Image: La pantalla excéntrica

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Cine

La pantalla excéntrica

La libertad narrativa del cine más contemporáneo se deja ver en la cartelera

6 noviembre, 2010 01:00

Una escena de La mosquitera, de Agustí Vila

Pocas películas destacan esta semana de una cartelera no especialmente atractiva, pero sí ecléctica y sobre todo excéntrica. Aparte del thriller clásico Caza a la espía, de Doug Liman (leer crítica de Alex G. Calvo), merece la pena extraer algunas conclusiones en torno a la, cada vez mayor, libertad narrativa del cine más contemporáneo, presente en cintas como Salidos de cuentas, de Todd Phillips; La mosquitera, de Agustí Vila, sin duda uno de los filmes españoles más excéntricos de los últimos años, y el elogio al dolor que representa Jackass 3D, de Jeff Tremaine. Otras dos películas de estreno completan la presencia española en las pantallas: el documental de Patricia Ferreira Señora de y el thriller psicológico, congraciado con la serie B, Agnosia, de Eugenio Mira.

Salidos de cuentas. El anterior filme de Todd Phillips, la comedia Resacón en Las Vegas, adquirió el aura de clásico instantáneo, comedia de culto que revisaba aquel cine ochentero de juergas universitarias y despedidas de solteros pero con la distancia que dan los años, y con unos protagonistas biológicamente maduros pero cerebralmente infantiles. Con Salidos de cuentas Phillips sigue explorando esa vía de resistencia a la edad adulta, al convocar a dos de los actores más expresivos del Hollywood actual -Robert Downey Jr. y Zack Galifianakis- y embarcarles en una road-movie donde el sin gobierno y la tendencia al desastre llevan el motor del relato. Veloz, descuidada y fuera de control, la película es, en declaraciones de Phillips, un film de transición hacia la segunda parte de Resacón en Las Vegas, que ya está rodando.

La mosquitera. Pocas películas españolas se recuerdan tan fuera de norma y tan desconcertantes como este tercer largometraje de Agustí Vila. La tendencia es apelar al surrealismo para dar cuenta de los excéntricos comportamientos de unos personajes, una familia, motivados por el absoluto aburrimiento y la búsqueda de sensaciones que les hagan sentirse presentes en un mundo extraño, una vida descarriada. Sin embargo, el desconcierto que late en el film está más cerca de los juegos mentales de Claude Chabrol que de las fantasías oníricas de Max Ernst, hay más veneno que socarronería, y desde luego hay más perversión que fantasía en los impulsos narrativos de La mosquitera. Un padre (Eduard Fernández) que no sabe lo que busca y se ve envuelto en una extraña relación de compra-venta con la asistenta de la casa; una madre (Emma Suárez), ilustradora y escritora de cuentos infantiles, que mantiene una turbia relación sexual con un amigo de su hijo adolescente; una hermana que educa a su hija con juegos sádicos. Todos los personajes se proclaman abanderados de las buenas causas y la sensibilidad extremada hacia la vida de todos los seres vivos, pero en cada actitud y cada decisión que toman (o que la vida toma por ellos) siembran el dolor y la infelicidad. Con este tercer film (al que preceden la rohmeriana Un banco en el parque y el documental bio-pic de creación 3055 Jean Leon), Vila emerge como uno de los cineastas más polifacéticos y versátiles del reciente cine español, al que habrá que seguir de cerca. Léase esta reveladora entrevista de Marta Caballero con el director.

Jackass 3D. Si el cine contemporáneo está al borde del cataclismo y la brutalidad de la imagen, si el riesgo extremo y la sensibilidad nihilista son monedas de cambio en las pantallas del mundo, Jackass 3D es un buen síntoma de todo ello. Sólo apta para miradas que disfrutan de la imagen patológica -en feliz expresión de Román Gubern-, esta tercera entrega de los locos, payasos y masoquistas ‘jackass' quizá no gana en desafíos a sus precedentes -verdaderos elogios al sadismo-, pero sí tratan de llevar sus salvajadas, nacidas en las pistas de skaters y puestas en forma audiovisual por la MTV, a una nueva dimensión. Filmada en 3D, su director Jeff Tremaine ha querido llevar la saga Jackass -la más anarrativa y delirante de las secuelas cinematográficas más populares- a un nivel que trasciende lo estrictamente real para ingresar en una verdad de nuevo impacto. Las salvajadas del primer John Waters parecen quedar en la prehistoria del dolor y el asco cinematográficos ante la idea de que un personaje se ate una cámara al pene para orinar al público... en tres dimensiones. Y eso es sólo el aperitivo.