Image: Agustí Villaronga

Image: Agustí Villaronga

Cine

Agustí Villaronga

“No condeno a quien traiciona sus convicciones para sobrevivir”

17 septiembre, 2010 02:00

Agustí Villaronga dirige a Nora Navas en Pa negre. Foto: Lucía Faraig.

Esta edición del Festival de San Sebastián es una incógnita. A nombres consagrados como John Sayles, que presenta Amigo, o Naomi Kwase, Genpin, se unirán otros más desconocidos en una sección oficial con nutrida presencia asiática y suramericana. Entre los españoles, destaca Agustí Villaronga, que regresa a la dirección con la adaptación de la novela de Emili Teixidor Pa negre. El documental tendrá un importante papel tanto a concurso como en Zabaltegi. Isaki Lacuesta, José Luis Guerin y José María de Orbe serán sus principales representantes. Además, Julia Roberts recibirá el Premio Donostia y presentará Come reza ama, nueva película que protagoniza junto a Javier Bardem.

El cine español vuelve a tener un papel central en el Festival de San Sebastián de 2010. Los críticos deberán afilar la vista ya que la Sección Oficial, lejos de recorrer los caminos más trillados, posa su mirada en cineastas de corto recorrido o insólitos en estas lides. Oscar Aibar, un heredero de Álex de la Iglesia en su manejo del pop con tintes grotescos, participa con El gran Vázquez, en la que Santiago Segura da vida al dibujante de Zipi y Zape, un tipo mentiroso y liante. Jordi Cadena y Judith Colell concursan con Elisa K, una historia con los abusos a menores como telón de fondo. Y José María de Orbe, en Aita, reincide en los caminos de vanguardia ensayados en la La línea recta.

Con el cine producido en Barcelona protagonizando la Sección Oficial y Zabaltegi, el nombre más consolidado que se paseará por la Concha es Agustí Villaronga (Mallorca, 1953), el director "maldito" por excelencia del reciente cine español. Tras la inquietante Aro Tolbukhin, en la mente del asesino (2002), el cineasta se plantará en la 58 edición del certamen con su película más accesible hasta la fecha, Pa negre, la violenta y desgarrada crónica de una desintegración familiar en el marco de la posguerra civil española. La comarca de Osona, en el corazón de Cataluña, es el escenario de una historia seca y contundente que deja al espectador tan desconcertado como emocionado.

-Pa negre es su película más académica, muy apegada a una trama sólida y clara.
-La película surge de la voluntad de la productora, Isona Pasola. Cuando me llamó para este proyecto, me dijo que tenía en mente una película capaz de llegar a un gran número de público. Se trataba de adaptar mi estilo a un trabajo que también pudiera tener un carácter comercial. La dificultad estribaba en adaptar un libro de 400 páginas, que además es muy literario ya que tiene mucho monólogo interior. El mismo universo que Teixidor expone en Pa negre también está presente en otras novelas suyas, así que me tomé la libertad de utilizar elementos de esas obras, especialmente Retrato de un asesino de pájaros. Ha sido fantástico partir de unos personajes tan bien construidos. Y aunque sea una adaptación, la considero una película muy personal.

-La guerra pone de manifiesto lo peor de los personajes.
-No considero que sea una película pesimista sino realista, aunque sí puedo reconocer que es muy cruda. La idea de la miseria está muy presente, no sólo la miseria material, también la moral. Todo ello, en una situación muy extrema. Y lo que vemos es la evolución de un niño que pasa de la ingenuidad a convertirse en un monstruo.

Ideología y pasión
-Sorprende, dentro de la riqueza dramática, su ambigüedad moral. No hay buenos ni malos, tampoco se establecen bandos de ningún tipo.
-Muchos catalanes pertenecían al bando nacional y se enriquecieron con la victoria. No fue una guerra "contra" los españoles. Hay un elemento en mi cine que siempre se repite y es que no juzgo a los personajes. Detrás de un guardia civil trato de ver al ser humano, no sólo al representante de una fuerza represora.

-La mirada del niño protagonista establece el tono de la historia. Parece que el ambiente rural aporta a la película un componente mágico.
-Bueno, supongo que se refiere a la primera secuencia, que es muy dura. Después sí, está ese mundo del campo un tanto bucólico en el que habitan los fantasmas del pasado. Al principio, ese elemento de fantasía tenía más peso pero poco a poco la película se fue desnudando. A medida que el niño madura ese entorno se convierte en algo mucho más crudo.

-Usted intenta no juzgar pero los protagonistas traicionan de una forma u otra su ideología.
-En este sentido me remitiría al planteamiento de la película El lector, de Stephen Daldry. ¿Podemos reprocharles a los alemanes haber apoyado el nazismo cuando a muchos les venía impuesto? Me cuesta condenar a la gente que traiciona sus convicciones más íntimas para sobrevivir. Juzgar ahora a las personas de entonces desde nuestros valores es muy fácil. Hoy mismo vemos, por ejemplo, cómo muchos inmigrantes tienen que adaptarse a nuestra sociedad renunciando a convicciones muy profundas.

-El dilema que afronta el niño resulta muy elocuente. Y su actitud, incluso cruel.
-...Sin ir más lejos, en España ha sucedido con frecuencia en el último siglo que ha habido hijos con una educación muy superior a sus padres y que se han sentido avergonzados de sus orígenes. Tiendo a creer que la mayoría de los niños son inteligentes. Es en la madurez cuando nos hacemos más tontos.

-La figura del niño tísico, esa yuxtaposición entre pureza y muerte, está siempre presente en sus películas.
-Confieso que siempre me han atraído los mundos oscuros. Quizá es que sólo la muerte puede conservar la pureza... Ese personaje es como un sueño.