Fotograma de Casanova Variations
Michael Sturminger adapta de forma original la eterna figura del Casanova en Casanova Variations, papel que le viene como un guante a John Malkovich mientras que Christian Petzold presenta Phoenix, un filme que plantea una historia absolutamente inverosímil
Dirigida por Michael Sturminger, la película adapta de forma original al cine una obra de teatro que representaron por medio mundo el cineasta y el actor. Mezcla entre teatro, ópera y recreación de ficción del siglo XVIII en el que vivió Casanova, Malkovich interpreta tanto al veneciano como a sí mismo creando un juego de espejos entre la leyenda del legendario Casanova y la suya propia. Precisamente esa distancia entre el mito y la realidad es el tema de un filme que viaja del presente al pasado y que tiene algo de "película erudita" que va en su contra, uno de esos filmes refinadísimos y cultísimos que funcionan más como artefacto para solaz para personas que conozcan sus muchas referencias que como película en sí misma. El buen gusto también puede ser criminal. Pero a pesar de ese manierismo, Casanova Variation es una película muy notable, una indagación en la naturaleza del amor y del deseo realizada con inteligencia en la que Malkovich, gran Malkovich, se impone como un Casanova perfecto.
El alemán Christian Petzold obtuvo hace unos meses un gran éxito con Barbara, la historia de una médico ansiosa por huir de la Alemania comunista. En San Sebastián ha presentado su nuevo filme en medio de una enorme expectación y el resultado, sin ser malo, es más discreto que aquella fantástica película. Su nuevo filme se llama Phoenix, y en él nos cuenta el regreso a casa (a Berlín) de una judía que ha sobrevivido de milagro a un campo de concentración y en vez de marcharse de Alemania, como hizo la mayoría de supervivientes, decide quedarse para encontrarse con un marido del que está locamente enamorado. Cuando lo encuentra, el marido piensa que está muerta y debido a su parecido físico (la protagonista ha sufrido una reconstrucción de su rostro debido a las heridas del campo) le propone que se haga pasar por quien realmente es para cobrar una herencia.
Fotograma de Phoenix
Petzold es un fantástico director de actores y logra crear escenas que viven y respiran con una intensidad brutal en parte sobre todo por el magnífico uso del sonido, pocas películas recientes logran crear atmósferas tan poderosas como ésta. El problema de Phoenix es la credibilidad. La película plantea una historia absolutamente inverosímil por partida doble, es casi imposible creer que el marido no reconozca a su mujer por mucho que su rostro no sea el mismo (a quienes mejor conocemos los reconocemos no solo por sus facciones, también por su olor o sus gestos más cotidianos) sino que para colmo le proponga que se haga pasar por quien es. Todo el filme parece demasiado encaminado para lograr una emoción apabullante en ese momento final y catártico demasiado cocinado para poseer verdadero calado.