Image: Bus Stop

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Cine

Bus Stop

Marilyn Monroe en DVD

17 marzo, 2005 01:00

El Cultural entrega el 24 de marzo, por sólo 8,95 euros, el DVD Bus Stop (1955), dirigida por Joshua Logan a partir de un éxito teatral de William Inge. Se trata del primer filme de Marilyn Monroe tras su paso por el Actor’s Studio de Nueva York, decidida a demostrar definitivamente su talento como intérprete dramática.

Lee Strasberg lo tenía muy claro: "He trabajado con cientos de actores y actrices, y sólo hay dos que destacan por encima de los demás. El primero es Marlon Brando y la segunda es Marilyn Monroe". Se lo dijo al director Joshua Logan, consumido por las dudas sobre la actriz -"¡Pero Marilyn no sabe actuar!"- cuando le ofrecieron el trabajo de dirigir Bus Stop. Al finalizar el rodaje, su opinión se había colocado en el extremo opuesto y el director de Picnic sólo tenía sinceras palabras de elogio y de admiración: "Es una actriz con tanta presencia en la pantalla como Greta Garbo, y una comediante tan buena como Charles Chaplin". La comparación con Chaplin puede ser exagerada (y lo es), pero tiene su fundamento en la apreciación nada despreciable de que pocos actores han logrado, como Chaplin y Marilyn, colocarse en el límite de lo que Logan llamó el "humor melancólico" o la "melancolía humorística", ese estado del alma en tierra de nadie que es la expresión pura de la alegría y la tristeza inextricablemente unidas, algo que siempre hemos visto en los ojos de los personajes de la Monroe, de los que su Cherie, la cantante pueblerina de Bus Stop, es de los que más se acerca a la persona detrás de la máscara, a pesar del acento impostado que trabajó con Paula Strasberg (quien ante la insistencia de la actriz cobró 1.500 dólares semanales por ello, cifra con la que ni se atrevían a soñar la mayoría de los actores profesionales de Hollywood).

En realidad, Cherie fue una sustitita de Grùchenka, o la mejor forma que encontró Marilyn de resarcirse de un sueño que siempre se le escapó, el de incorporar a la chica de Los hermanos Karamazov, y tras resolver su disputa con los estudios, crear su propia productora (MMP) y trasladarse a Nueva York para aprender a actuar bajo el espejismo de los Strasberg (de los falsos prestigios, pocos superan el alcanzado por ellos), se colocó en el centro de atención de la industria volviendo a una producción hollywoodense bajo unas condiciones bien distintas a las que hasta entonces habían pesado sobre ella. George Axelrod escribió la adaptación de la obra de William Inge para el lucimiento exclusivo de la estrella (a pesar de la excesiva presencia de Don Murray), decidida a ganarse definitivamente el derecho de reclamar un talento interpretativo tantas veces usurpado por sus caderas y sonrisas temblorosas. El resultado es que Marilyn trascendió el magnestismo y la electricidad de su físico, y Bus Stop puede muy bien entenderse hoy como la conquista de su inteligencia dormida. Quizá sólo en ella y en su número cómico/musical puede encontrar el espectador actual cierto estímulo. Más que un romance en la América profunda, como trata de hacernos creer, lo que cuenta Bus Stop a los ojos del siglo XXI es la historia de un acoso y un secuestro, la inverosímil domesticación en clave cómica de un salvaje emocional, protagonizada además por el amante más ruidoso y pazguato que se recuerda.

Contra sí misma
Pero lo que hay detrás, como casi siempre, es más revelador que lo que concurre en la pantalla. Tratando de sacar adelante un papel contra sí misma pero paradójicamente para sí misma, que el cineasta Joaquín Jordá definió como "heroína de la contra-sofisticación", Marilyn Monroe se aficionó más de la cuenta en el rodaje de Bus Stop a las pastillas -narcóticos y barbitúricos para dormir, anfetaminas para manterse despierta-, estableciendo así un punto de inflexión que partiría su carrera en dos mitades bien disintas: en los primeros ocho años (de 1947 a 1954) participó en 24 producciones, en los últimos (de 1955 a 1962), tan sólo en cinco. Quizá esperó en la parada de autobús más tiempo del que hubiera deseado. Ganó el control de su carrera, pero perdió el control de su vida, abocada a partir de entonces a una destrucción casi festiva. Seguiría siendo la muñeca de América a ojos de la mayoría, y sus piernas enfundadas en medias de red con carreras despertarían para siempre la inquieta virilidad de los adolescentes, pero más allá de su cuerpo, que le dio la libertad y terminó siendo su cárcel, es en el oscuro y sincero diálogo que mantiene en el autobús con Hope Lange donde podemos encontrar a la verdadera y desencantada Marilyn, una mujer y no una actriz que en boca de Cherie dice aquello "del amor y esas tonterías" con tanta verdad que hace daño. En su vida ya había dado el amor por perdido. Sólo reclamaba algo de respeto.


La crítica dijo que...
-"Marilyn Monroe ha conseguido por fin demostrar que es una actriz en Bus Stop. ¡Tanto ella como la película son fenomenales!" (‘The New York Times’)
-"En Bus Stop [MM] tiene un papel magnífico y lo interpreta con una mezcla de humor y sufrimiento muy emotiva" (‘New York Herald Tribune’)
-"Es el espectáculo de Marilyn y ésta muestra toda su silueta, su belleza y su talento" (‘The Los Angeles Examiner’)