Image: Adiós a Mario Monicelli, el Berlanga italiano

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Cine

Adiós a Mario Monicelli, el Berlanga italiano

El director, último representante del neorrelismo de su país, se suicida en Roma dejando tras de sí 60 años de profesión y decenas de títulos como la ejemplar Rufufú

30 noviembre, 2010 01:00

Mario Monicelli en la edición de 2009 del Festival de Venecia. Foto: AFP

El neorrealismo visto -con unas pequeñas lentes redondas- desde el humor. Ese es el legado que Mario Monicelli, el padre de la comedia all'italiana, ha dejado a la historia del cine, tras suicidarse este lunes, a los 95 años de edad, saltando por una ventana del hospital San Giovanni de Roma, donde estaba ingresado por una enfermedad terminal.

Cuando se habla de comedia italiana, ese binomio transformado hoy en expresión coloquial, se habla de Monicelli, director que podría considerarse el Berlanga de Italia. Contemporáneo de Fellini y de Ettore Scola, a sus órdenes trabajaron actores como Marcelo Mastroianni, Claudia Cardinale, Toto (cómico para quien realizó varias películas), y Alberto Sordi. El cineasta, que gozó de éxito de crítica pero también de taquilla siendo uno de los más comerciales de su quinta, deja tras de sí 60 años de profesión entre películas, documentales, cortometrajes y series de televisión y el mérito de haber engrandecido la cinematografía de su país, a cuya censura burló en numerosas ocasiones.

Su fama internacional llegó con la ejemplar I soliti ignoti (Rufufú), de 1958, una aventura en torno a un robo de unos pobres ladronzuelos -que influyó a cineastas como Woody Allen en Granujas de medio pelo-y que contaba con un reparto encabezado por Marcello Mastroianni, Vittorio Gassman, Claudia Cardinale y Totò. Un año después firmó La grande guerra (1959), una forma cómica de mirar de frente a la tragedia por la que mereció el León de Oro en la Bienal de Venecia. El mismo festival le honró, 30 años después, con el premio a toda su trayectoria. Precisamente en los títulos en los que abarcó, más allá del humor, la crítica social seria (a una Italia deprimida y traumatizada por el fascismo) se halla el mejor Monicelli.

Era el caso de la señalada Rufufú, considerada su obra maestra. Comedia sarcástica y una de las mejores de este país, en ella el cineasta retrataba la sociedad de la época, caricaturizada a través de la escasez y la pobreza -real y de espíritu- de sus protagonistas. Y es que, como él señalaba, la comedia italiana no podía concebirse sin un componente dramático.

Entre sus películas también destaca el esperpento en torno a la edad media que fue La armada Brancaleone y las nominadas a los Oscar (junto a Rufufú) Camaradas, Casanova 70 y La ragazza con pistola. Su última película fue Las rosas del desierto (2006) en torno a los italianos enviados a morir lejos de su país, crítico como era con la Italia de nuestros días y con el Gobierno de Berlusconi, contra el que animaba a los estudiantes italianos a levantarse, hace tan sólo unos días.