Un año de series
No hay límite de títulos. Están colocadas por orden alfabético. Problemas: todas las series son de plataforma, la gran mayoría son estadounidenses, y hay muy pocas creadas por mujeres. 'Bosch', 'The Good Fight' y 'Gomorra' entre las mejores
No hay límite de títulos. Están colocadas por orden alfabético. Problemas: todas las series son de plataforma, la gran mayoría son estadounidenses, y hay muy pocas creadas por mujeres, faltas que hablan tanto de las carencias de este cronista como de determinados rasgos coyunturales que siguen perpetuándose. Valga este ranking como ampliación del publicado el pasado viernes 24 en nuestra edición en papel.
22 de julio (Gjyljeta Berisha, Pål Sletaune, 2020 / Filmin)
De entre la cosecha nórdica que Filmin importa cada año para nuestro disfrute -y acordándome de que, por falta de tiempo, el año pasado quedó fuera de la selección esa barbaridad que es The Investigation (Tobias Lindholm, 2020)- me quedo con esta miniserie que se esfuerza por confeccionar un minucioso examen de las posibles causas que desembocaron en el homicidio múltiple que tuvo lugar el 22 de julio de 2011 en la isla de Utoya y de las consecuencias que la matanza tuvo en la sociedad noruega. Para hacer memoria a propósito de la serie, pulsen aquí.
Un apunte, la otra gran sorpresa nórdica de este año fue de The Minister (Birkir Blær Ingólfsson, Jónas Margeir Ingólfsson & Björg Magnúsdóttir, 2020), una miniserie que empezaba como Borgen y terminaba como Boss en la que, partiendo de la figura de primer ministro con problemas mentales, se analizaba con frialdad de cirujano el estado de la política islandesa (y, por extensión, del país).
Bosch (Eric Overmeyer, 2014-2021 / Amazon Prime Video)
En una época en la que la miniserie se ha convertido en el formato dominante, incluir en este listado la temporada final de Bosch constituye una reivindicación de las series ‘de toda la vida’, esas que te permiten crear vínculos afectivos con los personajes, que se rearman con el paso del tiempo (¿cómo no sufrir altibajos tras siete años en antena?) y que explotan a conciencia la longitud propia de la serialidad -de llevarla al día, seguramente Endeavour (Russell Lewis, 2013-?), otra de las producciones que mayor partido extrae de las viejas posibilidades de la narración seriada, también figuraría en este top.
Los motivos de su inclusión en la lista quedaron sobradamente expuestos aquí, pero resumámoslos en que la serie de Eric Overmeyer basada en las novelas de Michael Connelly es una digna heredera de los grandes policíacos del siglo XXI (The Wire y The Shield) que, además, asume muy conscientemente el legado de teleficciones clásicas que van de Las calles de San Francisco (Quinn Martin, 1972-1977) a las creaciones de Steven Bochco o a Homicidio (Paul Attanasio, 1993-1999) e incluso, en un ejercicio de arqueología televisiva, a Patrulla de tráfico (Frederick W. Ziv, 1955-1959) o El pistolero de San Francisco (Herb Meadow & Sam Rolfe, 1957-1963).
Condena (Jimmy McGovern & Lewis Arnold, 2021 / Movistar +)
Concisa, filmada con un rigor inusual y con dos actores espléndidos (Stephen Graham y Sean Bean), Condena es un drama carcelario alejado de los tópicos, reacio a los juicios morales y escrito con una inteligencia tal que a partir de un (falso) enfrentamiento entre dos personajes principales bosqueja un crudísimo retrato de la vida carcelaria y de los reclusos, sin olvidarse de poner en solfa los fallos del sistema. Para más información, hagan click.
