Jean-Luc Godard. La mujer casada. Película 16 mm, 1964. Copia e imagen cortesía de Intermedio
El Museo Reina Sofía completa la retrospectiva sobre Richard Hamilton con el ciclo de cine Seducción y resistencia. En los límites del pop con películas de, entre otros, Andy Warhol, Jean-Luc Godard o los hermanos Kuchar que se proyectarán a lo largo de todo el mes de agosto.
El programa, que se desarrolla los miércoles y jueves del mes de agosto, cuenta con obras elaboradas, entre otros, por representantes del Free Cinema británico (día 6), Jean-Luc Godard (13), Andy Warhol (14) o los hermanos Kuchar (20), además de un documental sobre los Rolling Stones (21) y una sesión dedicada a una de las obsesiones mas recurrentes del pop: la televisión (26). El orden de las proyecciones es cronológico y, en su conjunto, muestran una especie de romance con la cultura de masas que acaba en desencanto. "En las primeras películas hay una gran fascinación por la publicidad, el cine, la música popular, la moda, las culturas de baile...", comenta Suárez. "Sin embargo las últimas pertenecen al momento amargo en que se evidencia que estas nuevas formas de expresión no han promovido una mejora de la vida colectiva y además han sido engullidas por el aparato de consumo capitalista. Aunque entre las dos posturas existen posiciones intermedias".
Andy Warhol, rutilante estrella del Pop Art, representa una de estas posturas intermedias. El artista se centró en el cine de 1963 a 1968 pero con una productividad abrumadora. Al igual que ocurre con los hermanos Kuchar, una parte significativa de sus películas parodiaba la cultura de masas, sobre todo la cultura cinematográfica. Warhol recreaba el cine de Hollywood sin apenas medios, con actores que no sabían actuar ni les interesaba, con una iluminación y sonido deliberadamente aberrantes, bandas sonoras que eran puro kitsch y encuadres y estilos de montajes totalmente heterodoxos. "Los clichés que en la gran pantalla parecen incuestionables, al ser recreados con medios de 'todo-a-cien', resultan enormemente absurdos", explica el comisario del ciclo. "Por decirlo de alguna manera, son puro dadaismo: están al borde de lo ridículo y del delirio absoluto. Pero también hay un elemento de afecto por estas historias grotescas que nos hacen tanta compañía". Esta dualidad que anuncia el titulo del ciclo, seducción y resistencia ante la cultura de masas, también aparece en la obra de Jean-Luc Godard aunque el director francés se inclina más por la resistencia.
Godard, antes de la politización de su obra, contribuyó enormemente a generar una sensibilidad pop. Junto a otros críticos de Cahiers du Cinéma que también se convertirían en grandes directores (François Truffaut, Éric Rohmer, Claude Chabrol...) promovió la apreciación del cine clásico de Hollywood como la gran expresión artística del siglo XX. Por ello le rinde homenaje pero también critica su aparato, sus estrategias, lo manido de muchas de sus narrativas, su estilo... "Godard es particularmente feroz con la cultura de consumo, la publicidad, el culto al automóvil, a los electrodomésticos...", opina Juan Antonio Suárez. "Para él, estas prácticas y objetos cambian la vida diaria pero solo a un nivel muy superficial. Mientras, ayudan a mantener o incluso a empeorar la estructura de la sociedad en su conjunto. Por tanto, Godard es un cineasta pop crítico con la cultura de su entorno".
Bruce Conner. Marilyn Times Five. Película 16 mm, 1968-1973. Copia e imagen cortesía de la Kohn Gallery © Conner Family
La exploración de la estrella mediática es otro de los grandes temas de esta corriente artística. Sin embargo, frente a los iconos limpios y luminosos a los que recurría por ejemplo Warhol (Marilyn Monroe o Liz Taylor), el ciclo se centra en el reverso tenebroso que representan los Rolling Stones. A través del documental Cocksucker Blues (1972) de Robert Frank nos acercamos a unos auténticos anti-ídolos con una potente aura sexual, vinculados a las drogas y a los escándalos. "Su popularidad indica que hay un componente de tanatofilia y de fascinación con lo oscuro y lo decadente en la adoración del ídolo de masas", explica el comisario. "Como iconos del arte pop, son conocidas las imágenes de Richard Hamilton de un Mick Jagger esposado a su amigo el galerista Robert Fraser, ambos detenidos por supuesta posesión de drogas: es una imagen fuerte, que en realidad se propuso denunciar la represión por parte del establishment de la cultura juvenil, pero confirma a Jagger, y a los Rolling, como figuras del mal".Muchos de estos iconos del arte pop han sido elaborados gracias a la televisión, un elemento que ha fascinado a los artistas de esta corriente. La última sesión del ciclo indaga en los usos que el capitalismo otorga a esta herramienta mediante dos piezas complementarias. No Japs at MY Funeral (1968) de James Nares entiende la televisión como un transmisor de engaño y adoctrinamiento, un instrumento al servicio del estado que la utiliza para ocultar sus injusticias y abusos e intenta forjar un falso consenso sobre la realidad social. Black TV (1980) de Aldo Tambellini apunta a la relación casi adictiva de la televisión con la violencia. "Tambellini sin embargo se muestra fascinado por las texturas de la televisión: filma con gran detalle el granulado de los píxeles de la pantalla y todo un entramado de formas abstractas extraídas de imágenes de noticieros", apunta Juan Antonio Suárez.
La actitud de todos estos cineastas, a los que habría que sumar a otros como Karel Reisz, Toni Richardson, Arthur Lipsett, Bruce Conner o Derek Jarman, presentes también en el ciclo, demuestra que la traslación del Arte Pop al medio audiovisual se hizo con una mayor intención crítica, algo que al final jugó en su contra. "El arte pop tuvo una aceptación crítica y comercial casi inmediata", reflexiona el comisario del ciclo. "Sin embargo el cine que presentamos aquí fue y sigue siendo bastante marginal; nunca ha llegado a alcanzar las cuotas de aceptación y de fama que, por ejemplo, las Marilyns de Warhol o las imágenes de cómic de Lichtenstein".