Sidney Lumet en el rodaje de Negocios de familia (1989). Foto: Tripictures
Director de clásicos como Doce hombres sin piedad, Network y Serpico, fue durante cinco décadas el ojo fílmico de la cara oscura de Nueva York y de la sociedad norteamericana. Tenía 86 años
Nominado cinco veces al Oscar, Hollywood sólo quiso premiarle con el galardón honorífico en 2005, y esto a pesar de haber filmado títulos como como Serpico (1973), Tarde de perros (1975), Network (1976), El príncipe de la ciudad (1981) y Veredicto final (1982). A él no parecía importarle: "No me guían los premios. Mi fuerza, mi ambición es seguir rodando películas con historias que me perturben con los mejores actores posibles. Es mucho pedir, pero estoy en ello", dijo en una ocasión a El Cultural. Lo hacía con soltura, hasta al hierático y nada interesante Vin Diesel logró sacarle la voz y darle un papel profundo en Declaradme culpable (2006).
Como declaró en su última entrevista con este suplemento, en 2008 y en el marco del estreno de su último filme, Cuando el diablo sepa que has muerto, a Lumet le obsesionaba "la incompatibilidad de fusionar los pilares sobre los que se supone que sustentan la democracia norteamericana: la moral y la ley, la justicia y el poder, la codicia y la honestidad", palabras que bien resumen su paso por la historia del cine. Al director le fascinaba analizar las relaciones entre los seres humanos y unas instituciones que "en vez de servirles, tienden a aniquilarlos". Pocos rincones le quedaron por explorar.
Hijo de actores, Lumet nació el 25 de junio de 1924 en Filadelfia. Estudió en la Professional Children School de Manhattan y en su infancia ya realizó algún papel como actor en Broadway y en el cine. Durante la II Guerra Mundial prestó servicios (1942-1946) en el mantenimiento de radares en la India y Burma.
En 1947 sustituyó a Marlon Brando como protagonista en A flag is born, un espectáculo de Ben Hetch con música de Kurt Weil y puesta en escena de Luther Adler. Ese mismo año fundó en Nueva York una de las primeras escuelas-estudio, la Off Broadway, en abierto desafío al método de Strasberg-Kazan en el Actor's Estudio. En 1950 dejó el teatro como actor y entró en televisión como realizador, contratado por la cadena CBS, donde hizo obras de Tenessee Williams, Arthur Miller, etc.
De 1953 a 1957 fue la edad de oro de la televisión en directo, y Lumet aprovechó el medio para reflejar de modo realista los problemas cotidianos. Durante esos años realizó más de 250 telefilmes dramáticos.
Su querencia por las tablas se mantuvo en su carrera cinematográfica, especializándose en adaptaciones de obras teatrales, como Piel de serpiente, en la que dirigía a Brando. Su primer gran éxito de taquilla le llegó con El prestamista (1964). Fue también el director de Llamada para un muerto, Asesinato en el Orient Express y Tarde de perros. Por Network, un mundo implacable mereció el Globo de Oro al mejor director.
Posteriormente estrenó El príncipe de la ciudad, Un lugar en ninguna parte y Negocios de familia (1989), y en la década de los 90 llegaron Una extraña entre nosotros (1992), El abogado del diablo (1993), En estado crítico (1997), Cae la noche sobre Manhattan (1997) y Gloria (1999). En 1993 fue reconocido con el Premio Griffith de los Directores de América.
Aquellos que quieran ahondar en su cine, y en el cine en general, pueden acudir a su libro Así se hacen las películas, que en España está editado por Rialp y en el que el director reflexiona sobre todas las etapas de la realización.