Curb Your Enthusiasm (Larry David, 2000-? / HBO Max)
Larry David, el maestro de la comedia irascible sigue sin bajar ni un milímetro el nivel. En la undécima temporada de su show, la revocación de una norma municipal que obliga a vallar las piscinas termina con David iniciando un noviazgo con una concejala a la que detesta para que revoque la ley y así pueda despedir a una actriz nefasta a la que ha tenido que contratar para evitar la denuncia del padre de esta (por un incidente con esa valla que Larry se niega a instalar en su piscina). Esta trama de largo recorrido sirve para encadenar capítulos desternillantes (con ‘The Watermelon’ a la cabeza) en los que el cómico de Brooklyn desmonta las absurdeces de su cotidianeidad, arremete contra asentadas convenciones sociales de dudosa lógica y se mantiene fiel a un personaje que siempre termina siendo víctima de su propio egoísmo (y su talento para tomar malas decisiones). La crítica que vierte sobre el funcionamiento y la selección de proyectos de las plataformas de streaming es tan atrevida como genial, ¿quién se atreve a meterse con Netflix y Hulu desde HBO sin necesidad de cambiar ni un solo nombre y siendo más sutil de lo que, en primera instancia, pueda parecer (ojo a quien elige los proyectos en cada caso)?
Exterminad a todos los salvajes (Raoul Peck, 2021 / HBO Max)
En un año en el que apenas frecuenté las miniseries documentales -demasiado true crime, demasiado rockumentary-, el último y polémico trabajo del cineasta haitiano Raoul Peck me trituró las meninges. Lección de contrahistoria desde la perspectiva de la comunidad negra, revisión crítica de la propia obra y de la ajena e incendiario collage activista, Exterminad a todos los salvajes se eleva como la cima de un ramillete de propuestas contemporáneas cuyo objetivo ulterior no es otro que reescribir el pasado añadiendo aquellos puntos de vista soslayados por las blanquísimas versiones oficiales. Un tifón conceptual.
Ferrocarril subterráneo, El (Barry Jenkins, 2021 / Amazon Prime Video)
Por azares del diccionario, he aquí otro de los proyectos -quizá el más ambicioso- que plantea una reinterpretación de la historia de Estados Unidos en clave afroamericana. El oscarizado Barry Jenkins adapta la novela homónima de Colson Whitehead para impugnar el mito fundacional norteamericano, manteniéndose fiel a su exuberante manera de entender el lenguaje audiovisual. Estamos ante una odisea individual, ambientada en el siglo XIX, que narra la huida de Cora (Thuso Mbedu) desde una plantación en Georgia hasta que encuentra su camino hacia un futuro incierto. Un relato monumental que atraviesa los USA de sur a norte, como un río larguísimo jalonado de irregularidades (capítulos de distinta duración, secuencias brillantísimas y otras de dudosa ejecución). Una miniserie que explota a conciencia las posibilidades del streaming y que habla de una América injusta, compleja e iracunda, de una civilización construida sobre las bases del genocidio y la esclavitud y de un movimiento que, cargando con sus contradicciones, no descansará hasta conquistar la igualdad. De hecho, la historia de Cora se forja a partir de una falta irreparable (la de su madre), al igual que la historia de los afroamericanos se explica a partir de la libertad negada. Esa ausencia queda paliada (parcialmente), con la creación de ese ferrocarril que apela a la hermandad entre afroamericanos, pero también a una parahistoria que ha ido labrándose bajo tierra, escrita en libros secretos, ignorada por los manuales oficiales.
Gomorra (Leonardo Fasoli, Stefano Bises, Roberto Saviano, Ludovica Rampoldi & Giovanni Biancon, 2014-2021 / HBO Max)
Hace apenas una semana terminaba para siempre la que ya es, por méritos propios, una de las grandes series europeas del siglo XXI. Adaptación libre y versión extendida del ensayo de Roberto Saviano, Gomorra figurara en el olimpo continental de la teleficción junto a producciones como Borgen, Doctor Who, Deutschland 83 o Bron/Broen. Puesto que a su temporada final le dedicamos un amplio análisis la semana pasada, no es necesario que nos extendamos más glosando sus numerosas bondades.
