Neil Jordan. Foto: Justy García Koch

Aunque pocos habrán olvidado a aquella joven chupasangre interpretada por Kirsten Dunst de Entrevista con el vampiro (1994) a Neil Jordan le apetecía volver al universo vampírico precisamente para explorar la condición femenina. Byzantium es la versión arty de Crepúsculo, una historia de grandes romances adolescentes con 200 años a cuestas que Jordan rueda sacando todo el potencial gótico del asunto con indiscutible elegancia. Una madre prostituta (Gemma Arterton) y su hija (Saoirse Ronan) son las protagonistas de esta historia decimonónica ambientada en la actualidad y en el siglo XVIII. Una oscura trama de traiciones, intrigas y amores jalonan un filme digno del director de Juego de lágrimas (1992) o Desayuno en Putón (2005).



- ¿Por qué ha vuelto a los vampiros?

- Antes hablaba de dos vampiros masculinos y ahora femeninos. Me interesan mucho esa madre y esa hija que tienen que vivir para siempre. Después de Entrevista con el vampiro ha habido muchísimas películas sobre vampiros y hemos visto el fenómeno de Crepúsculo. Lo fascinante de los vampiros es que pueden ser lo que tú quieras, están a medio camino entre lo humano y lo no humano. Para mí esta era una oportunidad para volver a sus raíces sangrientas.



- Es una película cien por cien gótica.

- Me inspiré totalmente en el gótico. Visualmente puedes crear imágenes que no tienen nada que ver con el mundo real. Estas dos mujeres podrían ser perfectamente dos vagabundas y serían supervivientes. El hecho de que sean vampiros introduce el elemento de lo mágico. Se trata de tener la extraña oportunidad de contar una historia de vampiros en un contexto totalmente real, esa ciudad está reflejada de una manera muy realista. Lo que sucede es que convierten ese mundo real en un sueño o una pesadilla.



- Son dos mujeres muy distintas, la madre diletante y frívola; la hija con buen corazón.

- Son vampiras especiales porque para ellas la luz del día no es un problema. Eso les permite vivir como gente normal. La madre es terrorífica, está buscando constantemente vengarse del mundo de los hombres. En realidad es una vampira más tradicional, una malvada. En cambio Eleanor, la hija, es un personaje más peculiar, es alguien que sufre haciendo daño a los demás. Desde el Drácula de Bram Stoker, lo que vemos con los vampiros es que en ellos las nociones del bien y del mal cambian, tienen otro sentido.



- Esa madre es terrible pero quiere a su hija.

- La gran paradoja es que al mismo tiempo que la condena a la inmortalidad y el vampirismo también la salva de morir enferma. Es una maternidad extrema. Lo más conmovedor de la hija es que lo único que quiere es ir a la escuela y ser una persona normal.





Gemma Arterton en una imagen de Byzantium



- Da la impresión de que todas sus películas son muy distintas aunque ahora regrese a los vampiros.

- He hecho muchas películas pero nunca he hecho una película realista. Perdón, es verdad que rodé Michael Collins. Lo que me interesa es ver a gente en contextos ordinarios, reales, y ver cómo allí aparece lo fantástico. Mis películas acaban funcionando como los cuentos de hadas, de una manera mas simbólica. De todos modos, creo que sí, lo he hecho todo, menos un western y una película de ciencia ficción. Ahora estoy rodando una serie futurista así que esa espina también me la he quitado.



- La violencia es también otra constante.

- Escapar de la violencia es parte del mundo en el que vivimos. Trato de ilustrarla desde la responsabilidad, no como un espectáculo en sí mismo. La violencia es la cosa más espantosa del mundo.



- Siempre ha tenido un pie en Hollywood y otro en Europa pero parece que cada vez está más lejos de Estados Unidos.

- Es muy difícil hacer buenas películas en Los Ángeles. Algunas de las historias que quiero contar requieren presupuestos pequeños y es fantástico porque sabes que la verá muy poca gente pero nadie te molesta. Cuando quieres un presupuesto más grande, el asunto se complica.