Descubren un nuevo mecanismo que regula el reloj biológico y la hormona del apetito
El estudio, apoyado por la Fundación "la Caixa", pone el foco en el papel del succinato y su relación con la leptina, hormona que regula la sensación de saciedad
18 abril, 2023 01:46Un estudio liderado por el grupo de investigación en Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (DIAMET), del Institut d'Investigació Sanitària Pere Virgili (IIPSV) y vinculado al Hospital Universitari Joan XXIII de Tarragona, ha permitido conocer el mecanismo a través del cual los adipocitos (las células que principalmente componen el tejido adiposo o grasa corporal) producen la leptina, una de las principales hormonas que regula el apetito.
En el trabajo, publicado en Cell Metabolism, se ha identificado, además, que este nuevo mecanismo regula el reloj biológico de las células de la grasa. De hecho, hoy en día se sabe que los adipocitos tienen un reloj interno propio (independiente de factores externos como la luz), imprescindible para que el tejido adiposo realice correctamente sus funciones.
El descubrimiento histórico de la leptina como hormona secretada por los adipocitos en la década de 1990 supuso un cambio de paradigma al poner de manifiesto que la grasa corporal debe ser considerada un órgano endocrino activo que regula el apetito y el peso corporal. Desde entonces, y a pesar de que numerosos trabajos científicos han estudiado cómo la leptina actúa en el sistema nervioso central (inhibiendo la ingesta al producir la sensación de saciedad) y por qué en las personas con obesidad este mecanismo no funciona correctamente, no se habían hecho avances significativos en lo que respecta al proceso de producción de esta hormona en el tejido adiposo.
"A día de hoy, el control del peso corporal sigue siendo un desafío tanto para los investigadores como para los médicos". Sonia Fernández-Veledo
“Nuestro estudio -explica a El Cultural Sonia Fernández-Veledo, directora del Grupo DIAMET y responsable del trabajo- demuestra que el succinato (metabolito que se produce de manera natural tanto por nuestras células como por la microbiota intestinal), a través de su receptor SUCNR1, regula los genes reloj y la producción de leptina por parte de los adipocitos. En los pacientes con obesidad, donde hay hiperleptinemia pero resistencia a la acción de la hormona (el cerebro no responde a la señal de saciedad) este sistema dependiente de succinato está hiperactivado, ya que los pacientes con obesidad tienen niveles circulantes de succinato elevados, pero además los adipocitos expresan más receptor. Creemos que la desactivación de esta ruta, disminuyendo los niveles de succinato por ejemplo, podría restaurar los niveles de leptina. De este modo podría recuperarse su función "saciadora". Esta puede ser una alternativa terapéutica muy prometedora para los pacientes con obesidad, a los que no les funciona el mecanismo de freno de la ingesta que de manera normal tiene nuestro organismo. Nuestro grupo trabajará en este sentido durante los próximos años”.
La investigadora considera que “el succinato y su receptor tienen otras funciones fisiológicas que hasta ahora son desconocidas, y que estas funciones, igual que hemos visto en el tejido adiposo, están alteradas en una situación patológica. Estamos trabajando para entender el funcionamiento de este sistema también en el hígado. Esto tendría repercusiones en la enfermedad de hígado graso. También estamos estudiando su función en el páncreas, que podría tener implicaciones en la diabetes. Todas ellas son en realidad enfermedades metabólicas estrechamente ligadas a la obesidad”.
Para Fernández-Veledo, el principal problema de este tipo de investigaciones es cómo trasladar el conocimiento a los pacientes: “Si bien nos falta mucho por aprender, sobre todo cómo los diferentes órganos integran las señales y actúan de manera conjunta, el avance científico en los últimos años ha sido espectacular. No obstante, parece ser insuficiente ya que, a pesar de este tipo de avances, a día de hoy el control del peso corporal sigue siendo un desafío tanto para los investigadores como para los médicos”.
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El estudio ha recibido financiación de la convocatoria CaixaResearch de Investigación en Salud (de la Fundación ”la Caixa”) y de la Agencia Estatal de Investigación (Ministerio de Ciencia e Innovación). Ha sido posible gracias también a varias instituciones: el Centro de Investigación Biomédica en Red - Diabetes y Enfermedades Metabólicas (CIBERDEM), el CIBER de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN), los Centres de Recerca de Catalunya (CERCA), la Universitat Rovira i Virgili (URV), el Hospital Universitari Joan XXIII, el Instituto de Investigaciones Biomédicas Alberto Sols, el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL), el Institut d’Investigacions Biomèdiques (IBI) Sant Pau, la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), el Institut d’Investigació Biomèdica de Girona (IDIBGI) y la Universitat de Girona.