Image: Luces de candilejas

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Cine

Luces de candilejas

Marilyn Monroe en DVD

31 marzo, 2005 02:00

Marilyn Monroe en Luces de candilejas

El Cultural entrega el 7 de abril, por sólo 8,95 euros, el DVD Luces de candilejas (1954), una comedia musical dirigida por Walter Lang. Junto a profesionales del musical, y recién conquistado el estrellato, Marilyn intervino de secundaria en esta entrañable película como pasaporte para protagonizar La tentación vive arriba.

Aunque este musical realizado a mayor gloria de Irving Berlin venga a ser una suma de dos títulos de Chaplin, poco tiene que ver con aquellas obras maestras, aparte de que la confusión sólo es posible (y de hecho es bastante común) en España, tan aficionada a cambiar los títulos como si nada significaran. Mejor nos quedamos con el original, There’s No Business Like Show Business, porque tiene mucho más que ver con la película que nos trae aquí y lo que ocurrió a su alrededor.

Los ejecutivos de la Fox tuvieron que pensar eso mismo, que no hay ningún negocio como el del espectáculo, cuando consiguieron que su mayor estrella por entonces aceptara un papel secundario en un momento crucial de su carrera, recién conquistada la fama mundial con tres películas rodadas sin apenas descanso. Había que salvar el proyecto de algún modo, pensaron los ejecutivos, y la solución pasaba por la que se había convertido en la rubia más deseada del mundo. El contrato de Marilyn con los estudios que la habían catapultado al estrellato le obligaba a hacerlo, pero la actriz también puso sus condiciones. Dar vida a la Vicky dulce y presumida de Luces de candilejas fue su forma de canjear el ansiado papel de la volcánica chica en La tentación vive arriba, que haría un año después, aparte de otras exigencias que finalmente le fueron concedidas, obteniendo así más poder y control sobre su carrera en el comedero de lobos que es el ‘show business’.

Las exigencias de la actriz tienen nombre y cara: su profesora Natasha Lytess, el director de danza Jack Cole y el profesor de canto Hal Schaefer. Demasiado quizá para una secundaria, aunque sea de lujo. Como su propio personaje (que se añadió una vez terminada la historia original), ella sería la única aficionada en una producción de profesionales del musical, actores con larga o intensa trayectoria sobre los escenarios. El miedo a desentonar era más que un reto para su corta biografía de cabaretera y actriz musical -a pesar de que ya había regalado a las pantallas varios himnos marilynianos- y la insegura actriz quería a su propio equipo de sabios muy cerca de ella para controlar las muecas, los suspiros y las notas mal dadas. El apunte rosa añadiría que los quería cerca también para otras necesidades, a falta de un marido (Joe DiMaggio) que no pasaba tiempo con ella y cuando lo hacía montaba en cólera, como durante el rodaje del número Heat Wave, que exigía de Marilyn abrir y cerrar las piernas constantemente. Así que Hal Schaefer pasó más tiempo de la cuenta con ella, dando clases nocturnas, y pronto se hizo evidente para todos que había algo más en juego entre los dos. El capítulo rosa tornó negro cuando Schaefer intentó escapar por el camino rápido con un cóctel de Nembutal, Benzedrina y el líquido de la máquina de escribir, dicen que cuando fuerzas oscuras le obligaron a alejarse de la chica. En ello intervino Frank Sinatra, en su papel de miembro del hampa neoyorquina y como favor personal a su amigo DiMaggio, y la cosa quedó en eso, en un idilio con final trágico. Dadas las circunstancias, el inequívoco mensaje que vemos escrito en el primer número musical se nos antoja casi necesario: "Watch Your Step".

Punto de inflexión
Lo que queda hoy de la película es un homenaje al mundo de la farándula, a sus inciertos futuros y gloriosos pasados, la acaramelada historia de una familia irlandesa del vodevil enfrentada a los sacrificios de su vocación, negada y después recuperada a pesar de todo, porque el espectáculo y sus oscuros negocios deben continuar. Luces de candilejas fue también una excusa para explorar las posibilidades del reciente Cinemascope (es casi imposible encontrar un primer plano), un musical que derrocha dinero y construido con arquitectura de clichés, que bien podría representar el principio del fin del género, pero delicioso de puro cándido, festivo, entrañable, aunque lastrado por una beatería boba (el sacerdocio y el alcoholismo) que medio siglo después causa cierto sonrojo. Dirigido por el impersonal Walter Lang, el filme es importante como punto de inflexión en la carrera de Marilyn, que a pesar de sus cortas apariciones en la película logra encender la pantalla con más fuerza y calidez que las innumerables luces de los escenarios. Los cuatro números musicales que interpreta deberían bastarle a las ‘zellwegers’ y ‘kidmans’ de turno para rendirse a la evidencia: podrán emularla, pero nunca alcanzarla.


La crítica dijo que...
-"Se debe ver el tratamiento que hace la señorita Monroe de su voz para apreciarla" (‘Variety’)
-"Cuando se trata de desplegar su talento, la señorita Gayner acaba ganando a la señorita Monroe, cuyos movimientos y contorneos en Heat Wave y Lazy son difíciles de soportar" (‘The New York Times’)
-"Una gran fantasía, llena de color, luz y melodía" (‘New York Daily Mirror’)