Raul Mérida y Sara Sálamo, los protagonistas de

Tres 60

Con ánimo de escribir una crítica constructiva sobre una película que avanza inexorablemente hacia el desastre, aquí van algunos motivos por los cuales a los americanos este tipo de películas les suelen salir bien y en este caso no. El filme es el debut de Alejandro Ezcurdia y está protagonizado por los jóvenes Raúl Merida, Sara Sálamo y Adam Jezierski y los adultos Joaquim de Almeida y Geraldine Chaplin.



1. Un argumento sólido

En una película como ésta la trama es fundamental. Tres 60 cuenta la investigación criminal amateur que emprende el protagonista por su cuenta y riesgo para resolver la antigua desaparición de un amigo de la infancia. La película empieza con todo un tópico, el hallazgo de un viejo carrete de fotos, arranque tan poco original que la necesidad de asumir algún camino inesperado se hace más imperiosa. Para acabarlo de estropear, las fotos muestran con una obviedad pasmosa y absolutamente inverosímil la identidad del criminal y el motivo del asesinato, esto es, el tráfico de órganos. Un asunto muy serio al que la película trata con una superficialidad inmoral, a esto iremos más tarde. Todo lo que sucede después no solo es imposible de creer es un puro deus ex machina en el que todo sucede por necesidad de guión y en ningún momento de forma orgánica. Los adolescentes son jóvenes, pero no tontos.



2. Los detalles

Se ha querido comparar a este "producto" con las películas de Fernando González Molina, infinitamente superiores. Hay un motivo que distancia de forma kilométrica las de aquél de ésta: los detalles, y los detalles no lo son todo pero casi. El protagonista, interpretado por el guapo Raúl Merida, que hace lo que puede con un papel imposible, conduce un viejo Mercedes que le ha regalado su padre. La película, de hecho, parte de la extravagante idea de que un chico conduciendo resulta glamouroso, lo cual es dudoso y literalmente imposible si para colmo conduce un coche a todas luces inadecuado para su edad o sus aficiones. Esa falta de tacto también queda patente, por ejemplo, en la decoración (nula) del piso juvenil que comparte o en la visita a la madre del amigo muerto, una colección de tópicos sobre la maternidad. Cuando el filme trata de aportar información sobre el protagonista, como su desagrado a la carrera que estudia, nunca vuelve a hablarse del asunto ni entendemos qué aporta a un chaval que más bien parece un pijo sin matices y que por no saber de cine, no sabe ni quién es el maestro Yoda. Su ignorancia, además, es defendida por la película, en un guiño a lo que se cavila como incultura militante de los potenciales espectadores. Más. En uno de los momentos más vergonzosos se realiza una diatriba contra la piratería bochornoso. Lo más surrealista sin embargo es la inclusión del surf en la trama. La película está ambientada en invierno, lo cual anula la posibilidad de que los chicos vayan descamisados, prácticamente el único motivo que justificaría esa afición, y además no existe absolutamente ninguna conexión entre ese deporte y la trama de la película. Las escenas de surf, además, son pocas y están mal rodadas.



3. Un dilema moral, un "tema"

Hasta prácticamente los últimos cinco minutos no sabemos de qué va Tres 60. En las dos últimas secuencias por fin nos enteramos y es mucho peor. La película juega al final a sorprender al espectador con un giro de guión tan forzado como todo lo demás que pretende ser políticamente incorrecto y plantear un dilema moral de difícil solución. Para empezar, como he dicho, la frivolidad con la que trata un tema tan pavoroso como el tráfico de órganos ya es toda la película además de inverosímil, de una superficialidad rayana en lo inmoral. Al final, esa inmoralidad adquiere un tinte grotesco y profundamente perturbador en el mal sentido. Lo que plantea Tres 60, queriendo ser polémica, es sencillamente una barbaridad.



4. Los secundarios

Hablando de Gordos o Tensión sexual no resuelta ya tuve ocasión de glosar las virtudes del joven actor Adam Jezierski, que vuelve a ser lo mejor en esta Tres 60. Jezierski es un chico expresivo con un talento natural para la actuación que incluso en un contexto como ése logra dar cierto brillo a su trabajo. Los otros secundarios son terribles. La palma se la lleva el niño que hace de protagonista. Reincidiendo en el tópico de "hay que ver cómo dominan los niños la tecnología" lo que vemos es a un chaval repelente y redicho hasta dar verdadera grima cuya función no está nada clara: ¿se pretende así captar a los niños? ¿es una película sobre el tráfico de órganos una película para niños? Tres cuartos sucede con la novia del protagonista, una niña guapa a la que no se dota de ninguna personalidad, o la gordura de su compañera de piso, para compensar se supone el despliegue de carne fresca y atractiva.



5. La conquista de la intriga

Se supone que Tres 60 es un thriller con elementos de comedia y de romance. Como thriller arranca no solo demasiado tarde, las escenas se basan única y exclusivamente en la posibilidad de que el protagonista sea descubierto en situaciones de peligro en los que ejerce como intruso (en un despacho de hospital, en la casa del malo, en una habitación de hotel o en una iglesia), lo cual demuestra muy poca imaginación a la hora de generar suspense. Al final, es difícil entender cómo un guión tan obviamente defectuoso como éste ha llegado a ser rodado.