Image: Ang Lee

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Cine

Ang Lee

“Como toda mi obra, Hulk habla de la represión emocional”

3 julio, 2003 02:00

Ang Lee

Monstruo o superhéroe. Bruce Banner y Hulk son al cómic lo que Dr. Jekyll y Mr. Hyde a la literatura fantástica. El cineasta Ang Lee, tras la sobresaliente Tigre y Dragón, se ha sumado a la imparable producción hollywoodense de adaptaciones de cómic con el personaje más ambiguo de todos. El Cultural ha hablado con el director taiwanés sobre Hulk, el filme y el personaje, una superproducción que llega el 4 de julio a nuestras salas precedida de su enorme éxito en Estados Unidos.

El director de cine taiwanés radicado en Estados Unidos Ang Lee (Pingtung,Taiwán, 1954) cree que todos llevamos un dragón en nuestro interior. En su obra, la fuerza femenina y la represión de los sentimientos trazan el pulso de los personajes y el rumbo de las historias, por eso no debe extrañar demasiado que se decidiera a dirigir la adaptación del cómic de la Marvel Hulk (La Masa), creado por Stan Lee y Jack Kirby en 1962 y popularizado a través de una serie de televisión protagonizada por el fallecido Bill Bixby y el culturista Lou Ferrigno (que aperece en un divertido cameo). Hulk, la criatura verde de ira y furia, mitad héroe, mitad monstruo, necesita de la fuerza de una mujer a su lado para encontrarse a sí mismo, papel que ha recaído en la actriz de acero Jennifer Connelly, y ése es un dato sobre el que Ang Lee no ha querido pasar de puntillas. Es legítimo sospechar, además, que ésa fue la razón principal por la que aceptó el envite de la productora Universal Pictures para sumarse al tren de adaptaciones de cómics que Hollywood ha puesto en marcha desde hace tres años. Impredecible y sin proporcionar razones para encasillamientos, el director de Beber, comer, amar, El banquete de bodas, La tormenta de hielo, Sentido y sensibilidad y Tigre y dragón habló con El Cultural en París.

-Para muchos, ha constituido un enigma que haya dirigido un gran producto de estudio como éste.
-Lo es, aunque yo sigo considerando que Tigre y dragón es mi película más ambiciosa. Pero sí. Se trata de un proyecto enorme propuesto por un gran estudio, lo cual me proporcionó un estrés y angustia como jamás antes había sentido: realizar un éxito y no sobrepasar el presupuesto. Y lo peor, llegar a tiempo. La copia final apenas la consideramos acabada hace dos semanas...

-¿Entonces?
-Jugaron varios factores. Primero, mis recuerdos infantiles como ávido lector de cómics. Después, el hecho de adentrarme en un territorio cinematográfico que jamás había pisado. Y también un eterno compromiso que tengo conmigo mismo: buscar una nueva inocencia a través de un personaje de apariencia y temperamento monstruoso. Y a través de él, mirar en mi interior, buscar algún terror que desconozco y a mi propio dragón. Aunque dé apariencia de gran entretenimiento, mi intención es que cada espectador realice una introspección en este sentido.

-Cuando a un director de su estilo, sensibilidad y capacidad se le encarga un proyecto tan gigantesco, ¿cómo logra darle su toque personal y artístico?
-ése fue mi reto. Hacer una "película de Ang Lee". Poner todo lo que sé al servicio de la historia que bucea en los orígenes del personaje, más que presentar evidencias y acción, aprender de cada decisión que hay que tomar en un proyecto de esta naturaleza y dimensión, delegar más en más gente... es todo una expansión profesional para mí. Y hacer que el personaje esté vivo... vaya, ya empiezo a hablar como el doctor Frankenstein.

Instinto de supervivencia
-Desde su apreciación personal, ¿quién es Bruce Banner, La Masa?
-Para mí, es el instinto de supervivencia que anida dentro de todo ser humano. También representa la carga interior de agresividad y violencia que llevamos, y que algunos reprimen y otros dejan aflorar. En cierto sentido, todos somos Hulk, y desde luego considero a Bruce Banner/Hulk una especie de alter ego. No soy irascible, pero en ocasiones puedo demostrar cierto temperamento en el plató.

Nacido en Taiwan aunque criado en Hong-Kong, Ang Lee se estableció en Estados Unidos en 1978. Su cultura es vastísima, dado que en Oriente se graduó en el Colegio Nacional de las Artes de Taiwán y, ya en Norteamérica, estudió Bellas Artes en las universidades de Illinois y Nueva York. Su primera película -Pushing Hands- compitió en la Berlinale y los dos títulos siguientes -El banquete de bodas y Comer, beber, amar- configuró la llamada trilogía paterna o como él la llama "father knows best". Tres películas que pivotan entre las difíciles relaciones paterno-filiales y la modernización de Oriente con la consiguiente pérdida de la tradición y la cultura.

