Image: Ramon Térmens: ¿Cuando hablamos de expulsar a los inmigrantes, también queremos expulsar a Messi?

Image: Ramon Térmens: "¿Cuando hablamos de expulsar a los inmigrantes, también queremos expulsar a Messi?"

Cine

Ramon Térmens: "¿Cuando hablamos de expulsar a los inmigrantes, también queremos expulsar a Messi?"

El director ilierdense retrata en Catalunya Über Alles la tensión racial que acecha algunas comarcas de su tierra natal

1 octubre, 2011 02:00

Ramon Térmens (tercero por la izq.), junto a los intérpretes de Catalunya Über Alles. Foto: EP

La (cruda) realidad se abre paso en Catalunya Über Alles, una de las sorpresas del cine español de este 2011. Ramon Térmens regresa a la dirección tras Negro Buenos Aires con una película que aborda el fenómeno de la inmigración desde la óptica de los prejuicios que la acechan para realizar una poderosa fábula sobre una era como la nuestra dominada por el prejuicio y la paranoia social. Un pueblo de Lérida sirve como microcosmos para observar el inquietante ascenso de la ultraderecha en Europa; la justificación de la violencia ante el temor irracional al "otro" o la dificultad de los ex delincuentes para ser aceptados de nuevo por la sociedad. Una cierta tendencia al subrayado (sobre todo en la primera parte) no mitigan los aciertos de un filme que va ganando a medida que transcurre y que ofrece, además, la oportunidad de ver la última actuación del recientemente desaparecido, y llorado, gran Jordi Dauder en la piel de un líder neofascista. Se estrena en la mayoría de ciudades de España salvo en Madrid, un mal que algún exhibidor debería remediar.

Pregunta.- Catalunya Über Alles deja poso y hace pensar. Huye de los maniqueísmos.
Respuesta.- La idea de la película es que tuviera varias capas. Hay una primera lectura muy sencilla porque no es en absoluto una historia complicada, se puede entender perfectamente. Pero quería que hubiera varias capas y lecturas. Mucha gente que la ha visto dos veces me ha dicho que ha descubierto cosas.

P.- Los males intrínsecos del prejuicio, sean contra quienes sean, son el tema fundamental.
R.- Se trata de luchar contra los prejuicios y reivindicar un humanismo que hemos perdido. En los últimos años, hemos retrocedido en derechos humanos y en tolerancia. Se ha instalado un discurso del miedo totalmente paranoico que recuerda un poco a esos años 50 de Estados Unidos, cuando se les decía a los ciudadanos que espiaran a su vecino por si era comunista. Eso es muy peligroso.

P.- ¿Cree que la crisis económica ha contribuido a ese retroceso?
R.- Estamos viendo en toda Europa un terrible ascenso de partidos con discursos de ultraderecha, el último caso ha sido Holanda. Sin duda, la crisis ofrece un marco que se presta a ello. Viene a la mente rápidamente el ascenso de los nazis en los años 32, cuando Alemania sufría un grave deterioro económico.

P.- ¿Realmente cree que puede producirse un regreso del fascismo?
R.- Sin duda. La masacre de Oslo a jóvenes blancos proinmigración no puede verse como una monstruosidad aislada. Hay gente que busca un enfrentamiento con los extranjeros que vienen a nuestros países y sólo cabe la convivencia o la violencia porque los cambios migratorios no los podemos parar, no podemos poner fronteras y muros de Berlín. A partir de esta realidad, hemos de establecer un caldo de cultivo de tolerancia. ¿Qué pasara cuando ganen estos partidos de extrema derecha pura y dura? No sé si la democracia occidental está preparada para esto.

P.- Ese pueblo ignoto de Lérida se erige como símbolo, como microcosmos de muchos males de nuestra sociedad.
R.- De la sociedad española y la europea. No estamos hablando de un pueblo donde suceden hechos puntuales, como en El Ejido, sino de algo de mayor alcance: este discurso del miedo está entrando en la izquierda y en la derecha, con esto se intenta entrar al electorado. Por eso no pongo nombre al pueblo ni a ningún partido político, me centro en una máxima de Hitchcock, no tengas miedo de partir del cliché, no es de donde surges sino dónde acabas. Partimos de algo sencillo para llegar a la complejidad.

P.- Suceden cosas terribles en Catalunya Über Alles, pero el tono no es en absoluto truculento.
R.- He buscado ese tono de Ken Loach o los hermanos Dardenne que evita el dramatismo. No me gusta ese moralismo que se regodea en la miseria: lo de los pobres inmigrantes tal y cual.

P.- ¿Conoce bien el mundo de los inmigrantes?
R.- Todos vivimos con ellos. Y todos también somos víctimas alguna vez de la receta que les aplicamos. En Buenos Aires sufrimos un ataque xenófobo, estaba en un pub, con un grupo de amigos y nos tuvimos que marchar porque después de un golpe accidental nos comenzaron a llamar "gallegos de mierda". Aquí hay mucha hipocresía y doble moral, ¿cuando hablamos de expulsar a los inmigrantes, también queremos expulsar a Messi?

P.- En la película es crucial el análisis del ser humano cuando se comporta como masa. Vemos la idea de turba.
R.- La masa da miedo porque en un momento dado se deja manipular. En La linterna mágica Bergman explica cómo, de joven en Alemania, salió a la calle y al encontrarse una masa enfervorizada e hipnotizada con el nazismo, hasta él se sumó. Después hizo El huevo de la serpiente. Hasta gente que puede estar en las antípodas de este discurso, se pueden dejar manipular. Vemos el caso del ex violador que, al mismo tiempo que sufre prejuicios, los aplica sobre los inmigrantes.

P.- Hay paralelismos muy claros en algunos aspectos con la realidad. El personaje de Jordi Dauder recuerda a Anglada, y la historia de Joel Joan al oscuro homicidio en casa de los Tous.
R.- Hay coincidencias, sí, con la historia de los Tous pero también diferencias: allí era el cuñado, que era jefe de seguridad y la persecución en esta película no tiene nada que ver. Para Dauder, Anglada no fue el modelo, nos fijamos mucho más en líderes europeos como Haider o Le Pen, el referente. E insisto en que este tipo de discurso no es exclusivo de partidos ultras. El alcalde de Badalona, Albiol dijo que las enfermedades vienen de los inmigrantes. No hemos exagerado nada. De hecho, corremos el riesgo de que la película pronto quede desfasada porque sea demasiado light.

P.- Hay una idea crucial que vemos en el caso de Joel Joan, los inmigrantes se convierten en chivo expiatorio de nuestros propios pecados.
R.- Hay esa ultima escena de Joan que es la que cierra la película. Hasta ese momento hemos planteado una serie de cosas y allí voy a decir lo que pienso, aunque no de una forma explícita pero sí muy clara.

P.- Rodar en catalán puede limitar las posibilidades comerciales, ¿lo ha sufrido?
R.- La película está hablada en catalán porque en ese pueblo de Lleida se habla catalán y tenía que ser coherente con la historia. La decisión más complicada no ha sido rodar en ese idioma sino no querer doblar la película porque pierde su sentido esto ha cerrado muchas puertas. Mucha gente no ha querido distribuir la película porque es en catalán, no me han dicho que no sea buena o que no sea comercial, lo acepto, sino que es en catalán. Lo que dice Isona Passola de que se ha normalizado la situación por Pa negre, no es verdad, donde sí había una versión doblada, y además es una excepción. Al final prácticamente estrenamos en toda España salvo en Madrid, estamos trabajando para solucionarlo.