Cine

Iron Man

Director: Sven Taddicken

1 mayo, 2008 02:00

Intérpretes: Jürdis Triebel, Jörgen Vogel. Guión: C. Schreiber, Ruth Toma. Alemania, 2006.

América necesita un héroe. Desesperadamente. Eso, entre otras cosas, explicaría la resurrección de viejos prototipos de action-hero de finales de los años setenta y principio de los años 80: de Rocky Balboa a John Rambo, de John McLane a Indiana Jones. Pero eso no es todo (o es muy poco), el cine mainstream norteamericano de los últimos años ha resucitado para la imagen HD a un buen número de súper héroes surgidos de las páginas del cómic, principalmente los pergeñados desde la icónica (y todopoderosa) Marvel. Spiderman, Superman, Los 4 fantásticos, X-men, Batman, The Punisher, Daredevil, Elektra... (y los que faltan por llegar) proponiendo una rima en absoluto casual: la mayoría de estos personajes nacieron con la guerra de Vietnam (o antes, como El Capitán América, con la guerra fría), mientras que sus versiones fílmicas contemporáneas coinciden con los conflictos de Afganistán e Irak. Iron Man ejemplifica ese proceso al narrar la génesis del héroe-cyborg cuando es apresado por los muhaidines afganos, mientras que en el cómic de 1963 la acción se desarrollaba en terreno vietnamita.

La historia de Iron Man/Tony Stark es la de una redención moral post-expiativa: un cínico hombre de negocios con un cerebro privilegiado que pasa de fabricar armas para los malos a convertirse él mismo en la principal arma para combatir el mal. Es una lástima que el proyecto haya caído en manos de un realizador tan aséptico y despersonalizado como Jon Favreau. Este actor neoyorquino reconvertido en director dota a la película con los mínimos elementos para que la acción se desarrolle sin altibajos, pero al igual que los films de Singer, Ratner y Norrington, las imágenes de Iron Man acaban deviniendo planas, una aparatosa puesta en escena a mayor gloria del píxel, el BUM! y el guitarreo trash-metal. Fraveau es incapaz de dejar patente ningún sello característico, de imponer un trasfondo narrativo coherente tras las explosiones y las llamaradas. Así que lo mejor es ceder toda la atención al gran acierto de casting que significa Robert Downey Jr. El tan controvertido como brillante intérprete se calza a la perfección la piel de metal de Tony Stark, sin duda, uno de los súper-hérores más canallas y viciosos que ha surgido nunca de la mente de Stan Lee: alcohólico, mujeriego, derrochador y soberbio a partes iguales, adquiere gracias al cuerpo (y al rostro) de Downey Jr. una humanidad y una fragilidad que dudosamente otro actor podría ofrecer. Gracias a él Iron Man fluctúa sin que nos estemos cuestionando continuamente qué narices significa lo que estamos viendo.