Cannes ‘06
El año de la renovación
11 mayo, 2006 02:00Jason Schwartzman es Luis XVI y Kristen Dunst Maria Antonieta en el nuevo filme de Sofia Coppola
El festival más importante del mundo alcanza su 59 edición con una clara apuesta por la renovación. Ausentes la mayoría de sus cineastas habituales, el certamen, que inaugura el miércoles 17 de mayo Ron Howard con El código Da Vinci, busca este año jóvenes emergentes como Sofia Coppola (Maria Antonieta), Richard Linklater (Fast Food Nation) y Richard Kelly (Southland Tales). Con los ojos puestos en la historia y la política, la Sección Oficial confía a su vez en el cine centroeuropeo y latino, llevando a concurso los últimos trabajos del italiano Nanni Moretti, el finlandés Aki Kaurismaki, los británicos Ken Loach y Andrea Arnold, el portugués Pedro Costa, el belga Lucas Belvaux, el turco Nuri Bilge Ceylan, cuatro cineastas franceses y los mexicanos González Iñárritu y Guillermo del Toro (con una producción de partipación española). Pero la gran esperanza para nuestro cine llegará con Volver, de Pedro Almodóvar, quien lucha por la Palma de Oro arropado por la buena acogida que Francia da en estos momentos a toda su obra. Lo último de Manuel Huerga (Salvador), una pieza corta de Isabel Coixet y la cinta experimental Honor de cavallería, de Albert Serra, completan la presencia española en las secciones paralelas del festival.
Un total de diecinueve películas componen este año la sección oficial y se disputan esa codiciada Palma de Oro que deberá decidir un sanedrín presidido por Wong Kar-wai. Le acompañarán en la tarea tres grandes estrellas de las pantallas contemporáneas (Mónica Belluchi, Helena Bonham-Carter y Zhang Zi Yi), un director francés (Patrice Leconte), dos cineastas de prestigio procedentes de cinematografías periféricas (la argentina Lucrecia Martel y el palestino Elia Suleiman), el actor americano Samuel L. Jackson y el intérprete y también realizador británico Tim Roth.
El certamen se aleja este año del continente asiático (tan presente en ediciones anteriores) para hacer una discutible apuesta eurocéntrica: trece títulos (un 68% del total) proceden de siete países europeos, con el acostumbrado chauvinismo francés a la cabeza (cuatro películas), escoltado por dos producciones italianas, dos británicas, una belga, una portuguesa, una finlandesa y dos españolas, si bien la película de Guillermo de Toro es, en realidad, una coproducción con México. Si se tiene en cuenta que el cine americano ha conseguido colocar tres films (puesto que Ron Howard y El código Da Vinci abren el festival, pero están fuera de concurso), los otros tres restantes se reparten entre la periferia asiática (China), el medio oriente (Turquía) y Latinoamérica (México), lo que deja al festival claramente descompensado en su equilibrio territorial.
La nómina de los autores también arroja sorpresas. Ausentes muchos de los "habituales de la casa", la renovación empieza por el propio cine americano: David Lynch, Jim Jarmusch y Gus Van Sant dejan paso a una nueva y emergente generación capitaneada por Sofia Coppola, Richard Kelly y Richard Linklater, de quien se podrá ver también una segunda película en la sección ‘Un Certain regard’. El recambio tiene características diferentes en el continente europeo, donde veteranos como Angelopoulos, Oliveira, Kusturica, Von Trier, Haneke o los hermanos Dardenne ceden su sitio a creadores ya consagrados como Nanni Moretti, Pedro Almodóvar, Ken Loach y Aki Kaurismäki.
