Estratos de la imagen, de Lois Patiño

El cine español recorre la programación del Festival de Cine de Locarno, que arranca, a orillas del lago Maggiore, el próximo miércoles, 5 de agosto. Alcanzada su 68 edición, la cita suiza, imprescindible para los exploradores de nuevos cines, estrena las últimas películas de José Luis Guerín y Sergio Oksman, así como el debut de Mauro Herce y los cortometrajes de Xacio Baño y Lois Patiño. El Cultural ha hablado con ellos.

Siempre nos quedará Locarno. El último cine español y sus sacudidas de talento no lo detectan los radares de Cannes, Berlín o Venecia, cuyos programadores permanecen sordos, ciegos y mudos ante las nuevas generaciones del cine español (esas que operan en los alrededores de la industria), pero sí lo hace al menos el prestigioso certamen suizo, que desde 1946 viene alumbrando a orillas del lago Maggiore las propuestas más vanguardistas de su tiempo. De hecho, en los últimos años, miradas tan singulares como las de Albert Serra (Historia de mi muerte, 2013), Daniel Villamediana (La vida sublime, 2010), Eloy Enciso (Arraianos, 2012) o Luis López Carrasco (El futuro, 2013) han encontrado su escaparate internacional en las salas del festival suizo, que en este siglo XXI se ha convertido en cita obligatoria para los exploradores de nuevos cines.



La participación española en el 68 Festival de Locarno, que arranca el 5 de agosto, se extiende por casi todas las secciones del festival, tanto en formato largometraje como en cortometraje, tanto dentro como fuera de la competición, apostando por valores jóvenes y por autores consagrados. Seis producciones bien diversas forman la cosmogonía española: O Futebol, de Sergio Oksman (Competición Internacional); La academia de las musas, de José Luis Guerin (Signs of Life); Dead Slow Ahead, de Mauro Hercé (Cineastas del Presente); y los cortometrajes Eco, de Xacio Baño (Pardi de Domani), y Estratos de la imagen y Noite sem distância, ambos de Lois Patiño (Fuera de Competición).



Oksman nació en Brasil pero reside en Madrid desde 1999 y con el extraordinario corto documental A Story for the Modlins (2012) obtuvo el Goya. O Futebol es su tercer largometraje. Su cine, co-escrito con Carlos Mugiro, siempre se negocia en las tensiones entre la ficción y el documental, hasta hacer las fronteras indiscernibles; una operación que lleva esta vez todavía más lejos que en sus anteriores largos -La Esteticien (2005) y Goodbye, America (2006)- al poner en escena su propio regreso a Sao Paulo, donde se reencuentra con su padre tras veinte años sin verse, coincidiendo con el Mundial de Fútbol en Brasil. "No queríamos rodar nada excepcional, sino atrapar la rutina, simplemente -explica Oksman a El Cultural-; es decir, capturar el tiempo en el que no pasa nada entre dos personajes, mientras se celebraba un gran evento futbolístico. Era un método para atrapar el tedio...  Lo que ocurrió fue que frente a este método… la realidad apareció con toda su fiereza, absolutamente salvaje, con la muerte imprevista de mi padre".



O Futebol, de S. Oksman

Entre el control absoluto por parte del cineasta y las manifestaciones incontrolables de la realidad, O Futebol es un filme que no se deja atrapar por las etiquetas: "Resulta difícl decir si la película es una ficción o un documental", asegura Oksman. El pacto con su padre, de ver juntos todos los partidos del campeonato como hacían en su infancia, se convierte en un ritual peligroso. "No queríamos que el fútbol fuese una metáfora de nada -explica-. No significa nada, no simboliza nada, no sustituye a nada… Simplemente, el fútbol mismo era un ejemplo de una cierta metodología. Un juego azaroso en el que las reglas están perfectamente escritas: un rectángulo verde, un tiempo limitado, unas normas estrictas, dos equipos… ¿No era esa la película que queríamos hacer?" Una película que competirá por el Leopardo de Oro junto a grandes como Chantal Akerman, Hong Sang-soo o Ben Rivers, en cuyo filme de muy largo título, The Sky Trembles and the Earth is Afraid and the Two Eyes Are Not Brothers, actúa el cineasta español Oliver Laxe, ganador del premio FIPRESCI en Cannes con Todos vós sodes capitáns (2010).



José Luis Guerín, que también ha construido una filmografía a partir de las tensiones entre el registro de lo real y lo fabulado, tiene claro que su nuevo filme, La academia de las musas, "es una ficción", si bien explica que su proceso de trabajo le ha permitido "profundizar y desarrollar" ciertas nociones que ya había explorado en su documental En construcción (2001). "Como cineasta, he querido en esta ocasión restringir y supeditar mis recursos a la belleza y la emoción del diálogo, surgido de una colaboración íntima con el profesor Raffaelle Pinto y sus alumnas". Su sexto largometraje, que supone su regreso en cinco años, desde que estrenara Guest (2010), es en sus propias palabras "una película protagonizada por mujeres, en torno al poder y la seducción de la palabra".



La academia de las musas, de J. L. Guerín

El filme participa en la sección paralela "Signs of Life" junto a las nuevas obras de cineastas como Travis Wilkerson (Machine Gun or Typewriter?) o Pierre Leon (Deux Rémi, Deux), y narra la historia de un profesor de Filología cuya esposa desconfía de su proyecto pedagógico: una academia de musas. "Es un método inspirado en los modelos clásicos, que fomenta un compromiso con la poesía que debería contribuir a cambiar el mundo" -sostiene el autor de la indispensable Tren de sombras (1997)-. "Este controvertido propósito activa un rondó de escenas entre mujeres en las que se tensan las relaciones entre la vida y la creación, el amor y la literatura, la realidad y la ficción". El voyeur de Estrasburgo de Las ciudades de Silvia, su condición de amante de la belleza y depurado esteta de la imagen femenina, parece que regresa con este nuevo proyecto.



Poder gallego

El director de Fotografía Mauro Hercé -responsable de iluminar obras como Arraianos o Slimane- participa con su debut en la dirección, Dead Slow Ahead, un documental que promete "un hipnótico viaje a bordo del carguero Fair Lady, cuyos marineros se descubren abrumados por el mundo industrializado del que parecen ser meros engranajes". La película se presentará en "Cineastas del presente", donde Lois Patiño conquistó en 2013 el premio al Mejor Director por Costa de Morte, y que regresa al festival, fuera de concurso, con dos cortometrajes: Estratos de la imagen y Noite sem distância. "Los dos proyectos exploran la experiencia temporal de la imagen, contrastando la inmovilidad de las figuras humanas con el movimiento de los elementos naturales -nos explica Patiño-. En ambos trabajos con un tratamiento extremo del color". El también cineasta gallego Xacio Baño, que compitió el año pasado con Ser e Voltar, regresa a la sección competitiva de cortometrajes con Eco, donde explora el descubrimiento de un hijo de los diarios de su madre.



@carlosreviriego