Image: Cinco directores para la renovación

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Cine

Cinco directores para la renovación

10 enero, 2014 01:00

De izquierda a derecha, Luis López Carrasco, Nacho Vigalondo, Virginia García del Pino, Pedro Aguilera y Carlos Vermut

Reunimos a cinco jóvenes directores en la Cineteca de Madrid que tienen a punto su nueva película para este 2014 recién estrenado. Apadrinados por Nacho Vigalondo, Luis López Carrasco, Pedro Aguilera, Virginia García del Pino y Carlos Vermut nos hablan de la situación actual que viven las salas, de la transformación en la forma de rodar, financiar, distribuir y exhibir un cine que pasa por uno de sus momentos de mayor renovación.

Una nueva generación de cineastas, la mayoría en la treintena, está cambiando la forma de hacer y distribuir cine. Surgen nuevas películas rodadas al margen de los patrones habituales de la industria que muchas veces superan en calidad a lo poco que va quedando de la producción comercial que ha marcado el cine español de las últimas décadas. Muy tocados por la crisis económica y la reducción drástica de las subvenciones, los nuevos directores se lanzan a la aventura de rodar con los medios justos confiando en que la nueva ventana que supone internet sea la tabla de salvación económica de proyectos con vocación transformadora, atentos a su vez a las claves de un "post-cine" que se desarrolla en un mundo en el que las imágenes han perdido definitivamente su inocencia.

Virginia García del Pino (Barcelona, 1966) estrenará El jurado tras su exitoso paso por festivales del mundo como Mar de Plata o Punto de Vista. La película nos narra un asesinato desde la perspectiva de los rostros de los miembros del jurado que deben dirimir el caso. Carlos Vermut (Madrid, 1980) debutó en 2011 con el largo Diamond Flash, una de las películas más aclamadas por la crítica. Ahora está metido en la fase de montaje de su nuevo filme, Magical Girl, en la que un profesor de literatura en paro vivirá una odisea para hacer realidad los deseos de su hija enferma de cáncer. Pedro Aguilera (San Sebastián, 1978) debutó en Cannes con La influencia y prosiguió con Naufragio (2011) con un cine muy personal de gran ambición artística. Luis López Carrasco (Madrid, 1981) destacó junto al colectivo Los Hijos con piezas como Los materiales y estrena El futuro el próximo 18 de enero en la madrileña Cineteca tras su paso por el Festival de Locarno. Una fiesta de los años 80, en plena movida y ascenso socialista, sirve al cineasta para realizar un retrato sobre los sueños de una generación que creyó cambiar el mundo. Finalmente, Nacho Vigalondo (Cabezón de la Sal, 1977) está terminando de montar Open Windows, su salto internacional, en la que Elijah Wood y Sasha Grey protagonizan un thriller en el que los infinitos mundos de internet tienen un papel fundamental.

El encuentro se produce, precisamente, en la Cineteca, un lugar emblemático para ese otro cine español que está sobreviviendo a la tempestad a base de tesón y talento. Viven en la paradoja de formar parte de una de las generaciones más creativas de la historia del cine español y de enfrentarse a una de las coyunturas más adversas de los últimos tiempos.

-¿Cómo se afronta un estreno cuando las salas están cada vez más vacías?
-Nacho Vigalondo. No hay un paraíso perdido, no existe un pasado maravilloso al que te puedas aferrar. La situación ha cambiado pero no de un modo vertiginoso. En la adolescencia veíamos el cine español como un búnker en el que si saltabas al otro lado del muro eras un cineasta con una trayectoria consolidada. Pensar que rodar sería fácil era una fantasía.
-Carlos Vermut. Nunca me lo he planteado. Diamond Flash fue directa a internet y la siguiente se estrenará en salas. Se trata de encontrar un punto intermedio. La cosa está muy mal y prefiero no angustiarme. De mi nueva película depende la siguiente pero muchas veces nunca se sabe.
-Luis López Carrasco. A mí lo que me preocupa no es tanto estrenar en salas, es una cuestión subsidiaria. El estreno comercial al final es una estrategia mediática para concentrar a los medios un día. Me preocupa mas la pérdida de valor del resto de la cadena: DVDs, televisión e internet, que no es muy rentable. En las diferentes ventanas los precios son de saldo: cero o casi cero, el retorno no existe. La mía es una película experimental con un presupuesto minúsculo, autofinanciada, sin subvenciones. Dependo de los festivales internacionales y los canales alternativos.
-Pedro Aguilera. En mi caso, estoy cambiando las formas de pensar y de trabajar. Llevo dos películas experimentales que han ido bien en festivales y han tenido buenas críticas, pero no las ha visto nadie. Ya me aburre ese modelo porque lo que me interesa es que mis películas se vean. Se trata de cambiar el planteamiento desde la base, proponer un guión más abierto desde el principio, contar con actores conocidos... Tengo 36 años, soy padre, y si quieres conseguir financiación tienes que aprender a adaptarte a cómo funciona este negocio. Estoy harto de ganarme la vida haciendo publicidad.
-Virginia García del Pino. Yo afronto el estreno muy tranquila, hago lo que me apetece hacer. Se habla de cine radical o experimental y luego realmente no lo es tanto. Distribuyo por museos y festivales. Quizá si tuviera hijos lo vería de otra manera. Ahora preparo la serie Cineastas contados (retratos de directores consagrados) y es mi primera incursión en la industria.
-NV. Como mucho uno piensa en el espectador, que no es lo mismo que la taquilla, son dimensiones muy distintas. No soy de marketing, no sé qué mes hay que estrenar, ni el número correcto de copias. Yo he encajado en el antiguo régimen de salas y estreno pero de forma poco armónica. A partir de aquí, me voy deslizando por un tobogán esperando a ver qué me espera al final.
-PA. No se trata de venderse ni de convertirse en un empresario, sino de ser realistas. Acabo de estar en Argentina con Lisandro Alonso, que ha hecho un cine muy radical. La próxima la hace con Viggo Mortensen. Hay que ser realista. Yo quiero ganarme la vida con el cine. No es un hobby.

