Image: José Padilha

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Cine

José Padilha

“La violencia en Brasil no surge de la pobreza”

17 julio, 2008 02:00

Wagner Moura (izquierda) en una escena de 'Tropa de élite'

El brasileño José Padilha ganó con su debut en la ficción, Tropa de élite, el Oso de Oro en el último Festival de Berlín envuelto en la polémica. El filme, que algunos tachan de reaccionario, narra los desvelos de la policía de Río de Janeiro ante una visita del Papa en 1997. Su estreno este viernes 18 coincidirá con el de Yo serví al rey de Inglaterra, del checo Jiri Menzel, que se llevó el premio de la crítica en el mismo certamen. Ambos cineastas explican a El Cultural sus trabajos.

Cinco años después de Ciudad de Dios (Fernando Meirelles) llega a las pantallas españolas Tropa de élite, que puede ser entendida como su reverso. Si aquel gran éxito describía la vida en las favelas de Río de Janeiro con un estilo visual impactante desde el punto de vista de sus sufridos habitantes, ahora la flamante ganadora del último Festival de Berlín hace lo propio partiendo de la experiencia de la policía. José Padilha (Río de Janeiro, 1961), reputado documentalista, debuta en la ficción con un filme que ha acaparado tantos elogios como críticas. Para algunos, se trata del imprescindible complemento para entender una realidad compleja. Para otros, el retrato de un cuerpo de élite (la Bope) de la policía brasileña que actúa al margen de la ley acaba convirtiéndose en una defensa del "ojo por ojo" y la creación de grupos al estilo de los GAL. El director José Padilha explica a El Cultural los motivos de un filme fotografiado (Lula Carvalho) y escrito (Bráulio Mantovani) por los mismos artistas que participaron en la referencial Ciudad de Dios.

- ¿Por qué retrata la Bope y no la policía ordinaria?
- Fue decisiva la complicidad de Rodrigo Pimentel, ex miembro de ese cuerpo. Y Ciudad de Dios, claro, fue también otra gran inspiración. Han transcurrido seis años desde que se estrenó y su huella es poderosa. La violencia en las grandes ciudades comenzó a ser entonces el tema que más nos interesa a los cineastas de mi generación.

- ¿Cuál es su aproximación a esa violencia?
- Parto de la base de que la violencia forma parte de la naturaleza humana. Nos acompaña desde el amanecer de los tiempos. Se tienen que dar determinadas coordenadas para que una sociedad se libre de ella. La paz relativa es rara, es un hecho histórico. Por todo ello, las artes no pueden ignorar la violencia, deben analizar meticulosamente sus razones. Si llegamos a comprenderla, podremos hacerle frente. Mi filme trata de eso: analiza las razones y condiciones que conducen a la profundísima corrupción de la policía de Rio de Janeiro. Y no es un problema brasileño, asola también a las sociedades europeas.

- ¿Dónde cree que están las raíces del mal?
- La gente, cuando habla de mi país, suele equiparar violencia y pobreza. Y no es así. En el mundo hay ciudades tan paupérrimas como Rio o Sao Paulo pero sin tamaña violencia. Es un tema que me obsesiona al que, de hecho, le he dedicado ya dos películas. La primera, Bus 174, contaba cómo los niños y criminales de medio pelo son ignorados por el Estado y acaban convirtiéndose en criminales. Con Tropa de élite he querido analizar de dónde proviene la violencia y la corrupción policial.

- Por una parte señala la responsabilidad del Estado, pero también crítica a la clase media por consumir drogas y perpeturar el problema.
-Hay una clara responsabilidad del Estado. Los policías tienen un sueldo bajo y apenas educación. Al mismo tiempo, son obligados a arriesgar la vida todos los días. Ese es el campo de abono de la violencia y la corrupción, pero mi película no dice que la clase media provoque que la pobreza degenere en violencia. La película critica al Estado como creador de estos males. Y no creo que la sociedad y democracia brasileñas estén en peligro. La violencia no tiene un origen político.

