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Cine

¡Salve al emperador!

Gil Aparicio se traslada al siglo XVI en "El emblema"

7 marzo, 2001 01:00

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El emblema será uno de los pocos cortos de época que esta primavera veamos por los festivales españoles, si no el único. Antonio Gil Aparicio ha rodado una película de 24 minutos y ha logrado que Juan Luis Galiardo, último ganador del Goya al mejor actor, protagonice su particular intriga situada nada menos que en 1557. Es el año en el que el Emperador Carlos V se traslada al Monasterio de Yuste; pero nadie sabe lo peligrosa que puede ser esta decisión...

Como un Lancelot del siglo XXI Antonio Gil Aparicio (Montehermoso, Cáceres, 1964) ha luchado contra todos los elementos para lograr sacar adelante su primer trabajo cinematográfico: un cortometraje de época, una película de 24 minutos ambientada en 1557, cuando el emperador Carlos V se retira voluntariamente al Monasterio de Yuste. Claro está que ningún corto es fácil, y menos el primero, pero un proyecto de esta envergadura tiene muchas dificultades añadidas: las pesadas (y costosas) vestimentas, el atrezzo, las armaduras, las espadas y las localizaciones. Todo es complicado al intentar trasladar al espectador al siglo XVI.

Con alma de largo

"A la hora de rodar mi primer trabajo en cine (Gil Aparicio trabaja en televisión y es realizador de documentales, spots y vídeos educativos o de promoción) no quería hacer un cortometraje al uso, con cuatro amigos en un piso y en las calles de la ciudad", dice el director. Y desde luego, no ha filmado un corto urbano ni una comedia de situación, que es lo que más abunda en los festivales. "Me he metido en esta locura con cinco localizaciones diferentes, 20 actores (entre principales y figurantes) y 30 personas de un equipo técnico que ha logrado crear este ambiente medieval y trasladarlo a la pantalla". Un esfuerzo que, desde luego, bien merecía un largometraje: "Era lo que yo quería (el largo) pero el presupuesto no nos daba para más. Y eso que he contado con subvenciones de la Junta de Extremadura y de la Fundación Academia Europea de Yuste, además del patrocinio de algunas empresas privadas a las que convencí de su inversión en el proyecto. A pesar de todo, con los casi once millones que hemos gastado al final, no nos daba para más de 24 minutos de metraje", comenta entre risas Gil Aparicio.

El resultado es media hora de intriga, conspiración contra el emperador Carlos V, duelo de espadas en el bosque, habitaciones oscuras con un punto de luz al fondo, al más puro estilo tenebrista... Y, de lo que no hay duda, es de que la presencia de Juan Luis Galiardo en uno de los papeles protagonistas (él es Don Alonso de ávila y Zúñiga, el personaje que intentará impedir el asesinato del Rey) ha sido garantía de éxito para algunos de los patrocinadores y es una inmejorable carta de presentación para ser seleccionado en los festivales de esta temporada ("aunque el hecho de que sea tan largo puede ser un problema", dice pesaroso). "Contacté con Galiardo en 1998, cuando ya tenía clara la historia, y después de apelar a sus orígenes extremeños, aceptó, aunque tardamos tanto en empezar a rodar que creo que no confiaba ya en que fuera a salir adelante", cuenta Gil Aparicio que, lejos de haber olvidado sus estudios de interpretación, mata el gusanillo apareciendo en alguna secuencia corta y oscura vestido de alabardero. "La verdad es que su presencia nos ha venido bien a todos: mientras rodaba en una toma con otros actores (todos ellos también extremeños y sacados de un grupo de teatro) les ayudaba en todo lo que podía y, en alguna de las entrevistas que ha concedido después de ganar el Goya, ha mencionado El emblema entre sus últimos trabajos. La verdad es que ese detalle me llegó al alma", dice el realizador.

A por la comedia

La admiración de Gil Aparicio por la Edad Media y por películas como El nombre de la rosa, de Jean-Jacques Annaud, o Excalibur, está presente durante toda la película -hay una escena de los monjes en la cocina del Monasterio de Yuste que tiene mucho de la fotografía de la cinta que protagonizó Sean Connery-. Pero lo siguiente que quiere dirigir en 35 mm no tendrá nada que ver con esto, apartado ya de conspiraciones y dramas caballerescos, el director se enfrentará a una comedia: "Quiero poder disfrutar más del rodaje y no preocuparme tanto por vestuario o decorados. La comedia la rodaré también en mi tierra y con actores de aquí, probablemente con el mismo equipo". Así que, a pesar de vivir en Mérida, la de romanos que tantos ya le piden queda para otra ocasión.