Image: Un Pinocho del siglo XXI

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Cine

Un Pinocho del siglo XXI

Kore-eda sueña despierto con Air Doll

18 junio, 2010 02:00

Muñeca protagonista de Air Doll.

Ensoñación, metáfora, melodrama. El director japonés Kore-eda incluye todos estos ingredientes en Air Doll, una nueva entrega que llega hoy a las carteleras con una fábula que subraya la infelicidad.

La premisa, como mínimo, llama la atención: la última película del laureado director japonés Hirokazu Kore-eda, Air Doll, presentada en Cannes 2009 en la sección Un certain regard, es una fábula protagonizada por una muñeca hinchable que, un buen día, cobra vida propia. Quizás no debería extrañarnos que un delineante de lo real, o mejor dicho, de todas aquellas pequeñas cosas que conforman lo real, como es el firmante de las aplaudidas Nadie sabe (2004) y Still walking (2008), coquetee con tanto riesgo como atrevimiento con el género fantástico. Al fin y al cabo una de sus películas más atractivas, After life, ya se adentraba de lleno en el territorio de la fantasía al situar un limbo entre el cielo y la tierra donde unos funcionarios tibiamente angelicales ayudan a examinar los recuerdos de los recién fallecidos para poder llevarse lo mejor de sus vidas al infinito post-existencial. Kore-eda, como Ang Lee (en el mejor de los casos) o como Michael Winterbottom (en el peor), gusta de la variación argumental, del desafío frente a un material aparentemente ajeno a su mundo artístico del que poder extraer las suficientes aristas como para enarbolar un nuevo discurso que se acerque a sus constantes más reconocibles: la alienación social, la confrontación entre la ingenuidad primigenia y la espinosa dureza del crecimiento, las relaciones humanas entre amigos, etc.

De ahí que este retrato, etéreo y naïf en un principio, trágico y expeditivo a su cierre, del aprendizaje vital de una muñeca hinchable lanzada a descubrir el mundo tenga más que ver con la dramática historia del Pinocho de Carlo Collodi que con la socarronería berlanguiana de Tamaño natural (1973) o el humor acomodaticio propio del cine indie americano de Lars y una chica de verdad (2008) -ambas películas cuentan con esas extrañas formas de ocio sexual como protagonistas-. Lo interesante surge, entonces, de cómo Kore-eda se las apaña para reconducir el texto de base -el manga de apenas veinte páginas Gouda's Philosophical Discourse: The Pneumatic Figure of a Girl, de Yoshiie Gouda- hacia un territorio reconocible conformado por personas, lugares y acciones afines a su estética del melodrama controlado (sin estridencias, sin ríos de lágrimas, sin poesía barata). El resultado es ambivalente. Kore-eda logra dejar su huella tanto en el minimalismo de la presentación inicial del personaje y su conversión en carne orgánica -un bello momento en el que la mano inflable de la muñeca acaricia una gota de agua y cuyo contraplano es de la mano en carne y hueso de la actriz Bae Doona- como en la acertada mirada, de carácter ensoñador, que posee toda la cinta mimetizando el despertar que sufre esta nueva forma de vida. Un juego metafórico brillante en su planteamiento y en algunas de sus soluciones climáticas -el momento en que la protagonista se desinfla accidentalmente y ha de ser salvada por su primer amor (real) soplando dentro de ella- que trata de rehuir todo tipo de incómodos convencionalismos.

Impulsos líricos
El desequilibrio surge de la tendencia hacia la dispersión y la exageración que ocupa la segunda parte de la cinta, donde si bien se sigue apreciando el rigor compositivo del cineasta, este cede a unos impulsos líricos que rozan lo vergonzante -de repente la obra adopta una extraña esencia no muy alejada al cine de, por ejemplo, Isabel Coixet- como a un modelo de personajes-clichés con un pie en lo macabro y otro en la impostura. Una ruptura incómoda con el aire naturalista con que el director de Distance (2001) integraba el carácter fantástico de la obra dentro del realismo predominante: dejando tras de sí un cuento triste que viene a subrayar la infelicidad de los bondadosos en un mundo devorador, egoísta y malsano.