Image: Alberto Rodríguez

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Cine

Alberto Rodríguez

“Escribí El traje para eliminar mis prejuicios”

31 octubre, 2002 01:00

Eugenio José Roca es Patricio en El traje

Austera y directa, El traje denuncia la situación de los inmigrantes en España al tiempo que profundiza en el poder de la amistad y de las apariencias. Su director, Alberto Rodríguez (El factor Pilgrim), explica a El Cultural las claves de su primer filme en solitario.

Normalmente, las películas de contenido social se escriben y dirigen para llamar la atención a los espectadores sobre determinadas circunstancias de la realidad circundante, y en el mejor de los casos para que influyan sobre sus creencias y actitudes. Más extraños son los casos en los que el director se impone una cierta temática para modificar sus propios prejuicios. Es el caso de Alberto Rodríguez (Sevilla, 1971), quien contempla su primer largometraje en solitario, El traje -que se estrena el 1 de noviembre-, como un ejercicio para cambiar el rumbo de sus pensamientos: "Todos los días, camino del trabajo, solía comprar en un semáforo una revista a un joven nigeriano -explica el director-. En una de aquellas ocasiones, pensé que si aquel chico fuera vestido con un buen traje, yo hubiera pensado que era un turista americano, un deportista de éxito o un narcotraficante. Aquello que pensé no me gustó nada, y decidí eliminar mis prejuicios escribiendo el guión".

Para ello contó con la ayuda de su compañero de armas Santiago Amodeo, con quien escribió y dirigió hace dos años El factor Pilgrim, una interesante comedia de factura rudimentaria y espíritu canalla, en la que los jóvenes sevillanos demostraron ser portadores de una imaginación fresca y espontánea.

Racismo y clasismo
Manteniéndose en los márgenes de la comedia, aunque partiendo de una propuesta de clara denuncia social, Alberto Rodríguez presenta la historia del africano Patricio (Eugenio José Roca), alguien convencido de su honestidad que trabaja como "chico para todo" en una ciudad hostil a la inmigración y las diferencias: "Un negro es una cosa extraña en Sevilla -afirma Rodríguez-, y como planteamiento me sedujo la idea de presentar a un africano bien vestido buscándose la vida en las calles de la ciudad. De este modo, más que una denuncia al racismo, la película es una denuncia al clasismo".

Ataviado con un magnífico traje y una corbata elegante, el trato que recibe el inmigrante en los comercios pasa del recelo a la exquisitez, aunque todo cambia cuando conoce al timador Pan con Queso (Manuel Morón), quien le roba todo su dinero en un albergue. A partir de entonces, lo que era una película de raigambre social, deriva en una historia sobre el poder de la amistad. "La idea era unir a dos personas sin remite, que no figuran legalmente en ninguna parte, sin derechos, y que sobreviven pícaramente en una ciudad que les es totalmente ajena". Determinados a aprovechar el poder de las apariencias, Patricio y Pan con Queso hacen uso de la nueva imagen del inmigrante (quien no cuelga el traje en todo la película, porque además no tiene otra cosa que ponerse) para aplicar el timo de los billetes falsos.

Contraste de culturas
"A pesar de las dificultades que atraviesan los personajes para ganarse el pan, dramatizar los hechos hubiera sido imposible, porque tendría que haberle dado a la historia un tono costumbrista. Con el poder de la comedia, me puedo permitir muchos más lujos a la hora de poner el dedo en la llaga", sostiene el realizador. El joven director añade que con El traje ha querido mostrar el contraste de culturas, el abismo que separa a un personaje de otro y que, sin embargo, sólo la amistad son capaces de eliminar: "Lo primero que distingue a un africano de un europeo es su visión de la vida, es diez veces más fresca, está preparada para todo. La cultura envejecida de Europa, que hace que nuestros pensamientos pesen como losas, aún no posee esa cualidad. Y no hablo de ignorancia, sino de filosofía de vida".