Good Fight, The (Michelle King & Robert King, 2021 / Movistar +)
Junto con Bosch, la otra gran serie ‘larga’ importante de 2021. Tras cuatro años de administración Trump, los King se interrogan a propósito del futuro de los Estados Unidos en este drama legal cuya precisión rítmica y compositiva (que ya viene marcada por el genérico) domina una puesta en escena eminentemente clásica. La pareja de guionistas, siempre dispuesta a tomarle el pulso a la actualidad, aborda, a partir de la relación entre Diane Lockhart (Christine Baranski) y Liz Reddick (Audra McDonald), los problemas en torno al género y la raza que dividen a una sociedad cada vez más compleja. Tanto que acaba por determinar que -y este el otro gran tema de esta quinta temporada- el sistema de justicia estadounidense (y, por extensión, el sistema en general) no funciona correctamente y necesita serios ajustes para dar cuenta de una realidad multiforme con un abanico de casuísticas inacabable que exige, por una parte, la mejor dotación de medios posible y, por la otra, a una ciudadanía formada e informada. Para rematar la faena, los King presentaron este año la segunda entrega de la disfrutona Evil (y The Bite).
Hacks (Lucia Aniello, Paul W. Downs & Jen Statsky, 2021 / HBO Max)
El pasado 15 de diciembre, HBO Max estrenó una de las grandes comedias de la temporada. Hacks plantea un duelo generacional entre una cómica de stand-up que lleva décadas triunfando con su show en Las Vegas (Jean Smart) y una joven guionista a la que su falta de sentido de la medida ha dejado en el paro (Hannah Einbinder). La segunda tendrá que ayudar a la primera a reflotar un espectáculo al que los promotores ya le han puesto fecha de caducidad. El problema está en que la convivencia entre ambas adquiere los tintes de una partida de mus entre Florentino Pérez y Javier Tebas (el nivel de pullas es igual de barriobajero, pero aquí hay mucho más ingenio y mucho más charme para el insulto). Además de todo eso, la pátina visual de la serie, fijada por la propia Lucia Aniello, supera con creces el nivel habitual de la comedia televisiva. Solo la presentación del personaje de Deborah Vance (Jean Smart) ya da una idea de lo que nos vamos a encontrar: las bambalinas de un mundo, el del espectáculo, mucho más oscuro del que el público ve, lleno de artistas caprichosos y ególatras que se han forjado una personalidad que no es más que un reflejo de su verdadero carácter (ese que casi nadie conoce).
Historia de Lisey, La (Pablo Larraín, 2021 / Apple TV)
Pese a sus desequilibrios, el penúltimo trabajo del chileno Pablo Larraín merece ser reivindicado por su condición de contenedor de potencialidades. Esta adaptación de la novela homónima de Stephen King está concebida como un loop irregular e intermitente que arremete contra las más asentadas convenciones narrativas que dominan la serialidad. Está llena de repeticiones que lejos de minusvalorar la capacidad de inferencia del espectador se erigen como la razón de ser de una historia que se tornará confusa y arbitraria para aquellos habituados a las convenciones. Los que estén dispuestos a darle una oportunidad (y a pensarla detenidamente), se toparán con una ficción liquida (con continuas idas y venidas orquestadas a partir de un refinadísimo montaje) que nos habla del poder curativo de las historias. Si quieren sumergirse en ella, pulsen aquí.
Invencible (Robert Kirkman, Ryan Ottley & Cory Walker, 2021 / Amazon Prime Video)
Junto con Arcane (Christian Linke & Alex Yee, 2021), que todavía no he podido terminar, Invencible es una de las grandes golosinas animadas de este año. Y lo es por esa estética ‘anticuada’ que se va ensuciando de rojo sangre a medida que la serie avanza, por ofrecernos una historia de superhéroes despiadada, atravesada por una brutalidad que retuerce algunos de los argumentos canónicos del subgénero y por dejar en el aire un puñado de preguntas con difícil respuesta a propósito de la administración del poder.
