Natalia Tena y David Verdaguer en 10.000 kilómetros, de Carlos Marques-Marcet

Hay destellos de buen cine en 10.000 kilómetros, película que ha convencido al jurado del festival de Málaga llevándose la Biznaga de Oro a la mejor película y de plata a la mejor dirección (para Carlos Marques-Marcet) y actriz (Natalia Tena ex aequo con Elena Anaya). Todos están muertos, protagonizada por Anaya, es el debut de Beatriz Sanchís y ha sido precisamente la otra película favorecida por los premios al llevarse también el especial del jurado.



10.000 kilómetros nos cuenta lo que le sucede a una joven pareja de larga duración cuando ella, artista, se traslada a Los Ángeles. Skype mediante, el ordenador portátil de los protagonistas se convierte en un paradójico sustituto del otro, al que pueden ver a todas horas creando la fantasía de una proximidad que no es tal. El director tiene talento y saca partido dramático de esas nuevas tecnologías que tienen ya un papel imprescindible en nuestras vidas, aunque se echa en falta un mayor desarrollo de personajes.



Todos están muertos cuenta el proceso de recuperación de una antigua estrella del rock de los 80 (Anaya) tras años encerrada en casa. Vivos y muertos se confunden en un filme que la directora quería "diferente" y que marca el tono predominante de los debutantes. Ahí está el premio a los actores de reparto (Salva Reina y Héctor Medina) del drama carcelario 321 días en Michigan, ópera prima de Enrique García, en la que un alto ejecutivo conoce la cárcel.



Muy aplaudida, Carmina y Amén de Paco León se ha tenido que conformar con el premio al mejor guión y a la mejor actriz de reparto (Yolanda Ramos). Finalmente, Juan Diego, que brilla con todo su esplendor en Anochece en la India, en la que interpreta a un viejo enfermo que viaja a Asia juntó a su asistenta para vivir sus últimos días, ha ganado el premio al mejor actor.



Culmina así un Festival de Málaga tan irregular como interesante en el que parece consolidarse un modelo de producción de bajo presupuesto como quedó claro con la mayoría de películas, incluida la ganadora. Desaparecidas las subvenciones, el cine patrio se la juega con historias mínimas con pocos personajes y con resultados variopintos. Cine pobre en dinero y algunas veces rico en talento. Cine vivo en cualquier caso.