueden rastrear sus emociones y ayudarlo con su salud mental, dispositivos que pueden leer el estrés en su voz mientras conduce y tomar el control de la conducción hasta que se haya calmado un poco. Pero todo esto tiene un lado siniestro: sistemas de cámaras que alertan a las autoridades cuando está mostrando las emociones "incorrectas", detectores de mentiras de IA que leen sus sentimientos, proyectos de Big Data que rastrean internet para encontrar palabras clave para que los políticos puedan usar ese conocimiento para manipular a las personas…
El problema es que, debido a la naturaleza de la computación y la programación modernas, muchos de estos proyectos utilizan ciencia antigua y simple que tiene décadas de antigüedad. Ciencia que afirma que todos los humanos tenemos seis emociones básicas: alegría, tristeza, miedo, ira, disgusto y sorpresa. La investigación moderna muestra que esta vieja visión es incorrecta. Las emociones no son tan simples. La tecnología se está quedando atrás a medida que comprendemos lo complejas que son las emociones.
[La galaxia digital empieza a hablar español]
P. ¿Son las emociones lo que nos diferencia de las máquinas?
R. Le respondo, a su vez, con dos preguntas: ¿Cómo se sabe la diferencia entre una máquina que finge perfectamente sentir emociones y una máquina que realmente siente emociones? ¿Cómo se sabe si alguien realmente siente emociones, que no está fingiendo? Respóndalas y hágaselo saber a un computador afectivo. Podría conseguir el Premio Nobel.