Image: Entre George Clooney y Oliveira

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Cine

Entre George Clooney y Oliveira

El cine español, a través de Coixet y Balagueró, participa fuera de concurso

1 septiembre, 2005 02:00

Proof, de John Madden

Como Cannes o Berlín, el Festival de Cine de Venecia tiene también su envidiable nómina de nombres propios, acaso no tan fieles ni resplandecientes, pero de un interés más que probado en este luminoso espectáculo, mitad mercado, mitad arte, que es el cine. El éxito de esta 62 edición del festival, tal y como sostiene su director Marco Möller, pasa precisamente por la necesidad de romper esa barrera que separa arte de industria, de dar con películas que merezcan entrar en el limbo de los cinéfilos pero también en el paraíso de las taquillas. Pretende que los filmes hablen por sí mismos, ajenos a criterios ecuménicos o a si responden a la llamada del cine de autor o del cine de palomitas: "Un filme puede ser muy divertido, pero también muy inteligente", asegura, a pesar de que este año tampoco ha venido Woody Allen (viejo amigo del festival) a darle la razón.

Así que con un pie aquí y otro allá, el resultado es una programación que se justifica a sí misma con una sección oficial a concurso de dieciocho películas, en la que cabe tanto la reválida en la dirección de la superestrella George Clooney (Good Night and Good Luck, en la que acaso podamos comprobar si su estupenda ópera prima en realidad era suya), como la nueva entrega del director más jovial de Europa, el luso Manoel de Oliveira, que a sus 96 años presentará su película 38, Espelho magico.

De un extremo a otro caben producciones chinas, francesas, portuguesas, norteamericanas, británicas, rusas... y, por supuesto, italianas. Nada menos que seis largometrajes con participación local competirán por el León de Oro, lo que al menos invita a pensar que este año los organizadores han barrido para casa más de la cuenta. Y eso que Benigni finalmente no ha llegado a tiempo. Moretti tampoco está. ¿Entonces? Abel Ferrara, figura no menos internacional, competirá con Mary, donde Juliette Binoche da vida a una actriz obsesionada con María Magdalena. El resto de la representación patria corresponde al incansable Pupi Avati (La seconda noptte di nozze), al director de Sostiene Pereira, Roberto Faenza (con I giorni dell’abbandono), y a la directora Cristina Comencini (La bestia nel cuore). Además, la inversión italiana también se dejará ver en los trabajos franceses Gabrielle, del casi siempre interesante Patrice Chéreau, y en Lés amants réguliers, dirigida por Phillipe Garrel. La necesaria cuota francesa de cualquier festival que se precie quedará completa con el trabajo de Laurent Cantet Vers le sud.

Horizontes españoles
De cine español, a falta de un Amenábar para que vuelva a arrasar con el tipo de cine que gusta en Venecia (comercial pero suficientemente artístico), lo justito. En la sección "Horizontes" estrenará Isabel Coixet La vida secreta de las palabras, mientras que Jaume Balagueró también participa sin derecho a premio con Frágiles. Que ambos hayan rodado en inglés y con actores internacionales (Tim Robbins y Sarah Polley, ella; Calista ‘Ally McBeal’ Flockhart, él) da que pensar sobre el tipo de cine español que quieren los programadores. Sirva de consuelo que el corto Contracuerpo, del madrileño Eduardo Chapero-Jackson, sí se ha rodado en español y ha conseguido colarse para competir en su correspondiente categoría.

Otras citas de interés, volviendo a la Sección Oficial de largometrajes, corresponden a directores tan apreciados bajo la fórmula "arte + comercio" como el brasileño Fernando Meirelles (Ciudad de Dios) o el coreano Park Chan-wook (Old Boy). Tendremos la oportunidad de saciar las expectativas creadas en torno a ellos con El jardinero fiel, una insólita coproducción de Gran Bretaña, Kenia y Alemania, y con Sympathy for Lady Vengeance, en la que el coreano se pasa a la comedia sin olvidar su talento para el thriller. Sumándose a la representación obligada de cine asiático, el hongkonés Stanley Kwang compite con Changhen ge, mientras que el taiwanés Ang Lee lo hace con Brokeback Mountain, si bien el filme es una producción con el sello norteamericano de los westerns (género al que vuelve tras la desmedida Hulk acaso para sacarse la mala espina de Cabalga con el diablo).

Más cine en habla inglesa: aparte del interesante regreso de Terry Gilliam con El secreto de los hermanos Grimm (superada ya la frustración de su imposible Quijote y con otra película en cartera, Tideland), el otro británico a competición, John Madden, podría dar la sorpresa con Proof, donde Anthony Hopkins interpreta a un brillante matemático con disfunciones cerebrales (uno de esos papeles ideados para el Oscar). Y de título tan indie como su hacedor, el americano John Turturro participa con su tercera experiencia detrás de la cámara en Romance & Cigarretes, un "dirty musical" que sucede en Nueva York.

Personalidad americana
Las secciones paralelas tienen también un marcado acento americano, con preferencia por cineastas consagrados y de probada personalidad. Fuera de competición se proyectarán como anticipo algunas de las producciones estadounidenses que pronto ocuparán nuestras salas, como los nuevos trabajos de Ron Howard (Cinderella Man), Steven Soderbergh (Bubble), Tim Burton (La novia cadáver), Cameron Crowe (Elisabethtown), John Singleton (Four Brothers) o Lasse Halstrüm (Casanova). La sección "Horizontes", sin embargo, apuesta por un cine más secreto, propicio a las sorpresas, con nombres como Werner Herzog (The Wild Blue Yonder) o ¡Franco Battiato! (Musikanten), de nuevo detrás de la cámara. Así, manteniendo el tipo entre el cielo y la tierra, sigue en marcha el festival de cine más anciano del mundo.