Noche, oscuridad, calor. Cine de verano en la plaza del pueblo. Una de tiros, de amores prohibidos, de aventuras míticas... De Jamón, Jamón a Lawrence de Arabia, escritores, artistas, cineastas, músicos, actores y directores teatrales recuerdan aquí aquella película que vieron en plena ola de calor.
Mis recuerdos de películas vistas en cine de verano son borrables. No por el contexto sino más bien por la película. Un cine al aire libre en un bosque de Santorini. ¿Suena bien, no? Pero la película era Mamma Mía, la tontorrona adaptación del musical. Cine en la playa durante las fiestas de la Semana Grande donostiarra. Pero de esos pases sólo recuerdo No me chilles que no te veo, una de las pelis menos divertidas del tándem Gene Wilder-Richard Pryor. Si hubieran proyectado El expreso de Chicago, otro gallo cantaría...Así que mi recuerdo más vívido de peli vista en verano no transcurre en una plaza de pueblo ni en una terraza con vistas. El contexto es cutre: una tele en blanco y negro de 14 pulgadas en la cocina de casa de mis padres. Así vi La cosa de John Carpenter, porque en el salón, dotado con pantalla en color de 28 pulgadas, no querían ver una peli de terror. A mi padre no le gustan. A mí la película me fascinó, me dejó clavado en la silla. El contraste entre el paisaje helado de la película y el calor que estaba pasando añadió emoción al asunto y me proporcionó un recuerdo imborrable de La cosa.