- Tras rodar la película, ¿se le ocurre alguna solución al problema?
- ¡No! ¿Cómo resolver esa lacra? No tengo la respuesta. Creo que nadie la tiene. La corrupción de la policía es una gangrena que no tiene cura, les pagan una miseria por jugarse la vida. Los policías someten a los detenidos a torturas infrahumanas, porque ellos mismos reciben ese trato. El factor fundamental es la hipocresía, subyacente a la violencia.

Un éxito imprevisible
- La película ha tenido un éxito espectacular en su país. ¿A qué cree que se debe tanta atención?
- Me resulta difícil explicar por qué una pequeña película generada desde la compañía que llevo con Marcos Prado, Zazen Produçoes, integrada por apenas seis personas, ha podido crear semejante "fiebre". Por una parte, me dejó atónito el acoso policial que sufrimos, sobre todo para que reveláramos los nombres de los policías que secretamente nos revelaron sus métodos de tortura. Pero no fue sólo eso. Asociaciones de derechos humanos y notables periodistas nos acusaron de todo: fuimos denunciados desde ser izquierdistas radicales hasta fascistas de extrema derecha. Jamás pensamos que íbamos a crear un fenómeno social de tamaña dimensión. Creo también que cierto sector de la población se sintió vindicado frente a la brutalidad policial, sobre todo en las favelas.

Un rodaje accidentado
Tropa de élite está basada en hechos reales acaecidos en 1997, dos meses antes de que el Papa Juan Pablo II visitara las favelas durante una visita a Río de Janeiro. La Bope organizó la brutal "Operación Su Santidad" de "limpieza", que Padilha califica de "absurda". El guión conoció doce versiones hasta llegar a la de Braulio Mantovani. La financiación tampoco fue fácil. El poderoso conglomerado multimedia brasileño O Globo se negó a financiarla por carecer de un "final feliz" y fue el impulso de la compañía estadounidense Weinstein Company lo que permitió que tirara adelante.

- Durante la filmación, el equipo al completo fue secuestrado.
- Nosotros suponíamos que los gangsters habían dejado las armas durante el rodaje en las favelas. Pero un grupo no identificado de criminales armado de granadas de mano y rifles AR-15, nos retuvo durante un día y nos desvalijó. Habiendo sido identificada la favela Chapéu Manguerita, se instaló la desconfianza general cuando la policía entró para investigar el caso. Ya nadie quería aparecer en la figuración de la película. Y la seguridad nos abandonó poniéndonos a todos en peligro. Durante diez días, la producción estuvo suspendida. Tropa de élite se convirtió en víctima de su propia temática.

- ¿Cómo logró finalizarla?
- Cuando sucedió el secuestro, la película estaba rodada al 50%. Realizamos localizaciones de urgencia y encontramos un sucedáneo que podría operar como la favela anterior. El problema siguiente fue que la prensa identificó al líder del grupo que nos secuestró y resultó que vivía escondido en nuestra nueva localización. Con mucho coraje, pedí ayuda al capo de la droga local para que nos ayudara. él nos "invitó" a mi productor Marcos Prado y a mí a un "paseo" por el bosque cercano. Tras una dura negociación, convino en protegernos y la producción pudo ser finalizada. Estuvimos muy cerca del desastre.

- ¿Y cuál fue la postura policial?
- Se necesita una autorización oficial para rodar en lo que se denomina "zonas de peligro". Al principio, nos la denegaron. Después, desde la gendarmería me hicieron saber que me querían someter a un interrogatorio. Pero el gobernador de Río, al que acudí a consultar, me dijo que no debía someterme a ello en absoluto. Supe que en la gendarmería se acumulaba un enorme dossier sobre la película con fines censores. Al final, se impuso una actitud razonable y los permisos fueron otorgados.

- ¿Son las calles de Río tan inseguras como vemos en el filme?
- El año pasado murieron casi mil sólo por la violencia policial. En Estados Unidos, apenas fueron 200. No nos preocupa nuestra imagen sino nuestra realidad. Y mi deber ha sido enseñarla. Me complace que en mi país la película haya fomentado el debate. Mucha gente común me ha felicitado. ¡Incluso policías por la calle me paran para agradecérmela!