Libertad (Enrique Urbizu, 2021 / Movistar +)
No ha sido un año propicio para la teleficción española. En mitad de este panorama gris, descolló el último trabajo de Enrique Urbizu, heterodoxa aproximación al bandolerismo que hunde sus raíces tanto en el clasicismo de cineastas como Anthony Mann o Budd Boetticher, como en aquellas primeras obras que transgredieron sus cánones y que llevaron la firma de directores como John Ford o Sam Peckinpah. Se le pueden reprochar desajustes en la escritura, pero no ha habido en este 2021 ninguna serie española con el nivel de enjundia formal que presenta Libertad (aquí el análisis). Tampoco le benefició el extraño lanzamiento comercial ideado por Movistar + y A Contracorriente, un estreno simultáneo en formato serial para la plataforma y como largometraje para salas de cine, todo ello en plena pandemia, con el sector de la exhibición maltrecho por las restricciones de aforo y con los potenciales espectadores teniendo la opción de quedarse resguardados en su sofá, en lugar de ‘arriesgarse’ yendo a un cine.
Master of None presenta: momentos de amor (Aziz Ansari & Alan Yang, 2021 / Netflix)
Cuando se estrenó la tercera temporada de Master of None dije públicamente que no escribiría nada sobre ella porque me parecía imposible mejorar este texto del cineasta argentino Juan Villegas. Destaco la frase final de su escrito, no solo para animarles aun más a que lo lean, sino para darle el valor que merece a la última creación de Ansari y Yang. “Es posible que con la temporada 3 de 'Master of None' el cine haya entrado en la televisión de una forma tal que lo aceptamos con naturalidad y agradecimiento, tal vez porque el cine no parece estar en ningún otro lado, porque las salas están cerradas y el futuro es tan incierto”.
Misa de medianoche (Mike Flanagan, 2021 / Netflix)
Mitad adaptación bastarda de Regreso a Salem’s Lot de Stephen King, mitad reinterpretación de la Biblia en clave vampírica, el último trabajo de Mike Flanagan para la plataforma de la gran ene roja es, probablemente, su mejor obra. La creación de una atmósfera opresiva, el encadenado de largos diálogos para mostrar el poder sanador de las narraciones (o para justificar las acciones de los personajes) y una estética que juega con ese cruce no tan imposible entre religión y vampirismo, hacen de Misa de medianoche una propuesta tan atípica como atractiva, a pesar de sus irregularidades. ¿Que qué irregularidades? Aquí lo explicamos.
Sangre helada, La (Andrew Haigh, 2021 / Movistar +)
En esta adaptación de la novela de Ian McGuire te acuerdas de Emilio Salgari y de Herman Melville, de Edgar Allan Poe y de Joseph Conrad. El duelo titánico que entablan Henry Drax (Colin Farrell) y Patrick Sumner (Jack O’Connell) a bordo del Volunteer, un ballenero que navega hacía el Ártico, le vale al realizador británico Andrew Haigh para enfrentar al instinto contra la razón y difuminar, gracias a su elaboradísima puesta en escena, la línea que los separa. Su arranque y su final figuran entre las mejores secuencias de 2021. Razón aquí.
Servant (Tony Basgallop, 2019-? / Apple TV)
Sí, ya lo sé, Servant no es perfecta. Su combinación entre terror y humor no está siempre bien compensada y hay episodios en los que Tony Basgallop y su equipo de guionistas parecen haber sido poseídos por el espíritu de Benny Hill. No pasa nada. La importancia de esta producción de Apple TV radica en su ambiciosa apuesta formal, fijada por M. Night Shyamalan en el piloto y continuada, en esta segunda temporada estrenada en 2021, por directoras como Julia Ducournau (Titane), Lisa Brühlmann (Blue My Mind) o Isabella Eklöf (Holiday, Border). Si no la habéis visto, ya estáis tardando, que la tercera entrega llega en breve.
Small Axe (Steve McQueen, 2020 / Movistar +)
Estrenada en España enero de 2021, la miniserie antológica creada por Steve McQueen contiene el mejor episodio de cuantos este cronista ha visto a lo largo del año. Hablamos, claro está, de Lovers Rock, en el que se narran los preparativos y la celebración de una fiesta por parte de un grupo jóvenes negros en 1980, premisa sobre la que McQueen entreteje un retrato generacional cuyo valor discursivo emana de las relaciones entre los cuerpos que interactúan y no de los diálogos. Los otros cuatro capítulos firmados por el director de 12 años de esclavitud (2013) se mueven entre el maniqueísmo de algunos guiones (Mangrove) y la magnética fisicidad de su puesta en escena (Alex Wheatle). En definitiva, McQueen reescribe la historia de la comunidad afrocaribeña del Reino Unido mediante un recorrido cronológico que va desde finales de los 60 a mediados de la década de los 80, itinerario durante el cual, y desde distintas perspectivas, se repasan cuestiones como el racismo, la violencia policial, los intentos por vertebrar una comunidad o la importancia de reaprender la historia a partir de referentes propios de la negritud.
