Huellas de la evolución y del cosmos
Este año, todavía maldito sanitariamente, no ha sido distinto aunque es cierto que no se han producido novedades “rompedoras”
31 diciembre, 2021 09:00Identificamos problemas sociales de todo tipo que consideramos imprescindible subsanar, pero ello no impide que puedan mantenerse sin resolver año tras año. La ciencia es diferente, pues, poco o mucho, avanza constantemente. Y este año, todavía maldito sanitariamente, no ha sido distinto aunque es cierto que no se han producido novedades “rompedoras”. Entre los avances realizados quiero recordar en primer lugar dos que tienen que ver con un campo que nos es particularmente cercano, el de nuestros orígenes, el de averiguar qué otras especies de homínidos nos precedieron. Uno es el redescubrimiento de cinco huellas de un miembro de una enigmática especie de homínido que estaba cruzando una zona de cenizas volcánicas húmedas, situada en el enclave africano de Laetoli (Tanzania), hace alrededor de 3,66 millones de años.
La ciencia avanza constantemente, aunque este año no se hanproducido novedades “rompedoras”
He dicho “redescubrimiento” porque ya se habían encontrado en 1976, pero entonces se las consideró difíciles de clasificar; se pensó que acaso se debieran a un oso joven que, erguido en dos patas, caminó unos pasos. Estudios publicados el 1 de diciembre de este año concluyen que por su forma y disposición las huellas pertenecen a una especie de Australopithecus diferente a la que se encontró en 1978 en una zona próxima, atribuida a Australopithecus afarensis, también conocida como la “especie de Lucy”. La conclusión es que diferentes especies circularon por el este de África, aproximadamente al mismo tiempo. También analizando huellas fosilizadas, que intensos temporales y mareas han desvelado en la playa onubense de Matalascañas, se ha concluido que por allí transitaron neandertales durante el Pleistoceno Superior (hace entre 128.00 y 74.000 años). Es increíble que con tan poca información como unas huellas de pie se pueda deducir tanto.
Mucho se ha hablado de las erupciones volcánicas de La Palma, hasta el punto de que se ha situado a la vulcanología entre las novedades más destacadas del año. Sí, pero lo que ha mostrado este fenómeno es lo mucho que se ignora de lo que sucede en el interior de la Tierra, y cómo se comporta éste. Las frases más repetidas por los vulcanólogos son del tipo: “No sabemos cuánto tiempo durarán las erupciones”, “Hoy han disminuido, pero acaso mañana podrían a aumentar”. Nada de esto rebaja el interés de los estudios que están llevando a cabo los vulcanólogos, es más, sirve para recordar que la ciencia también progresa cuando se encuentra de frente con fenómenos que solo puede explicar de manera incompleta. Los datos –abundantes en el caso de La Palma– ayudarán a que la vulcanología progrese. Otro tanto sucederá con los datos de las observaciones que se obtendrán con el Telescopio Espacial James Webb, por eso su lanzamiento constituye otro de los hitos científicos de 2021.
Quiero recordar, asimismo, otro lanzamiento, el de la nave espacial Dart de la NASA el 24 de noviembre. Su objetivo es chocar, y así desviar, un asteroide doble, Didymos y Dimorphos, en un viaje que le llevará a 11 millones de kilómetros de distancia. Se trata de un ensayo para combatir un enemigo siempre en ciernes: que un gran asteroide choque contra la Tierra y que provoque algo similar a lo que sucedió hace 65 millones de años y que significó la desaparición de un gran número de especies, los dinosaurios entre ellas.
Y un último “hito”, negativo en este caso. El fracaso de la Cumbre Climática de Glasgow. La ciencia alerta, pero la sociedad, la política, van por caminos más lentos de lo necesario.