Bárbara Lennie protagoniza María y los demás

La debutante Nely Reguera estrena María y los demás, una fábula sobre la crisis de los 30 protagonizada por Bárbara Lennie

Precedida de un buen runrún a su paso por el Festival de San Sebastián, María y los demás, dirigida por la debutante Nely Reguera (Barcelona, 1978), proveniente de la escuela de la ESCAC y colaboradora de Mar Coll en sus películas. Hay, sin duda, un hilo que une esta película con Tres días con la familia de Coll, tanto en la temática como en el tono, aunque aquí la protagonista es una treintañera en crisis lo que marca las problemáticas del filme.



Como tantas (y tantos) otras treintañeras de nuestro país, la María de este filme, encarnada con sensibilidad y talento por Bárbara Lennie, se enfrenta al fin de la juventud y el principio de la madurez con el desconcierto y el vértigo de saber que las metas que pensaba que habría alcanzado aun son distantes y lejanas. La vida de María, cosas de la crisis y de las costumbres modernas, es un "desastre": no tiene pareja estable, no se atreve a a presentar una novela que ha escrito para que la editen y padece un inconfesado complejo de Electra, más necesitada que su propio padre enferme de cáncer de los cuidados que le dispensa.



El frágil mundo de María se quiebra cuando el padre, recuperado de la enfermedad encuentra una mujer de la que se enamora y quiere casarse. Desde los tiempos de la Cenicienta y Blancanieves sabemos que las madrastras tiene mala prensa aunque en este caso la culpable es la propia María, celosa de "perder" a un padre del que disfruta ejerciendo el papel de sacrificada cuidadora. Y mientras, María sueña con la gloria y con una vida "normal" que parece escaparse con el paso de los años.



La película recuerda un poco a la reciente Las furias, de Miguel del Arco, en su retrato de una familia burguesa y cultivada aunque en este caso sea menos disfuncional y atormentada, y otro tanto a aquella Requisitos para ser una persona normal (2015) de Leticia Dolera, aunque ese filme aborda un tono mucho más paródico. María y los demás oscila entre una cierta pomposidad dramática, que recuerda al cine francés de Assayas o incluso Rohmer, y cierto sentido de la parodia, siendo una película a veces imprecisa y con problemas para encontrar el tono.



Lo mejor del filme es la propia Lennie y el matizado y rico personaje que interpreta, en el que uno percibe que la directora ha volcado muchas de sus propias experiencias, una María desorientada, frágil y humana que encuentra la fuerza asumiendo su propia debilidad. En María y los demás, una película en la que comen mucho, brillan también las escenas familiares, a las que Reguera dota de un convincente naturalismo.



@juansarda