Fernando Aramburu
La memoria me niega las palabras exactas, no así la esencia de aquel aforismo de Rafael Argullol que tilda de errónea la pretensión humana de poseer las cosas, los animales, los amantes; de poseer, incluso, la vida misma. Ciertamente bastante trabajo tenemos con ser y estar, con mantener encendida la llama de la conciencia, gozar lo que se pueda y nos permitan, y apencar, qué remedio, con el cupo personal de infortunios. La vida, no obstante, es un buen pretexto para practicar la respiración. Rafael Argullol la visita en forma reflexiva y fotográfica, con la perspicacia y buen gusto a que nos tiene acostumbrados, en su Visión desde el fondo del mar. Un libro no tanto de viajes, como de llegadas y presencias que brindan al hombre sensitivo ocasión para modelar una serena cantidad de pensamiento y poesía. Afortunadamente el mundo es susceptible (y digno) de ser escrito.