Reda Kateb interpreta a Django Reinhardt en el debut de Étienne Comar

La inauguración de la Berlinale se hace eco del revuelto clima político y social con películas como Django, de Etienne Comar, The Dinner, de Oren Moverman y Dayveon, de Amman Abbasi.

Atento siempre al clima político y a las circunstancias sociales del presente, el festival de Berlín ha elegido como inauguración de su 67 edición una obra ambientada en el pasado pero cuyo discurso apunta directamente a nuestros días. Django, primer largometraje de Étienne Comar, arranca en 1943,durante la ocupación de Francia a manos de los nazis. El mítico músico gitano Django Reinhardt, ajeno a la dramática situación del país, disfruta de su música y triunfa en la escena parisina. Su guitarra virtuosa llama la atención de los generales alemanes, que le ofrecen una oferta irrechazable para tocar en Berlín y animar así a las tropas del Tercer Reich. El trato está condicionado a que el músico adapte su estilo al gusto de los altos mandos del ejército nazi: debe prescindir del swing y del blues, de los alardes interpretativos en forma de solo, de instrumentos de origen africano, y de delirios excesivos ya que está prohibido bailar. Reinhardt, músico libre e incorruptible que bebió de leyendas como Duke Ellington y Louis Armstrong, planea entonces su huida a Suiza, acompañado de su madre anciana y su mujer embarazada. Ese trayecto se convertirá en una odisea con parada en la frontera, lugar de resguardo para otros gitanos continuamente amenazados con ser conducidos a campos de concentración.



El filme presenta un conflicto que mantiene estrechos paralelismos con el momento actual. Refugiados intentando traspasar fronteras y escapar de la guerra, artistas obligados a tomar partido en el terreno político, hombres y mujeres que se topan con la imposibilidad de desplazarse libremente. Hablamos de la Segunda Guerra Mundial, pero esas mismas circunstancias se detectan en la Europa y los Estados Unidos de hoy.



Étienne Comar, colaborador de figuras esenciales como Andrzej Zulawski, Maurice Pialat o Xavier Beauvois antes de dar el salto el salto a la dirección, despliega una puesta en escena solvente y un diseño de producción impecable. El aspecto más destacable de la película es sin duda su banda sonora. El amplísimo repertorio estilístico de Reinhardt (que sobrepasa con creces los límites del jazz) da lugar a secuencias poderosas, más por sus estímulos sonoros que por los visuales. Es en el desarrollo del relato donde la película muestra sus limitaciones. Pese a la convincente interpretación del actor Reda Kateb, el viaje del guitarrista se representa como una larga sucesión de episodios expuestos sin ímpetu ni empatía. Comar se aferra a los códigos más convencionales del biopic histórico en lugar de aportar una mirada propia. Su película solo alcanza un boceto esquemático y superficial de su protagonista y el contexto que le rodea. Finalmente, Django es una obra tan correcta como impersonal.



DayveonUna escena de The Dinner, del israelí Oren Moverman

Presentada también en competición, The Dinner, producción estadounidense dirigida por el israelí Oren Moverman, muestra el reencuentro de dos hermanos (un excéntrico profesor interpretado por Steve Coogan y un político en el momento clave de su carrera encarnado por Richard Gere) y sus respectivas parejas en un lujoso restaurante. Los recuerdos y rencores del pasado salen a la luz en este filme de deliberado corte teatral. La mesa se ve continuamente abandonada por alguno de los cuatro comensales, interrupciones que reflejan la inestabilidad de las relaciones actuales, la volatilidad de la atención, la fragilidad de los vínculos afectivos. Moverman plantea una sugerente contienda de deudas morales y ansias de poder que se ve perjudicada por unos diálogos pretenciosos y una puesta en escena exhibicionista.



Dayveon elabora un retrato impresionista de la comunidad negra desde un prisma sólido, empático y templado

Mucho más humilde y satisfactoria, la también estadounidense Dayveon -presentada en la sección (Forum)- supone el debut del hasta ahora asistente de David Gordon Green, Amman Abbasi. El filme centra su protagonismo en Day Day, adolescente afroamericano que vive en las profundidades de Arkansas, soportando un clima de violencia constante en que acabará directamente implicado. El trauma por la muerte de su hermano, la ausencia de referentes sólidos y el desnortado rumbo de sus amistades conducen al joven a un vacío existencial reflejado por Abbasi con una asombrosa capacidad sensorial. Pese a la innecesaria abundancia de subrayados sonoros, el filme elabora un retrato impresionista de la comunidad negra desde un prisma sólido, empático y templado. En sus encuadres se advierten los ecos de Pedro Costa, Terrence Malick o Khalik Allah, todos ellos referentes ilustres que el joven cineasta maneja cuidadosamente, sin que se apoderen de su estilo. Dayveon no conseguirá nominaciones a los Oscars, recibirá menos elogios que la reciente y exitosa Moonlight (Barry Jenkins), pero sin duda se trata de una propuesta más frágil, original y genuina.