Image: El sicario de los GAL

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Cine

El sicario de los GAL

Llega a las pantallas Tierra de nadie, el documental de Salomé Lamas sobre el portugués Paulo de Figueiredo, asesino a sueldo de, entre otros, los GAL

31 mayo, 2013 02:00

Paulo de Figueiredo, en el documental Tierra de nadie, de Salomé Lamas, que se estrena este viernes.


Escuchar a un asesino sin trampa ni cartón ni intermediarios de ninguna clase. Esto es lo que propone la directora portuguesa Salomé Lamas en la impactante Tierra de nadie, un documental que nos enfrenta al crudo testimonio del mercernario/asesino a sueldo Paulo Figuereido, un hombre marcado por la brutalidad que convirtió la muerte en su negocio. Desde su peripecia en África como guerrero del ejército colonizador portugués, donde asiste a todos los horrores imaginables, hasta su crucial participación en los GAL, Figuereido narra sin excesiva pasión pero con un rostro en el que pueden verse las heridas y tormentos de sus crímenes, una serie de ejecuciones espantosas que siempre cree justificadas. De hecho, su participación en la organización terrorista organizada por el Estado español para luchar contra ETA es el hueso duro de un filme seco e impactante en el que como explica Lamas nosotros mismos debemos decidir hasta dónde creemos a un sicario que se nos presenta como un ser humano como cualquier otro.

P.- ¿Cómo conoció a este asesino a sueldo?
R.- Lo conocí a través de un sociólogo que estaba trabajando con mendigos y personas en situación de precariedad social. Me habló de Figuereido y me interesó mucho su historia. No se trataba tanto de conocer los hechos concretos y verificables sino de escuchar su punto de vista y cómo lo contaba él. Veamos por ejemplo la polémica tras la muerte de Kapuscinski, mucha gente lo acusó de haber inventado cosas. Paulo también se contradice a sí mismo, hay muchas paradojas y surgen las dudas. Pero creo que él está contando su verdad tal y cómo la vivió. No es un documental histórico ni periodístico, trata precisamente sobre nuestra capacidad para creer.

P.- Figuereido presenta una paradoja, lo vemos arrepentido algunas veces pero siempre trata de justificar sus crímenes, parece que él mismo no sabe cómo solucionar el asunto de su culpabilidad.
R.- La pregunta es cómo representamos y cómo nos enfrentamos al trauma. La película trata sobre los propios límites del documental para explicar una realidad y se trata de que reconstruyamos los otros puntos de vista sobre los hechos. Hay un elemento importante, las hipocresías y límites de la democracia. Por una parte, Figuereido está enfadado con el sistema pero por la otra está orgulloso de haberlo defendido. Los mercenarios están en un lugar extraño, al mismo tiempo son el brazo armado del poder establecido pero también están fuera del sistema. Tiene razón en que es injusto que se le culpe a él de todos los males porque todos somos un poco responsables de lo que hace el Estado para defenderse. El sabe que va a ser juzgado por el espectador.

P.- Hay algo perverso en escuchar a un asesino sin que se expliquen sus crímenes y el alcance de sus atrocidades.
R.- Esa es la esencia del cine, hacer creer, ponerte en un punto de vista que no es el tuyo. Figuereido a veces es cruel, otras es tierno al recordar algunos episodios. Lo que nos quedamos es el gris, como espectador tienes que posicionarte ante lo que cuenta y decidir si lo crees o si lo condenas. Ni siquiera hay una cronología clara sobre lo que pasó. De todos modos, estudié mucho la época de los GAL y me encontré con las mismas contradicciones en todas partes, aun nadie sabe qué pasó exactamente, es todo demasiado reciente.

P.- ¿Y cuál acabó siendo su opinión personal sobre él?
R.- Fue siempre muy respetuoso conmigo. Cuando rodábamos estábamos trabajando.

P.- ¿Cuál es su opinión sobre los GAL?
R.- Evidentemente, fue una cosa espantosa. Pero aquí no se trata de eso sino de ver cómo funciona el sistema. Figuereido fue a la cárcel y pagó por sus crímenes pero ninguno de los poderosos fue. En España los crímenes de los GAL siguen abriendo muchas heridas como en Portugal las atrocidades de la colonización. Como sociedad, debemos saber que el Estado es el primero en saltarse la ley cuando se siente amenazado.