Jeffrey Gordon ha sido el pionero en el estudio de la microbiota humana y su influencia en la salud. Bassler y Greenberg son pioneros en el estudio de la comunicación entre bacterias mediante el sistema denominado quorum sensing. ¿Por qué son tan importantes estos descubrimientos?
Muchos se imaginan que las bacterias son microorganismos unicelulares solitarios que viven aislados flotando en suspensión. Pero nada más lejos de la realidad. La mayoría de las bacterias viven en comunidad formando microcolonias de millones de individuos en el suelo, en el curso de un río, alrededor de las raíces de las plantas o en nuestro interior sobre el epitelio del intestino o en las encías de nuestra boca.
Pero, además de estar juntas las bacterias se comunican entre sí, tienen su propio lenguaje, y esto es lo que descubrieron Bassler y Greenberg. Las bacterias son capaces de saber que están en grupo y de hacer cosas que no harían cuando están solas. Es un fenómeno que se denomina ‘percepción del quorum’ (o quorum sensing, en inglés): un mecanismo para evaluar la densidad de la población y llevar a cabo una nueva función todas juntas.
Conocer la “vida social” del mundo microbiano puede suponer un cambio de paradigma en medicina
Por ejemplo, una bacteria que libera una toxina no tendrá ningún efecto si ella sola es la que la libera, es una pérdida de tiempo y de energía. Sin embargo, si están presentes muchas bacterias juntas, la liberación coordinada de esa toxina puede tener un efecto devastador. Para que funcione este sistema, las bacterias liberan una molécula señal o inductora al exterior que difunde a su alrededor. Si son muchas las bacterias que hay alrededor, la concentración de inductor en el medio será muy alta, y podrá entrar al interior de la célula.
El inductor dentro de la célula actuará como una señal para activar o desactivar la expresión de un determinado gen o función. Solo si hay un número suficiente de bacterias, si hay quorum, el sistema se activará. De esta forma tan sencilla pero elegante, las bacterias se comunican entre ellas y son capaces de producir y liberar desde polisacáridos para formar biopelículas hasta toxinas.
Pero todavía hay más. Las bacterias también se comunican y se relacionan con nuestras propias células. Nuestro organismo está repleto de miles de millones de microorganismos (no solo bacterias, también virus, hongos, levaduras y otros) que viven en nuestro interior y en nuestra piel. Es lo que se denomina la microbiota. Gordon fue pionero en demostrar que nosotros somo un ecosistema lleno de millones de interacciones entre esos microorganismos y nuestras células. Una microbiota numerosa y diversa es sinónimo de salud.
[Y los microorganismos heredarán la Tierra]
La microbiota intestinal activa y entrena nuestro sistema inmunitario, evita que seamos colonizados por otros microorganismos patógenos, mantiene y favorece la barrera intestinal, regula el proceso inflamatorio, degrada sales biliares y otros compuestos, produce ácidos grasos de cadena corta, vitaminas, neurotransmisores y hormonas, etcétera. Cuando esa comunicación o equilibrio entre nuestras células y la microbiota se altera, lo que se denomina disbiosis, las consecuencias para nuestra salud son muy negativas.
Se han descrito más de 300 enfermedades relacionadas con una alteración o cambios en la microbiota: desde obesidad, diabetes, enfermedades autoinmunes, o inflamación intestinal hasta depresión, autismo o Alzheimer. Conocer esta “vida social” del mundo microbiano, cómo se comunican las bacterias entre sí y su relación con nuestro organismo puede suponer un cambio de paradigma en la medicina personalizada del futuro.