Image: Me siento rejuvenecer

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Cine

Me siento rejuvenecer

Marilyn Monroe en DVD

7 abril, 2005 02:00

Marilyn Monroe y Cary Grant en Me siento rejuvenecer

El Cultural entrega el 14 de abril, por sólo 8,95 euros, el DVD Me siento rejuvenecer (1952), una comedia de enredos dirigida por el maestro Howard Hawks, comparable a sus clásicos La fiera de mi niña o Luna nueva. Es el único filme en el que Marilyn Monroe comparte pantalla con Cary Grant y su último papel antes de saltar a la fama.

No sería éste su último papel de secundaria, aunque sí el último antes del estallido de la fama. El propio Howard Hawks la reclamaría como protagonista para su próximo espectáculo, convencido de que no había otra rubia en el planeta Hollywood que mereciera tanto como ella el título de una película (Los caballeros las prefieren rubias), y a partir de ahí comienza la historia de Marilyn escrita en luces de neón. Pero antes y bajo el mismo contrato de la Fox que un año antes le había concedido el rol protagonista de Niebla en el alma, interpretó muy a su pesar a esta secretaria que no sabe escribir a máquina pero sí darle gloriosamente la espalda a la cámara en Me siento rejuvenecer (Monkey Business), una enloquecida screwball comedy con la que Hawks quiso recuperar el aliento fresco y el éxito de sus ya por entonces clásicos La fiera de mi niña (1938) o Luna nueva (1940).

Para algunos críticos el resultado está a la misma altura que los títulos mayores mencionados, aunque para otros está lejos de alcanzar el mismo nivel. Risas, como gustos, hay de todos los colores. Lo que sin duda comparte con ambos filmes es el estado de locura general, de lúdica lucidez que se adueña de lo que ocurre en la pantalla, a la que el espectador sólo puede rendirse y sumarse, como hacen todos los personajes cuando uno a uno (excepto el de Marilyn) van tomando el elixir de la juventud. En esta trama fantástica y aparentemente superficial, escrita por tres gigantes de la comedia como Ben Hetch, Charles Lederer e I. A. L. Diamond (antes de formar equipo con Billy Wilder), concurren diversos y extravagantes personajes, aunque los de mayor peso son un genio de la química y su comprensiva esposa (Cary Grant y Ginger Rogers), un impaciente jefe de laboratorio (Charles Coburn), una secretaria que no sabe escribir a máquina (Marilyn Monroe) y un simpático chimpancé que accidentalmente pone en marcha todo el tingado al descubrir fortuitamente la combinación de la poción mágica.

Las películas de científicos y doctores excéntricos (con animales incluidos) siempre han formado una especie de subgénero en Hollywood, que llega hasta nuestros días, y esta comedia de Howard Hawks no es una más del montón, sino una evidente pionera, con Cary Grant ejerciendo de "Mad Doctor" en uno de sus papeles más desfasados. La extrema inocencia de Me siento rejuvenecer, que se contagia a todos los personajes, es el camino que hace de ella un producto singular, desprendido de cualquier contenido político o realidad aplastante, una película que sólo responde a sus propias reglas y que acontece en un universo exclusivo que empieza y termina en la puerta de la casa del Dr. Fulton, como si al abrirla (y lo hace varias veces antes de que empiece el espectáculo) Hawks nos invitara a traspasar el umbral donde la fantasía y la suspensión de la incredulidad se hacen efectivas.

Universos paralelos
Como ocurre en obras maestras de la comedia como Con faldas y a lo loco, La fiera de mi niña y Un, dos, tres, la experiencia es absurdamente maravillosa y también limitada, ya que sólo podemos atisbar esos mundos a través de una pantalla, cuando lo que de verdad nos gustaría es vivir en ellos, estar de hecho dentro de esas películas, abrir la puerta sobre la que se impresionan los títulos de crédito y entrar en esa casa, en ese laboratorio donde los doctores corren como niños endiablados persiguiendo a la rubia que no necesita ninguna poción para tomarse la vida como un juego, compartir las inocentes y por eso alocadas aventuras de unos personajes que son de este mundo pero no lo son.

No le falta a Me siento rejuvenecer, sin embargo, el rastro de pesimismo que deja toda gran comedia, especialmente las de Hawks, tan brillantes, inteligentes y modernas que todavía son muy difíciles de superar. El planteamiento subterráneo, la amarga e irremediable conclusión que subyace bajo las situaciones descabelladas y los personajes ridículos que se agolpan en la pantalla, viene a ser la única dosis de relidad que nos devuelve al mundo que gozosamente hemos abandonado durante dos horas. Queremos pero no podemos, en definitiva, recuperar la infancia arrebatada. Detener el tiempo. Y eso es lo que, con mucho cariño, concede Howard Hawks a sus personajes. Porque la magia del gran cine se lo permite a ellos y también a nosotros.


La crítica dijo que...
-"Marilyn Monroe cosecha risas y silbidos, saltando de aquí para allá en su papel de secretaria que no sabe escribir a máquina" (‘Photoplay’)
-"No había visto antes a la señorita Monroe, pero ahora sé a qué se debe tanto alboroto" (‘NY Herald Tribune’)
-"Marilyn Monroe puede parecer y actuar como la más tonta de todas las habituales rubias de la gran pantalla" (‘New York Daily News’)