En ascenso
De México proceden otros dos cineastas en ascenso: Alejandro González Iñarritu y Guillermo del Toro. El inquieto realizador de Amores perros y 21 gramos vuelve a colaborar con el guionista Guillermo Arriaga (ganador el año pasado por Los tres entierros de Melquíades Estrada) para proponer, con Babel, un film de grandes ambiciones, rodado en Japón, Marruecos y México, hablado en cuatro idiomas (español, árabe, inglés y japonés), y protagonizado por un casting de lujo: Brad Pitt, Cate Blanchett y Gael García Bernal. Cuatro tramas principales se tejen y se destejen dentro de una obra que el propio cineasta considera como "un caballo salvaje" al que le costó trabajo domar, una divagación sobre las fronteras ideológicas y geográficas que le resultó "muy exigente intelectual y emocionalmente, y físicamente también muy difícil por la logística de producción y por la dificultad de resolver la compenetración de diferentes culturas".
Dificultades que sin duda afronta también su compatriota Guillermo del Toro al adentrarse, con El laberinto del fauno, en un territorio imaginario donde la Historia confluye con los cuentos de hadas, los maquis de la guerrilla antifranquista con seres mitológicos y los crueles militares de la dictadura con niñas de cándida inocencia. La mezcla, reconoce su director, "tiene elementos cercanos a Cronos y a El espinazo del diablo, y el resultado es bastante fuerte en imágenes". Una propuesta, por tanto, que tendrá poco que ver con el modelo habitual utilizado en el cine español para la representación de la posguerra y que no dejará a nadie indiferente.
Estas obras expresan también las dos grandes líneas de fuerza que parecen recorrer, temáticamente, la selección oficial: la interrogación de la Historia, simultáneamente desde una perspectiva fílmica moderna y desde la reflexión política (camino por el que discurren los trabajos de Sofia Coppola, Ken Loach, Rachid Bouchareb y Guillermo del Toro) y la interpelación al presente social y político del mundo contemporáneo, planteada por Nanni Moretti, Bruno Dumont, Richard Linklater y Richard Kelly.
Recambio generacional
El cine francés parte con ventaja numérica y deja ver, igualmente, un visible recambio generacional, pero ninguna de sus cuatro bazas despierta, a priori, grandes esperanzas. Los trabajos de Nicole García (Selon Charlie), Xavier Giannoli (Quand J´etais chanteur), Rachid Bouchareb (Indígenas) y Bruno Dumont (Flandres) arrastran el peso y el recuerdo decepcionante de los fiascos ya cosechados por la representación gala en las ediciones anteriores. Por el contrario, todos los ojos están puestos en las audaces y atrevidas propuestas que llevan a la Croisette los jóvenes cineastas americanos. Y la primera entre todos, Sofia Coppola, que afronta con Maria Antonieta una espectacular reconstrucción de los últimos días de la monarquía francesa a partir de un libro de Antonia Fraser. "Siempre me fascinó la historia de Maria Antonieta y la decadencia de Versalles en los días previos a la Revolución", asegura la hija de papá Coppola, para quien la reina, interpretada por Kirsten Dunst, "era apenas una adolescente cuando le tocó jugar un papel importante en la historia de una nación. Luis XVI y Maria Antonieta eran dos chicos perdidos en un mundo completamente loco".
Richard Linklater se atreve con otros dos libros de gran repercusión. Por un lado, la investigación de Eric Schlosser que da título a Fast Food Nation, sobre la industria de la comida-basura en Estados Unidos y sus implicaciones en la economía global. Un libro ficcionalizado por el propio guionista y director, con la intervención de actores como Patricia Arquette, Kris Kristofferson y Ethan Hawke, para examinar "no sólo los riesgos para la salud implicados en la industria de la comida rápida, sino también su entorno y sus consecuencias sociales". Por otra parte, una importante novela de Philip K. Dick (A Scanner Darkly), cuya acción se sitúa en un suburbio de California y transcurre en un futuro donde América ha perdido su guerra contra las drogas. Una fantasía de ciencia-ficción protagonizada por Keanu Reeves y Winona Ryder, donde los trazos de la animación se superponen a los personajes filmados en imagen real.
