El Festival de Cannes, en su 69 edición, vuelve a tratar de legitimarse como infalible sello de calidad del cine de autor. Para ello, recurre en la sección oficial a una mayoría de directores con sobrada experiencia en La Croisette como el rumano Cristian Mungiu, la británica Andrea Arnold, el danés Nicolas Winding Ren, los norteamericanos Jim Jarmusch, Jeff Nichols y Sean Penn, el francés Olivier Assayas o el holandés Paul Verhoeven, además de 'vacas sagradas' como los hermanos Dardenne, Ken Loach y Pedro Almodovar.
El director manchego no será la única presencia española en el festival. Tanto Julieta como el corto Time Code de Juanjo Giménez competirán por la Palma de Oro en sus respectivas categorías. Además Albert Serra (La mort de Louis XIV) y Oliver Laxe (Mimosas), con películas en francés y en árabe, se estrenarán en secciones paralelas. Así finaliza el largo destierro del cine español de Cannes, que había tenido una presencia ínfima desde que en 2009 presentaran allí películas el propio Almodóvar, Isabel Coixet, Alejandro Amenábar y Alex Brendemühl.
Desde aquí y con Carlos Reviriego como enviado especial, seguimos atentos estos once días de cine.
- Muerte, epifanía, danza y animación españolas en Cannes: El cine español estará repartido por el Festival de Cannes. Tanto Julieta de Almodóvar como el corto Timecode de Juanjo Giménez buscarán la Palma de Oro, mientras que Albert Serra y Oliver Laxe se estrenarán en secciones paralelas.
- Cuando la Croisette se mira el ombligo: La nómina de los nombres convocados a Sección Oficial es un listado de sospechosos habituales: Ken Loach, los Dardenne, Christi Mungiu, Verhoeven, Winding-Refn... Una cosmogonía de autores en un programa conservador.
- Cine mayúsculo en el arranque de Cannes: Woody Allen inaugura el festival con Café Society, una comedia ligera que esconde mucho más de lo que aparenta. La competición arrancó con un gran nivel gracias a Sieranevada de Cristi Puiu, un auténtico desafío al concepto del punto de vista del relato.
- El cine perdurable de Marco Bellochio: Marco Bellochio demuestra con Fai bei sogni, película conmovedora que no compite por la Palma de Oro, que hay pocos cineastas capaces de hacerle sombra. Ken Loach no puede evitar la manipulación emocional en I, Daniel Blake.
: Steven Spielberg trae a Cannes el espectáculo de la imaginación infantil con la pequeña y encantadora Mi amigo el gigante, mientras que Pablo Larraín presenta Neruda en la Quincena de Realizadores, inventivo y lúcido relato de los años clandestinos del poeta.
- Cannes estaba en Plutón: La alemana Maren Ade da la sorpresa con Toni Erdmann, perturbada relación entre un padre excéntrico y su hija. Bruno Dumont lleva su retrato del Mal a la caricatura en Ma Loute, y The Handmaiden de Park Chan-wook es devorada por la mirada manierista del deseo.
- La oda maestra de Jarmusch: América desembarca con la plenitud poética de Jarmusch en Paterson, donde Adam Driver da vida a un poeta secreto; con la extenuante y superficial American Honey, de Andrea Arnold, y con el magnífico thriller-comedy de Shane Black Dos buenos tipos.
- Derechos del corazón y ectoplasmas de la identidad: Jeff Nichols apuesta por la sobriedad y contención en Loving. El francés Olivier Assayas, en connivencia con Kristen Stewart, entrega Personal Shopper, una película de fantasmas que no aterra ni fascina, sino que apela a la fascinación intelectual.
- Julieta, Clara y las élites financieras: Kleber Mendonça Filho radiografía la canibalización social brasileña en la prodigiosa Aquarius, que coloca a Sonia Braga en lucha directa por el premio a Mejor Actriz. Julieta de Pedro Almodóvar siembra desconciertos y divisiones.
- Los Dardenne y Brillante Mendoza no dan la talla: La Fille inconnue de los hermanos Dardenne es probablemente el filme más irrelevante de los cineastas belgas, el filipino Brillante Mendoza se regodea en el miserabilismo de Manila en Ma'Rosa y hay que aplaudir Mimosa de Oliver Laxe.
- Réquiem sublime de Albert Serra: Con La mort de Louis XIV el cineasta catalán entrega fuera de concurso una obra superior, que encarna la lucidez plena del radicalismo. A concurso, Xavier Dolan nos expulsa a gritos de la pantalla con la adaptación de Solo el fin del mundo.
- Banalidad y petulancia de Hollywood: Nicolas Winding Refn siembra la controversia con la inane provocación cultural The Neon Demon, una fábula degenerada sobre los vampirismos del fashion business. Con The Last Face, Sean Penn despliega buenas intenciones con (muy) malas decisiones.
- Maestría perturbadora de Verhoeven: El broche de oro del festival lo pone el cineasta holandés con Elle, un sex-thriller con esencias buñuelianas protagonizado por una inmensa Isabelle Huppert, mientras que el oscarizado Asghar Farhadi poco más que cumple satisfactoriamente con Forushande.
- El peor palmarés para el mejor festival: Ken Loach obtiene la Palma de Oro con la resultadista I, Daniel Blake, mientras que el cine español regresa triunfante con la Palma de Oro al Mejor Cortometraje a Timecode, de Juanjo Giménez, y el Gran Premio de la Semana de la Crítica a Mimosas, de Oliver Laxe.