Club de Roma, 50 años del primer informe
El académico analiza la actualidad de una iniciativa destinada a constatar los obstáculos del planeta provocados por la actividad humana
Cada año se celebran aniversarios, pero, para mí, uno de los que más se merece recordar este 2022 es el de la publicación, hace ahora cincuenta años, del primer informe al Club de Roma, una organización internacional no gubernamental fundada en la capital italiana en 1968 e integrada por personas de los mundos de los negocios, la política y la ciencia. En 1972 el Club hizo público un informe que había encargado al Grupo de Dinámica de Sistemas del Massachusetts Institute of Technology.
Algunas de las bases sobre las que se asentaba aquel informe se han modificado debido a la aparición de nuevas tecnologías
Destinado a “definir los límites y los obstáculos físicos del planeta a la multiplicación de la humanidad y de la actividad humana”, el informe, que encabezaba la biofísica Donella H. Meadows (1941-2001), se tituló The Limits of Growth (Los límites del crecimiento; Fondo de Cultura Económica, 1972) y se centró en el análisis de las interacciones entre cinco elementos: el crecimiento de la población, la producción de alimentos, la industrialización, el agotamiento de los recursos naturales y la contaminación. Las conclusiones del informe eran pesimistas… si se continuaba con los modos de consumo que se practicaban.
“Dadas las actuales tasas de consumo de los recursos y el aumento proyectado de estas tasas –se lee en él–, la gran mayoría de los recursos no renovables hoy importantes tendrán costos extremadamente elevados dentro de 100 años. […] Se requieren enfoques enteramente nuevos para reorientar a la sociedad hacia objetivos más de equilibrio que de crecimiento. Esta reorganización implicará un esfuerzo supremo de comprensión, imaginación y resolución política y moral. […] Este esfuerzo supremo es un desafío a nuestra generación y no podemos hacer que lo herede la que nos sigue”.
Pronto, el informe fue muy criticado con el argumento de que los datos que utilizaba eran de dudosa calidad y que se hacían demasiadas hipótesis en los modelos en que se basaba. Cercano al espíritu, pero no en su base analítica, que animaba a Los límites del crecimiento estuvo un libro publicado el año siguiente, el inolvidable Small is Beautiful (Lo pequeño es hermoso; Akal, 2001), del economista Ernst Friedrich Schumacher (1911-1977). En 1974 otro economista, Wilfred Beckerman (1925-2020), publicó In Defense of Economic Growth (En defensa del crecimiento económico), en el que se esforzaba en defender lo que señalaba el título: el crecimiento económico.
Beckerman reconocía los problemas medioambientales, pero sus planteamientos eran muy diferentes a los de Schumacher: “Por supuesto –escribía– que hay que conceder cierto crédito al movimiento medioambiental por haber conseguido que el público y muchos gobiernos se hayan tomado en serio los auténticos problemas medioambientales que afrontamos. Pero parte de ese crédito debería atribuirse al crecimiento económico. Porque el aumento de las rentas conduce a un cambio de prioridades en la gente que pasa de la satisfacción de las necesidades básicas a la preocupación por su entorno y a una mayor disposición a dedicar recursos a la protección ambiental”. Y añadía que “los gobiernos no adoptarán medidas voluntarias para remediar ningún problema medioambiental como no se les presione constantemente por medio de la opinión pública”.
Tenía razón en estos comentarios. Después de su primer informe, el Club de Roma publicó otros tres. El primero apareció en 1975. Se tituló Mankind at the Turning Point y era menos pesimista que el anterior, ofreciendo diferentes escenarios que podían evitar potenciales catástrofes. El segundo, Beyond the Limits (Más allá de los límites del crecimiento; El País-Aguilar, 1992), se publicó en 1991. Merece la pena reproducir sus pasajes finales: “¿Puede en realidad el mundo acompasarse por debajo de los límites para evitar el colapso? ¿Hay acaso suficiente tiempo? ¿Hay suficiente dinero, tecnología, libertad, visión, comunidad, responsabilidad, previsión, disciplina y amor a escala global? […] Hemos dicho muchas veces en este libro que el mundo no hace frente a un futuro preformado, sino a una elección. La elección entre modelos. Un modelo afirma que este mundo finito carece de límites a efectos prácticos. Elegir dicho modelo nos llevará todavía más allá de los límites, y, creemos, al colapso. Otro modelo dice que los límites son reales y están próximos, que no hay suficiente tiempo, y que la gente no puede ser moderada, responsable o compasiva. […] Existe un tercer modelo según el cual los límites son reales y están próximos, y se tiene el tiempo justo, sin tiempo que perder. Hay la cantidad de energía, materiales, dinero, resistencia del medio ambiente y virtud humana para lograr una revolución en pro de un mundo mejor”.
Cuando se iban a cumplir treinta años de la publicación de su primer informe, el Club de Roma decidió recapitular, produciendo, por un grupo encabezado de nuevo por Donella Meadows (de la que Capitán Swing publicará en abril Pensando en sistemas), aunque falleció antes de su conclusión, otro informe: Limits of Growth: The 30-Year Update (Los límites del crecimiento 30 años después; Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores 2006). En una de las secciones se cuestionaban: “¿Tuvimos razón hace treinta años?”: “Se alzaron las voces de un gran número de economistas, quienes junto a industriales, políticos y defensores del Tercer Mundo, mostraron su indignación ante la idea de poner límites al crecimiento. Pero al final los hechos han demostrado que el concepto de limitación ecológica planetaria no es absurdo”.
No era ni es absurdo, aunque algunas de las bases sobre las que se asentaba se han modificado debido a la aparición, por ejemplo, de nuevas tecnologías que han facilitado cambios importantes en el consumo, entre ellas las que han hecho posible que se haya incrementado la capacidad de alimentar a una población mundial que, como el propio informe preveía, ha continuado aumentando. La aplicación de conocimientos más avanzados de genética, de la nutrición y fisiología de las plantas, junto al perfeccionamiento y la adecuación de las prácticas agronómicas condujeron a aumentos importantes de los rendimientos agrícolas; así, entre 1966 y 1981 la India triplicó su producción anual de trigo de 11 a 36,5 millones de toneladas.
Particularmente importante también ha sido y es la utilización de la controvertida fracturación hidráulica, también denominada fracking, que ha permitido aumentar la extracción del gas y el petróleo del subsuelo en ciertos países, alterando la geopolítica mundial. Pero de esto trataré la semana próxima.