-Las nuevas tecnologías propician que sea más fácil que nunca hacer películas, ¿cómo cambia eso el panorama?
-CV. Están muy cerca los medios y cada vez más lejos el objetivo. Antes las cámaras eran muy costosas pero una vez dabas el salto tenías más fácil situarte. Ahora es muy fácil hacer una película pero muy difícil estrenarla y mucho menos llegar a ser director de cine profesional. Observo que antes la gente se mataba por rodar y ahora lo tienen tan fácil que no lo hacen. Las escuelas de cine dan títulos y hay quien piensa que es director de cine por haber estudiado ahí.
-NV. El cine oficialmente ha desaparecido. Sigue habiendo romanticismo y, como sucediera en los 90, está brotando un nuevo mercado en VOD (plataformas de streaming en Internet). Estrenar en la red es ya un procedimiento normal en países más avanzados. Me emociona ver que revive el cine indie, esa etiqueta tan sospechosa pero eficaz. Para que suceda aquí es imprescindible que la gente comience a pagar por ver esas películas. La piratería ha hecho daño al cine de Hollywood pero mucho más al independiente porque ya no tiene dónde sacar dinero.
-PA. La desaparición de las subvenciones en Europa es lo que lo ha cambiado todo. Fassbinder podía hacer sus películas porque tenía dinero del Estado. Siempre ha habido un cine minoritario pero se le ayudaba. Es un momento de precariedad. Ha cambiado todo.
-CV. No creo en esa línea que separa lo experimental del cine comercial como si no hubiese nada en medio. em>Pulp Fiction fue muy rentable y renovó la ficción. Mi objetivo es no renunciar a la rentabilidad.

-Vemos un cine en el que existe una reflexión constante en torno a la imagen, ¿es posible hacer cine como hace 20 años?
-VGP. Lo interesante es la lectura de la imagen que se hace. Nunca ha sido tan bestia la cantidad de audiovisual que se hace pero tampoco nunca se ha puesto en duda como ahora. Cuando vemos el entierro de Mandela sentimos que todo es mentira, no marca tanto un estilo como la manera de rodarlo. Hay que pensar en la lectura que va a hacer el publico de cada propuesta porque no se traga cualquier cosa. Eso es investigar. Es imposible hacer cine hoy como se hacía antes.
-CV. La verdadera autoría es intuitiva, algo muy profundo. Me da miedo que mi sello se base solo en la estética porque una película trasciende la forma y el montaje. Hay que generar sorpresa y volver a plantearse las reglas de la ficción. Tenemos que aprender a contar las historias de otra manera. El cine no va a morir pero hay que distinguir el audiovisual de la sala. Es muy posible que para los cines haya que volver a la epopeya porque para que la gente vaya tienes que darles algo distinto a lo que pueden ver en el móvil. Mi próximo proyecto quiero que sea La Ilíada en 3D.
-LLC. Dentro de cien años no se hablará de cine sino de audiovisual. Tarantino, Almodóvar o Brian De Palma están más cerca del videoarte que del cine de ficción como lo teníamos entendido. Hay quien dice que el futuro del cine es una niña de 13 años con ortodoncia y un móvil y es verdad, ¡todo es cine! Es muy posible que las obras más valiosas de ficción no nos estén llegando.