Richard Kelly, por su parte, presenta en Southland Tales una visión musical, poética y política de los Estados Unidos del futuro inmediato (Los ángeles, 2008) dentro de un film que se reconoce tan influenciado por Philip K. Dick como por Andy Warhol, el expresionismo alemán, Zelda Rubinstein, la Bauhaus o la estética de los años cincuenta. Y por heterodoxia que no falte, puesto que Nanni Moretti -siempre insurrecto- desembarca en Cannes con su combativo film sobre Berlusconi, El caimán, que el director de La habitación del hijo (con la que ya ganó la Palma de Oro), ha querido hacer "una película en la mejor tradición del cine italiano de compromiso civil, pero no para hacer cambiar de idea a los electores de Berlusconi ni para reafirmar a un público de izquierdas en sus propias certezas, sino simplemente para suscitar dudas".
Cine ideológico
Cine de combate ideológico será igualmente The Wind That Shakes the Barley, fruto de la nueva colaboración entre Ken Loach y su guionista habitual, Paul Laverty, donde el cineasta británico evoca la lucha de los republicanos irlandeses en 1922, una etapa que considera "absolutamente crítica", puesto que, "cuando la lucha por la independencia llegó a un punto decisivo, se abrieron todo tipo de posibilidades", si bien fueron entonces los británicos, "con su larga experiencia como imperialistas, los que se emplearon a fondo para cerrarlas todas. Sólo espero que se pueda asimilar su contenido histórico". La segunda película británica (Red Road) está dirigida por la actriz Andrea Arnold, y forma parte de un nuevo proyecto experimental impulsado por la Zentropa de Lars Von Trier (titulado The Advance Party), en el que tres prometedores cineastas ingleses deben realizar tres películas diferentes con los mismos actores interpretando a los mismos personajes. Tampoco faltará a la cita el incorregible Aki Kaurismäki, que llega con la tercera entrega (tras Nubes pasajeras y El hombre sin pasado) de su trilogía sobre los parados, indigentes y desheredados de Finlandia, titulada Las luces de los suburbios, convencido como está de que, "cuanto más pesimista me siento sobre la vida, más optimistas deben ser las películas que hago".
La expectación de Volver
El belga Lucas Belvaux, con un polar de resonancias sociales (La razón del más débil), el portugués Pedro Costa (Juventud en marcha), el turco Nuri Bilge Ceylan (Les Climats) y el chino Lou Ye (Palacio de verano) completan junto al cineasta finés la nómina de los francotiradores. La gran oportunidad española vuelve a estar en manos de Pedro Almodóvar, que regresa a la competición con Volver, estrenada ya en España con una excelente acogida crítica, pero convertida en uno de los títulos que despierta mayor expectación en el país que le dedica a su director una gran exposición en la Cinemateca francesa. "Volver habla de una España blanca que existe en el mismo lugar de la España negra", dijo el manchego de su última película. Pero el autor de átame no será el único español, puesto que, contra lo que suele ser habitual, este año habrá presencia hispana en todas las secciones del certamen. Tres cineastas catalanes (Isabel Coixet, Manuel Huerga y Albert Serra) han conseguido también hacerse un hueco. La primera es, junto a cineastas como Olivier Assayas, Gus Van Sant, Joel Coen y Walter Salles, entre muchos otros, correalizadora del film colectivo París, Je t´aime, que inaugurará la sección ‘Un certain regard’.
Manuel Huerga presenta en este mismo apartado (donde también comparece Marco Bellochio con El director de matrimonios) su película Salvador, basada en la figura de Salvador Puig Antich (véase entrevista en este mismo número) y Albert Serra estrena en la Quincena de los Realizadores su particular versión del Quijote: Honor de Cavallería. A su vez, otros directores de alcurnia, como Sydney Pollack (con un documental sobre el arquitecto Frank Gehry) o Johnny To (con Election 2) tienen también su oportunidad dentro de un festival que cerrará sus puertas con un trabajo de Tony Gatlif titulado Transylvania, presentado ya fuera de concurso.
Cannes '06
El año de la renovación, por Carlos F. Heredero
Del Toro en la posguerra española
Entrevista con Manuel Huerga
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