Noche, oscuridad, calor. Cine de verano en la plaza del pueblo. Una de tiros, de amores prohibidos, de aventuras míticas... De Jamón, Jamón a Lawrence de Arabia, escritores, artistas, cineastas, músicos, actores y directores teatrales recuerdan aquí aquella película que vieron en plena ola de calor.

Hace pocos veranos acudí con emoción al Círculo de Bellas Artes para ver de nuevo y en gran pantalla aquella joya de Mankiewicz que es Eva al desnudo (All about Eve), que tan maravillosamente protagonizó Bette Davis hace tan solo 75 años.



Recordaba la impresión que me causó la primera vez que la ví en la misma sala del CBA muchos años antes de su reforma, cuando todavía tenía ese olor a madera antigua y sus butacas estaban tapizadas de viejo terciopelo rojo. Hoy me pregunto cuáles son los ingredientes que la hicieron tan atractiva para mi o qué hace que una película sea tan perfecta, pasados tantos años desde su realización.



Por un lado, el nivel de sus actores -además de la Davis actúan Anne Baxter, Gary Merrill, George Sanders, Hugh Marlowe, Celeste Holm y Thelma Ritter-  a los que uno tiene la impresión de ver en el teatro y desde primera fila. De hecho la película es una obra de teatro, trata sobre su mundo y los seres que lo habitan. La actuación de la Davis es tan verdadera que uno se identifica inmediatamente con el personaje, convirtiendo en propio su problema.



Por otro lado, ese argumento que describe tan bien las altas (¡y sobre todo las bajas!) pasiones, hace de la película un fiel retrato del ser humano y de lo que es capaz de hacer con tal de triunfar: Margot, una estrella de Broadway a la que le empieza a pesar la edad y Eva, la joven aspirante a actriz que se confiesa su mayor admiradora. Eva entra en la vida de Margot convirtiéndose primero en su secretaria y con el tiempo en su sustituta, intentando arrebatarle no solo el papel de la obra, sino a pareja y amigos.



Además, el sensible tema de la edad -cuando ví Eva al desnudo me faltaban 20 años para los 40 que tanto temía cumplir la protagonista y que ahora sobrepaso ampliamente- nos recuerda lo efímero del éxito, la juventud y la vida, tocando nuestra fibra sensible, ya que nos afecta a todos sin excepción; en mayor o menor medida. Llama la atención también que el paso del tiempo no haya afectado a Eva al desnudo, en donde además de una magistral dirección de Mankiewicz y la soberbia actuación de Bette Davis y de Anne Baxter (a la que todavía tengo manía por el papel que representó) se encuentran variados y finos ingredientes, como un secundario papel de Marilyn Monroe.



  Eva al desnudo fue un gran regalo, hoy igual que entonces sigue ahí, esperando que la vuelva a ver con la misma emoción que el primer día. Una película llena de talento y maestría, ¡una maravilla!

La pianista Rosa Torres-Pardo (Madrid, 1960) goza de un gran reconocimiento internacional. Interesada por la música desde muy joven, cursa estudios en el Real Conservatorio de Música, donde obtiene el Premio Extraordinario de Fin de Carrera. Prosigue sus estudios en Londres, Nueva York y Viena. En 1986 obtiene el Premio Masterplayers de Lugano (Suiza) y debuta con gran éxito en el Teatro Real de Madrid en 1987, donde interpreta el 3° concierto de Prokofiev junto a la Filarmonia Hungárica y Jean Bernard Pommier. A lo largo de su carrera, ha colaborado con orquestas insignes como la Filarmónica de Los Ángeles o la Royal Philharmonic de Londres, y con directores como Spivakov, Dutoit o Termikanov. Además, ha actuado en grandes escenarios como el Carnegie Hall de Nueva York, el Kennedy Center de Washington, la Sala de las Columnas de Moscú, el Wigmore Hall de Londres, el Koncerthaus de Berlín e innumerables teatros europeos. En 1998 el pintor Eduardo Arroyo funda en Robles de Laciana (León) el festival de música Encuentros con Rosa Torres-Pardo, en el que han participado músicos y pintores de renombre como Eduardo Úrculo y Enrique Viana. Tras nueve ediciones consecutivas, el festival se ha consolidado como uno de los más interesantes del panorama estival español. Recientemente ha estado inmersa en el frenesí de Borderline, la batucada de Ricardo Llorca, donde ha arriesgado para llegar al público joven.