-En Hulk se dan dos fuertes y enconadas relaciones paternofiliales. ¿Es el vínculo de este filme, tan distinto, con sus anteriores trabajos?
-Sí, sobre todo con La tormenta de hielo, aunque el padre en aquélla no sabía cómo comportarse, si de una manera restrictiva o de mente abierta. Para mí, padres e hijos son siempre entes opuestos. En esta película, los dos padres, el militar Ross y el científico David Banner, son hombres determinados... lo cual les convierte en más terroríficos. En cualquier caso, creo que hay un hilo argumental que recorre toda mi obra. Hulk habla de la represión emocional, y eso es algo muy presente en todas mis películas.

-En la trilogía paterna, los padres estaban sumamente desorientados.
-Sí. Era mi forma de criticar la sociedad patriarcal china, muy cerrada y en la que la figura paterna es el modelo absoluto a seguir... aunque sea imperfecta. Aquí analizo el origen de Hulk a través de un padre que es pura ira y agresividad masculina. Alguien que da miedo. Mi padre tenía mucho temperamento así que sé, como Bruce, lo que es crecer y ser educado en esas condiciones. Quizá de ahí proviene mi obsesión.

-Stan Lee aparece en un cameo, como en Spiderman y otras adaptaciones de sus creaciones ¿Lo pide o le dejan?
-Hablando de padres... él lo es de Bruce Banner. No sé por qué lo hacen los demás, pero para mí fue una forma de mostrarle mi respeto y rendirle homenaje. El es un octogenario jovencísimo, está pendiente de la producción, de hecho es productor ejecutivo, y se divierte terriblemente cuando le llega el momento de hacer su pequeña aparición.

-Stan Lee creó a Bruce Banner en 1962 y prolongó sus aventuras a través de 474 números. ¿Cuántas fidelidades e infidelidades mantiene su película?
-Desde luego, lo primero es que no mantiene relación alguna con la serie de televisión de los setenta y ochenta, que es lo primero que yo supe de este personaje. Cuando me ofrecieron el proyecto, me sumergí por completo en el cómic, y de él viene todo. Desde el tamaño que tiene, el peso... y la puesta al día. El cómic analizaba qué terrores o miedos paralizaban a la gente hace cuatro décadas. Y yo he querido hacer lo mismo, aunque trasladándolo a la ansiedad de nuestros días y a la ira de este mundo. He querido hacer una pieza contemporánea. La bomba nuclear se ha sustituido por rayos gamma. En realidad es también una bomba, pero su radiación proviene de una tecnología que entonces no existía. Creo que el miedo básico es él mismo.

Frankenstein y King Kong
Dentro de la aparente película de acción y entretenimiento que es Hulk subyacen mitos como el de Orfeo y Eurídice (con los roles salvador y salvado intercambiados), la Criatura del doctor Frankenstein, La Bella y la Bestia, el doctor Jekyll y Mister Hyde, el Golem, King Kong... y los que cada espectador quiera añadir. Ang Lee asume todos, pero prefiere al loco doctor suizo y King Kong, entre todos los que, por supuesto, ha barajado.

-¿Por qué el doctor Frakenstein y el gran gorila?
-El primero porque es el monstruo, el científico loco, que crea a un monstruo inocente que busca a un padre que le ha creado y rechaza. Y tomo esa estructura de la clásica historia de terror. Y King Kong porque para mí es la inocencia, una gran fuerza que sufre irritación e ira, pero es tierno y víctima de la humanidad, la naturaleza contra el hombre sofisticado, la civilización. Jekyll y Hyde menos, porque es un personaje que se divierte con el mal que siembra y aquí sólo hay dolor. Pero para mí, la esencia de la película es el alter ego que habita en el hombre, la agresividad interna que preside los actos humanos desde que los homínidos se pusieron en pie.

-Los protagonistas, aparentemente, son los dos científicos y el militar, pero la heroína es ella, Betty Ross, enamorada en silencio y la Eurídice que intenta salvar a su Orfeo. ¿Por qué siempre elige mujeres como protagonistas casi subliminales de sus filmes?
-Las historias de mujeres son más ricas, complejas y fascinantes que las historias de hombres. Salvo mi madre, que por formación y cultura fue una mujer dócil, me he visto rodeado de mujeres inteligentes y muy fuertes.

-Su mujer, la científica e investigadora Jane Lin, ¿le inspiró para la científica Betty Roos?
-Sí, ¿cómo lo sabe?

-Me lo contó en un Festival de Locarno hace nueve años. De hecho, usted me contó que cocina y congela comida suficiente para su familia para las semanas que va a durar el rodaje.
-¡Qué memoria! Si le soy sincero, lo sigo haciendo.

-Ya lo suponía. Pero hablemos de sus heroínas.
-Mi mujer es la que domina nuestra relación, pero eso es aparte. Tenemos dos niños y ella lleva su carrera y todo. Yo sólo hago películas. Trato de ser la figura paterna. Ella toma decisiones y lleva los pantalones. En el set es diferente. Miro a las mujeres a mi alrededor: ¡ellas llevan el mundo! En la película, ella toma las decisiones, mientras que a ellos les cuesta mucho decidir. Creo que ésa es la mujer que me gusta y la observo. En mi obra, les rindo homenaje mirándolas y sublimando sus logros.