Image: Documentales de primera plana

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Cine

Documentales de primera plana

17 julio, 2009 02:00

Fotograma de Los ojos de Ariana

El periodismo se alía con el arte cinematográfico en dos documentales. Llegan Los ojos de Ariana de Ricardo Macían sobre Afganistán y Malta Radio, de Manuel Menchón, sobre la inmigración.

A veces, es cierto que una imagen vale más que mil palabras. Por ejemplo, las lágrimas del cineasta Mirwais. Este director de cine afgano cuya carrera se vio truncada cuando los talibanes tomaron el poder rompe a llorar ante el insoportable vacío que deja un Buda gigante y milenario que los extremistas religiosos dinamitaron en 2001, poco antes de la guerra que los derrocaría. Esa imagen es muy significativa sobre el terror y destrucción que supuso uno de los regímenes más horrendos que ha conocido la historia de la Humanidad.

La escena puede verse en Los ojos de Ariana, documental de Ricardo Macían que reconstruye la barbarie fanática a través de los recuerdos de los heroicos miembros del Afghan Film, nueve hombres que se jugaron la vida para mantener a buen recaudo las películas que los integristas querían destruir: "Durante el período de dominación de los talibán, se produjo un acoso constante a la cultura en todas sus facetas -explica el director-. Se dinamitó parte de la historia de un país. La vida pública perdió toda manifestación de alegría. Se prohibieron los juegos, se penalizó la educación fuera de la interpretación del dictado talibán, llegó incluso a considerarse delito disfrutar del canto de los pájaros. Pero la cultura supo sobrevivir pacientemente como lo hace, paradójicamente, la tradición oral, en silencio".

Otra imagen de impacto, en esta ocasión una que dio la vuelta al mundo. El barco español Francisco y Catalina aguarda en las costas de Malta a que le dejen atracar. Lleva consigo a 51 inmigrantes rescatados de una patera en alta mar frente a las costas de Libia. El mercante español les salvó la vida dándoles cobijo en alta mar cuando estaban a punto de naufragar para morir. Los "héroes" españoles resistieron hasta que autoridades de diversos países europeos, mayoritariamente España, no tuvieron más remedio que poner fin a la bochornosa situación y darles un visado. La metáfora de ese barco al que nadie quiere fue una imagen muy gráfica sobre la desigualdad entre el norte y el sur y se convierte en leit motiv de Malta Radio, del director Manuel Menchón. "Me dejó muy impactado. Ese enfrentamiento entre un acto generoso de unas personas y el absurdo de la burocracia. Desde el primer momento contacté con las mujeres de los marineros. Al principio, pensaba escribir una película de ficción, pero después pensé que aquellas personas tenían más fuerza que cualquier actor".

Macían y Menchón proceden de ámbitos muy distintos. El segundo se ha curtido como director publicitario para grandes marcas hasta llegar a un proyecto complejo en el que ha invertido tres años de su vida. Macían proviene del campo del reporterismo televisivo, acumulando experiencia como cámara en la guerra de Kuwait, la caída del régimen comunista en Albania o la intervención norteamericana en Somalia. Hasta llegar a Afganistán, donde la historia de esos resistentes le cautivó al instante.

Dos modelos
Ambos trabajos son herederos del reportaje periodístico entendido como género que profundiza en una realidad sangrante, aunque se presenten en un estado más elaborado que introduce no pocas dosis de dramaturgia. Pero no pueden ser más distintos. Si Macían opta por un tono melancólico y pausado al estilo de Chantal Ackerman, Menchón se ocupa de crear un montaje dinámico y entretenido en el que se sirve de dos elementos: por una parte, el diario de uno de los tripulantes, un joven atribulado que, como en Capitanes intrépidos, de Rudyard Kipling, acaba aprendiendo los valores de la solidaridad y el compañerismo. Por la otra, la introducción de las imágenes grabadas con el móvil por uno de los pescadores. Como con los vídeos caseros de Capturing the Friedmans, esas grabaciones "inocentes" le sirven a Menchón para tejer un thriller real y aterrador.