Image: Iciar Bollaín

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Cine

Iciar Bollaín

“Me impulsa la curiosidad”

18 septiembre, 2003 02:00

Iciar Bollaín. Foto: M.R.

Quizá nunca se había realizado un análisis psicológico y social tan certero sobre el matrato a las mujeres como en Te doy los ojos, último filme de Iciar Bollaín. Las interpretaciones de Luis Tosar y Laia Marull, además de un guión -co-escrito con Alicia Luna- trabajado con el corazón y la mente, sin duda dejarán honda huella en el jurado del certamen.

-La originalidad de la película es que adopta el punto de vista del maltratador y el de la maltratada.
-Esa fue la base, tratar de dar un punto de vista completo y lo más objetivo posible sobre los maltratos, y para ello era imprescindible hacer un trabajo de centrifugado alrededor de los dos. Se han hecho varias películas que sólo siguen a la mujer, y dejan al hombre el papel de villano, como si fuera una presencia demoniaca, con lo que realmente no se profundiza en él. Consideramos que era necesario ponernos también en el lugar del hombre. No para justificarle, sino para tratar de entender qué motivos le llevan a actuar violentamente.

-Te doy los ojos es como una prolongación de su corto Amores que matan, en el que Luis Tosar también daba vida a un maltratador.
-Efectivamente. Todo empezó en ese corto. Luis y yo nos quedamos con las ganas de desarrollar más el tema, que también había tocado de soslayo en Flores de otro mundo.

-¿Qué le empujó a investigar el tema y cómo se documentó?
-Como en todas mis películas, lo que me impulsó fue la curiosidad, un intento por comprender una situación que desgraciadamente está tan extendida. Sobre todo leímos muchos libros y noticias, y Alicia Luna se entrevistó con Enrique Etxeburua, uno de los pocos psicólogos que hay en España especializados en ayudar a hombres con denuncias de maltratos. Además, acudimos a sesiones de terapia para mujeres. Fue fundamental para construir el personaje de Pilar.

Amor siniestro y oscuro
-¿El filme podría entenderse como el fracaso de una historia de amor?
-Creo que sí. Entre Antonio y Pilar sin duda hay amor, pero sobre todo dependencia. Creo que es una historia de amor oscuro, dañino, de un romanticismo mal entendido. Ella aguanta y él se esfuerza por cambiar. Quieren man te- nerse unidos, pero si el hombre no cambia, no hay nada que hacer.

-La película propone que una mujer maltratada puede realmente rehacer su vida.
-Es que siempre es posible. El problema generalmente está en los dos. El hombre de mi película es alguien que tiene mucho miedo a perder el control de su vida, y por eso reacciona violentamente ante lo que le asusta. Ella, como tantas mujeres maltratadas, vive en constante pánico, pero también en la esperanza de que todo va cambiar, de que su marido es la misma persona con la que se casó, el hombre que la iba a hacer feliz. La clave está en darse cuenta de que no hay que depender de nadie para encontrar la felicidad.

-No ha querido enfatizar la violencia física. ¿Por qué?
-Prefería tratar la violencia psicológica que se ejerce sobre la mujer. Es más angustiosa, más real y más cinematográfica. Sólo hay una escena realmente violenta en la película. Quería que el espectador sintiera el miedo de ella, que nunca sabe de qué humor va a venir su marido a casa, si esta vez la va a montar o no. El espectador tampoco sabe nunca qué va a pasar.

-Ella encuentra una vía de escape en el arte.
-Nos dimos cuenta de que las mujeres maltratadas suelen escapar de la tensión refugiándose en algo a lo que su marido no tiene acceso. Antonio interpreta ese mundo como una amenaza y se vuelve más violento. Además el arte nos permitía jugar con una serie de metáforas en torno a la mujer. El patrimono del arte jugaba a favor de lo que queríamos contar.