Fotograma de Al otro lado del muro

El mundo de la Guerra Fría asalta las pantallas con Al otro lado del muro, adaptación del director alemán Christian Schwochow de una popular novela de Julia Franck (traducida en castellano por Tusquets con el título Zona de tránsito) que se estrena este viernes en los cines españoles. Cuenta la historia de una mujer en sus cuarenta que escapa del Berlín comunista para toparse con un Occidente que la trata con desconfianza y le pone todo tipo de trabas. Junto a su pequeño hijo, la protagonista, Nelly, espera salir del atolladero recluida en un centro para refugiados del Este mientras es interrogada por la CIA y se pregunta por el destino del padre de su hijo, un prestigioso científico (como ella) supuestamente fallecido en un accidente de tráfico en Moscú. Un filme con hechuras de thriller y de drama que nos conduce a un universo dominado por la tensión política y la desconfianza.



- La paradoja del filme es que Nelly escapa del totalitarismo para encontrarse con una sociedad democrática que la trata como una delincuente hasta que no demuestre lo contrario...

- No sé si encuentra algo peor, sí muy inesperado. Después de la desaparición del novio ella decide marcharse porque está harta del acoso del servicio secreto. Y cuando entra en un nuevo país huyendo de ello, se encuentra con que debe cargar con muchos prejuicios y tiene que luchar por su libertad. Creo que la historia de la película podría ser perfectamente trasladable a la realidad de hoy con los miles de refugiados en Europa. ¿Qué trato les damos?



- En este caso la refugiada además es alemana. Solo estaba separada de la otra parte por un muro.

- Eso lo hace más interesante porque es alemana, hablan el mismo idioma. Sin embargo, por el hecho de venir del Este se la trata como a una sospechosa. Ella está marcada y no solo es la sociedad de acogida, se trata también de que encuentre su libertad personal. Cuando cayó el muro los alemanes del este sufrieron mucho porque tuvieron que adaptarse a un nuevo mundo en el que todo lo que habían aprendido servía de muy poco. Hay mucha gente de la parte oriental que aún sufre por ello.



- Gran parte de la película sucede en los campos de refugiados. Describe un ambiente en el que todos temen que el otro sea espía. Surge una paranoia casi paralizante.

- Desde el 49 al 89 pasaron cinco millones de personas por esos campos. Investigando sobre ellos descubrimos un ambiente en el que nadie se fiaba de nadie. En las paredes había escrito mensajes como "no te fíes de nadie" o "no hables con extraños". La realidad es que había muchos espías de los dos lados mezclados. En este contexto, es muy fácil que te vuelvas paranoico. Quizá no ha habido otro lugar más explosivo en Occidente que esos centros, en la frontera misma de la Guerra Fría. El tema en realidad no es la paranoia sino la confianza.



- Sorprende en el filme el papel del Gobierno de Estados Unidos. La CIA actúa en Alemania occidental como si estuviera en su propio país.

- Es curioso porque cuando hacíamos la película salieron las revelaciones de Snowden y descubrimos cómo Alemania y Estados Unidos espían a todo el mundo e incluso entre ellos. Los servicios secretos en Alemania, tanto americanos como alemanes, han tenido un papel destacado en nuestra Historia. Durante muchos años han actuado intensivamente en este país y han hecho un trabajo muy preciso.



- El filme no desvela algunas de sus incógnitas. ¿Por qué opta por un final abierto?

- Hicimos varias versiones del guión y en una de ellas se resolvía todo. Quizá una parte del público se sienta frustrada al no resolverlo todo pero de esa manera quedaba una película más convencional y perdíamos lo esencial de vista y es el viaje de la protagonista, ella debe aprender que para sobrevivir uno debe confiar en la gente, no hay otra manera. La película trata sobre una mujer que encuentra su propio camino y otro final hubiera desvirtuado eso.



- La idea de la confianza, como ha señalado, es básica en el filme.

- En todas las circunstancias es muy difícil confiar en la gente y saber en quién puedes y en quién no. De todos modos, no es una película religiosa sobre la confianza y el perdón, no es tan épico, es una cuestión personal, no puedes vivir paranoico todo el rato pensando que los demás te engañarán o te harán daño. Lo más curioso es que ahora vivimos en la situación contraria, la gente proporciona por internet sus datos a las grandes corporaciones todo el rato y nadie se plantea la forma en que nos controlan. Debemos ser desconfiados políticamente pero en las relaciones personales, debemos aprender a confiar.



- Surge la pregunta de si los personajes hacen cosas malas porque son malvados o porque han sido obligados. Más bien los vemos como víctimas de las circunstancias políticas.

- Es tan fácil como que si venías de Alemania del Este te convertías inmediatamente en sospechoso porque colaban a espías haciéndolos pasar por disidentes. Les resultó muy difícil liberarse del estigma. Y muchos de los que espiaron, lo hicieron porque los amenazaron de alguna manera. Estuve cenando con el hombre que gestiona el archivo de la Stasi (policía secreta comunista), nadie ha visto más fichas que él y me contó que mucha gente que colaboró con el gobierno no tuvo más remedio. No existe el bien y el mal puros y menos en situaciones así.







@juansarda