Pacific Rim

Zombies, mutantes, robots y cowboys refrigeran la cartelera veraniega

Las distribuidoras cinematográficas han decidido que este verano toca ir al cine. Tarea titánica dado el pésimo estado que muestra el box office semana tras semana, donde es extraño que incluso películas del tirón popular de El hombre de acero o Star Trek. En la oscuridad consigan buenos resultados semanas después de su estreno. Para ello se prepara un agosto muy atractivo para aquellos que sepan disfrutar del mejor cine popular, ese en el que las majors están cada vez más convencidas de que hay que dotar de cierto carácter autoral para garantizar unos mínimos cualitativos que los diferencien del gran número de películas que acaban llegando a las salas.



Buena prueba de ello sería, sin ir más lejos, Lobezno inmortal de James Mangold, El llanero solitario de Gore Verbinski o Guerra Mundial Z de Marc Forster. Tres mega-producciones que tratarán de revitalizar, correspondientemente, la franquicia de los X-Men -ahora o nunca, debieron pensar desde Fox aprovechando los espectaculares resultados de las adaptaciones de Marvel-, el western contemporáneo y el cine apocalíptico en su vertiente zombie (aunque ahora hay que llamarlos "infectados").



Así mientras la primera trata de cruzar la action movie con un neo-noir plagado de yakuzas y ninjas, la segunda busca resucitar la comedia espectacular siguiendo los mismos pasos de Piratas del Caribe (cambiando a los corsarios por cowboys) y la tercera trata de convertir la pandemia social narrada en el best-seller de Max Brooks en un ejercicio sci-fi con un puñado de secuencias de acción enmudecedoras; todas ellas acaban encontrándose dentro del marco del cine fantástico al que tanto parecen aferrarse los cineastas occidentales para definir los males que doblegan al mundo (aunque para ello utilicen metáforas de lo más obvio). Un terreno en el que también campa a sus anchas Elysium de Neill Blomkamp (autor de la superior District 9), donde se vuelve a abordar el apartheid social en un mundo post-apocalíptico con el planeta Tierra convertido en un saco de escombros del que las clases altas han emigrado para vivir en un satélite.



Mucho más interesantes -siguiendo en el arco de los blockbuster- resultan Dolor y dinero de Michael Bay, Pacific Rim de Guillermo del Toro y Kick-Ass 2 de Jeff Wadlow. Quizás la más sorprendente, y más conociendo la carrera de su autor, sea Dolor y dinero, donde Bay llega a coquetear con el humor malsano de los hermanos Coen para reconfigurar el ideal del sueño americano: aquí los estúpidos y musculados protagonistas son los que heredarán la tierra, aunque sea a base de secuestrar, torturar y matar a sus semejantes (en inteligencia). Aunque sólo sea por su macabro sentido del humor, podemos asegurar que se trata de la mejor película de su director. Por su parte Pacific Rim -una película donde la humanidad se defiende de unos alienígenas con robots gigantes- y Kick-Ass 2 -que vuelve a tomar como base el ultraviolento cómic de Mark Millar y Joh Romita Jr.- tratan de crear dobleces en los géneros que abordan para hacer del metalenguaje un arma de mayor disfrute que la propia ensalada de tiros que protagonizan.



Pero no todo serán relatos surgidos del cine de género norteamericano. Compitiendo con todas estas películas encontramos un seguido de títulos selectos -Mud de Jeff Nichols, About The Pink Sky de Keiichi Kobayashi, Sólo el viento de Bence Fliegauf, Renoir, de Gilles Bourdos, amén de la brutal trilogía de Ulrich Seidl- provenientes de distintas cinematografías y que se convierten en sus propios epicentros subgenéricos. Sobresale Mud, donde el firmante de la sobresaliente Take Shelter se vuelve a reinventar como cineasta en un relato intimista donde un par de chavales descubrirán el mundo a través del terror que provoca su encuentro con un forajido (Matthew McConaughey) en una historia que evoca al mejor cine juvenil de los años 80 (al de La ley de la calle, no al de John Hughes).