Solo asesinatos en el edificio (John Hoffman & Steve Martin, 2021 / Disney +)
Una serie delicadísima en la que el humor y la muerte, el éxito y la decadencia y Broadway y los podcasts, se dan la mano. Ligera y profunda, Solo asesinatos en el edificio oculta bajo el manto del whodunit una reflexión sincera sobre la vejez y la soledad. Existe el entretenimiento elevado: Steve Martin, Selena Gomez y Martin Short acaban de demostrárnoslo. Si no se lo creen, lean.
Succession (Jesse Armstrong, 2018 - ? / HBO Max)
Uno de los escasos rescoldos que quedan de la Tercera Edad Dorada de la Televisión. Succession es, por su pluscuamperfecta dramaturgia, por su capacidad para cogerles cariño a los habitantes de un mundo que nos es totalmente ajeno (incluso repugnante) y por su medidísima estética, la digna heredera de los éxitos que la antigua HBO facturó durante el cambio de siglo. Una serie que uno no se cansa de analizar.
Venga Juan (Diego San José, 2021 / HBO Max)
He aquí una serie española que ha obrado el milagro que apuntalar unos guiones redondos con una puesta en escena que busca en todo momento escapar de lo ilustrativo. La sátira política concebida por Diego San José ha ido refinando su gramática fílmica en cada nueva entrega y en esta tercera temporada en la que Juan Carrasco (Javier Cámara) es ese crisol en el que se funden las chabacanas epopeyas de Bárcenas, Rato, Puigdemont o Casado, alcanza niveles de refinamiento infrecuentes en la teleficción nacional. Verbigracia: Patagonia, el episodio dirigido por Javier Cámara, un kammerspielfilm que utiliza el mito de Drácula para hablar del vampirismo político (¿cuántas series han visto que se atrevan a utilizar una luz de tan baja intensidad?), o la coda final filmada por Pilar Palomero, capítulo que contiene, al menos, tres secuencias antológicas que merecen un análisis pormenorizado. Las cito: el salto de eje en la conversación entre Vallejo (Joaquín Climent) y Carrasco; la escena de sexo rodada en plano general -y los instantes previos a ella- y el plano secuencia circular en la consulta médica, casi un retablo existencialista en movimiento.
WandaVision (Jac Schaeffer, 2021 / Disney +)
La única serie de la nueva hornada del Marvel Cinematic Universe que ha despertado mi interés este año. La inteligencia con la que Schaffer y el director Matt Shakman construyen el puente expresivo que permite el paso de un ‘universo cinematográfico’ a uno televisivo es para estudiar en las escuelas (a mis abnegados alumnos les doy mucho la turra con WandaVision… me niego a utilizar el título en español, lo siento). El juego con los formatos, las duraciones, una intertextualidad que revela un profundo conocimiento de la historia de la ficción televisiva y un alto nivel de autoconciencia (alicatada por un chispeante sentido del humor) permite afianzar el eslabón que conecta los dos formatos sin renunciar a la línea narrativa de la saga Vengadores. Más Dick Van Dyke y menos Loki (con perdón).
White Lotus, The (Mike White, 2021 / HBO Max)
Terminamos el repaso a lo mejor del año con esta disección del pijerío estadounidense que se marcó el creador de Iluminada este verano. Un resort en Hawái, el uso sarcástico de la música y una estructura vodevilesca e in crescendo servían para escudriñar en las soledades de una galería de personajes un tanto estrafalarios para los que la clase define, voluntaria o involuntariamente, cualquier tipo de relación. Hombre y mujeres cuya podredumbre moral acaba contaminando las imágenes que habitan. Si he picado su curiosidad, pulsen.