Image: El Universo, ¿destino futuro de los humanos?

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Entre dos aguas por José Manuel Sánchez Ron

El Universo, ¿destino futuro de los humanos?

15 diciembre, 2017 01:00

El Curiosity en uno de sus "paseos" por Marte. Foto: NASA

¿Existe la posibilidad de que Marte sea colonizada por humanos en un futuro no muy lejano? ¿Hay condiciones para la supervivencia y el asentamiento? Sánchez Ron "viaja" al Planeta Rojo a bordo del vehículo Curiosity para analizar las características de su superficie y de su atmósfera.

La semana pasada expliqué algunas de las características de Marte, características que han ido cambiando ya que el planeta ha ido evolucionando a lo largo de sus, aproximadamente, 4.500 millones de años de existencia. Por ejemplo, ahora no posee campo magnético, no desde luego global, pero parece que sí lo tuvo en el pasado, aunque fue disminuyendo hasta prácticamente desaparecer al irse enfriando su núcleo. Con respecto al agua, elemento fundamental para la vida humana, la hubo y en cantidad suficiente como para que existieran ríos que erosionaron la superficie del planeta, así como para formar lagos y mares temporales. Actualmente el agua existe, básicamente, en forma de hielo, aunque parece que parte de ella podría adoptar forma líquida en función del ciclo climático marciano, que depende de la trayectoria de su órbita y orientación al Sol.

Pero la pregunta que más interés despierta es la de la posible existencia de vida en Marte. Entre las condiciones que se supone deben existir en un planeta para que pueda sostener vida, tal y como la conocemos en la actualidad, se halla la de disponer de agua líquida, como solvente capaz de mantener una bioquímica compleja y las fuentes energéticas necesarias para procesos metabólicos. No obstante, temperaturas extremas, una acidez elevada o la radiación pueden impedir la existencia de vida, aun existiendo agua.

Ya señalé que la escasa atmósfera marciana contiene una alta proporción de dióxido de carbono, en torno al 95 por ciento, un gas muy tóxico para los humanos pero no para las plantas que, en la fotosíntesis, utilizando la energía de la luz solar, lo absorben produciendo oxígeno y un azúcar rico en energía. De hecho, la atmósfera terrestre actual es producto de semejante proceso, lo que conduce a deducir que si no existe ahora oxígeno en la atmósfera de Marte debe de ser por la ausencia significativa de vegetación. Sin embargo, la existencia de dióxido de carbono significa que colonos terrestres podrían extraer de él el oxígeno que necesitan (también les seria posible obtener agua líquida de depósitos de hielo).

Además de dióxido de carbono, el vehículo Curiosity ha detectado variaciones temporales en las emisiones de metano, que indican la existencia de fuentes específicas, aunque se desconoce si éstas son de naturaleza biológica o no. Y también ha recogido muestras de rocas, habiéndose encontrado en ellas moléculas orgánicas, claro que éstas podrían haberse producido en Marte o haber llegado en meteoritos. La presencia de este tipo de moléculas es importante porque contienen carbono e hidrógeno, dos de los pilares químicos de la vida terrestre.

No sabemos, en definitiva, si en Marte hay vida en algún recoveco escondido, pero lo que sí parece deducirse de lo que se ha encontrado hasta el momento es que se dieron en el pasado condiciones favorables a su existencia. En cualquier caso, parece que el Planeta Rojo no desborda, en modo alguno, de vida. Y si es así, ¿tiene sentido enviar misiones tripuladas a él? En su favor está, desde luego, el que es el planeta más cercano a la Tierra, aparte del aún más inhóspito Venus.

Es esta la vieja, sempiterna, cuestión, a la que, por supuesto, se puede responder diciendo: "Porque está ahí", una contestación familiar a, por ejemplo, todos aquellos que exponen sus vidas tratando de ascender a las cumbres más altas de la Tierra. Sólo que el caso de Marte es muy diferente. Para los humanos constituye un reto inigualable, pleno de riesgos, pero asimismo de grandes enseñanzas científicas. Uno de esos riesgos es la mencionada ausencia de una magnetosfera que desvíe rayos cósmicos y radiación ultravioleta, que podría causar a posibles astronautas males como cáncer, enfermedades oculares, cardíacas y circulatorias. Pero hay muchos otros, empezando por un viaje de unos seis meses, durante los cuales los viajeros estarían expuestos a recibir una radiación, al menos, 16 veces mayor que la anual aceptada en la Tierra. Otro problema reside en la gravedad marciana, que es un 62 por ciento menor que la de la Tierra, lo que implica que en estancias prolongadas los astronautas perderían masa muscular y ósea.

Las dificultades son numerosas, pero, a pesar de todo, Marte atrae irresistiblemente a los humanos. En 2011, por ejemplo, un holandés, Bas Lansdorp, creó una organización sin ánimo de lucro, ‘Mars One', cuyo fin es establecer una colonia permanente en Marte a partir de 2027. Permanente quiere decir, en este caso, que el viaje de los astronautas-colonos seria únicamente de un sentido, algo que evita muchos problemas. Enseguida, más de cuatro mil personas presentaron su candidatura.

Colonizar un lugar implica que las personas vivirán, morirán y se reproducirán allí. Es probable, sin embargo, que la débil gravedad marciana afecte a embarazos, nacimientos y crecimiento. No se sabe mucho sobre estos efectos en humanos (por razones obvias, no se realizan experimentos), sí algo en peces, anfibios y aves. Estudios realizados en estas especies han mostrado que la fertilización no es diferente en condiciones de microgravedad a la que tiene lugar en condiciones normales, pero resultados obtenidos por investigadores japoneses, que se han ocupado del desarrollo de embriones de ratones, sugieren que la situación es diferente, más problemática, en el caso de los mamíferos.

Se dice a veces que el futuro de la humanidad está fuera de la Tierra. Si se piensa en Marte como futuro hogar, francamente creo que las dificultades que plantea sobrevivir allí son inmensamente mayores que las soluciones necesarias para resolver los muchos problemas que padece nuestra querida Tierra. Y no olvidemos que a muy largo plazo, dentro de entre 5.000 y 6.000 millones de años, cuando el Sol se convierta en una gigante roja e invada parte de los nichos que ocupan planetas del Sistema Solar, el destino de la Tierra y Marte será el mismo: desaparecer. Seguramente, ya lo habrá hecho mucho antes nuestra especie. Y en lo que se refiere a viajar a otros sistemas solares, ¡están tan lejos!