Cine

Son como niños...

Pablo Llorens termina la primera película española realizada en plastilina

10 enero, 1999 01:00

Ganador del Goya al mejor corto de animación por "Caracol-col-col" en 1996, el director Pablo Llorens ha hecho ya famosos a sus muñecos de plastilina, que dentro de unos meses llegarán a las salas españolas liderados por Sarita, la protagonista de esta su opera prima, "Juego de niños", cuyo montaje ultima estos días. Es la primera vez que, en nuestro país, se rueda un filme realizado en plastilina, la animación del siglo que viene.

Mientras que en EE.UU. la factoría Disney mide sus fuerzas con Steven Spielberg, en España el cauce del río de la animación corre mucho más sosegado. A pesar de que el número de productoras que se dedican a estos menesteres está creciendo en nuestro país, todavía forman parte de un reducido grupo las que hacen realidad los sueños de algunos (pocos) directores que lo único que desean es ser animadores, bien en el campo de los dibujos tradicionales, con el ordenador -que es la técnica más novedosa- o con la plastilina. En Valencia se concentra parte de esta actividad, sobre todo en lo referente a la animación con este material blando y de colores tan asociados al mundo de la infancia.
Pablo Llorens es un niño grande que se gana la vida jugando. Es uno de los afortunados que ha logrado llevar sus muñecos a la gran pantalla y el único, en nuestro país, que ha rodado un largometraje realizado en plastilina, algo que muy pocos (entre los norteamericanos más conocidos se encuentra Tim Burton con su espléndida "Pesadilla antes de Navidad") se han atrevido a realizar. Es, probablemente, la faceta más artesanal de la animación. Según Llorens, "para hacer una película de animación con plastilina hay que saber hacer lo que cualquier director de cine: ‘dirigir’ a los actores-muñecos, rodar las secuencias, montar los planos; pero también hay que ser muy ‘manitas’, es decir, trabajar un poco con todo: maquetismo, bricolage, pintura, escultura... De cara a la construcción de los muñecos, debe estudiarse también el movimiento. Hay que medir lo que se tarda en realizar algo en la realidad y poderlo traducir al mundo animado". Sin embargo, para Llorens lo más importante es asegurarse de que se está sacando el máximo partido a la animación, de que lo que se hace con los muñecos no se podría hacer sin ellos.

Adiós a la infancia
érase una vez una niña... Así podría empezar "Juego de niños", la película de setenta minutos que ha dirigido Llorens. Un cuento de ciencia-ficción para un público mayoritario, juvenil y adulto. El filme cuenta la historia de Sarita, una chiquilla de 10 años con poderes sobrenaturales que, tras una invasión alienígena que destruye su ciudad, pierde todo lo que hasta entonces había considerado como seguro: su padre, su casa, sus juguetes... En definitiva, una niña que pierde su infancia en un abrir y cerrar de ojos. A partir de ese momento, Sara (la heroína de la película) utilizará su fuerza psíquica para vengarse de los invasores. En el camino encuentra y rescata a otros tres extraterrestres que, como ella, han perdido su hogar. Los cuatro forman un grupo de amigos superhéroes que se enfrentarán al mal que, para Llorens, tiene el aspecto de de un marciano violáceo. "Mi película es una mezcla de ‘Independence Day’ y ‘Marco’. Hay una invasión exterior pero también una pobre niña huérfana que sueña con volver a ver a su padre. Una niña que llora con lágrimas de plastilina".
El cineasta ha querido con la película demostrar que sus figuritas pueden hacer lo mismo que un actor de carne y hueso: "Además, tiene sus ventajas: mis muñecos no se quejan, hacen todo lo que exige el guión, no tengo que contratar a ningún extra y no gastan nada. No necesitan camerino". Pero lo que sí necesitan estas pequeñas criaturas que parecen de juguete es un enorme equipo de profesionales que les den forma. Expertos que realizan las articulaciones (el esqueleto), los trajes y, más importante, los que modelan la plastilina. Para ello, Llorens ha reunido a un grupo muy selecto de discípulos. Muchos han salido de sus propios cursos y talleres. Porque Pablo Llorens ya ha creado escuela en Valencia. Una escuela de la que habla con orgullo Norberto Navarro, su productor. Con él Llorens ha tenido acceso a equipos nuevos, a los más novedosos programas de infografía, a la postproducción digital... Y es que el realizador utiliza todas estas técnicas en su primera película. No es tampoco un purista, no trabaja sólo con plastilina para crear su personal mundo en miniatura. Necesita también agua y fuego reales y materiales como telas o látex para construir las maquetas y luego dar forma al conjunto. "Primero se rueda al muñeco con un fondo verde -explica-, luego dicho fondo se sustituye por el decorado realizado en el ordenador: la ciudad, la nave espacial, el salón de la casa..."
El director siempre albergó dudas con respecto al largometraje, "algo demasiado grande, difícil y costoso", pero, después de ganar el premio al mejor guión en el Festival de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián de 1997, "nos lanzamos al largo, que ha sido tan duro como me imaginaba. Han sido seis meses de rodaje muy costoso, además no teníamos ninguna experiencia en este tipo de trabajo y el equipo no estaba formado, se ha ido haciendo a fuerza de cometer errores y superar sobresaltos, sobre todo debido a las dificultades técnicas", comenta.

Un proceso gradual
Llorens empezó haciendo cortometrajes a los quince años. Cortos caseros rodados en super 8 para luego exhibirlos ante sus hermanos y primos pequeños. Juegos de niños. Fue un documental del making off de "La guerra de las galaxias" (ahora tan de moda tras el anuncio de la nueva trilogía de George Lucas) lo que le motivó. Con objetos y plastilina realizó sus primeras películas. A partir de aquí la evolución hacía el largometraje ha sido, como él mismo cuenta, "un proceso gradual". Entre su filmografía destacan varios cortos: en 1990 rodó "Gastropotens", en el 91 "Noticias fuertes", en el 94 "Gastropotens II. Mutación tóxica", y en 1996 "Caracol-col-col", Goya al mejor corto de animación. Los temas que aparecen en las cintas de Llorens son casi siempre apocalípticos: la idea de la destrucción del universo conocido por los protagonistas ha marcado sus obras. A lo largo de estos años ha demostrado su interés por constatar la maldad del mundo con la inocencia de sus personajes, y siempre esta inocencia se vuelve desalmada ante la crueldad exterior. Estos días ultima los preparativos de "Juego de niños". El final del montaje y la sonorización de su primera película están previstos para mediados de este mes y, probablemente, la cinta se estrenará antes de la primavera.
Muchos hablan ya de 1999 como del año de la plastilina en el mundo de la animación y, mientras Spielberg se prepara para producir una película realizada en este material, "The chicken run", Llorens tiene ya otro proyecto en el cajón: su primera serie infantil-juvenil para televisión. En plastilina, por supuesto.