Image: Luis Oliveros: Las consecuencias de la II Guerra Mundial fueron profundas en España

Image: Luis Oliveros: "Las consecuencias de la II Guerra Mundial fueron profundas en España"

Cine

Luis Oliveros: "Las consecuencias de la II Guerra Mundial fueron profundas en España"

El cineasta estrena El jugador de ajedrez, adaptación al cine de novela homónima de Julio Castedo

5 mayo, 2017 02:00

Luis Oliveros en el rodaje de El jugador de ajedrez

El cine español ha tratado muchas veces, aunque no tantas como a veces se dice, la Guerra Civil pero desde luego ha hablado muy poco de los nazis. Por lo general, nuestro cine ha seguido la pauta marcada por la historiografía oficial por la que España es un caso único, y aislado, en Europa. Sin embargo, tanto la Guerra Civil como todo el siglo XX español, están plenamente asentados en el devenir de todo el continente. Lo vemos en El jugador de ajedrez, académica traslación a las pantallas de una novela homónima de Julio Castedo a cargo de Luis Oliveros (El ángel de Budapest) que inventa las peripecias de un desdichado as del ajedrez, que después de ganar el campeonato de España y casarse con una guapa francesa ve cómo su mundo se derrumba primero al estallar la guerra civil para después, al mudarse a Francia, patria de su esposa, ser arrestado por los nazis sin causa aparente.

"Es una historia de gente normal en momentos muy difíciles, donde al final lo más importante acaban siendo los sentimientos porque es una película de guerra pero no es bélica y es una película con romance pero no es romántica. Tiene todos los ingredientes del cine clásico", nos explica el cineasta. Protagonizada por Marc Clotet en la piel de Diego Padilla, as del ajedrez y declarado apolítico, un hombre sencillo y decente que cuando comienzan a sonar los tambores de guerra se queda atónito. "Solemos tender a magnificar las cosas. Aunque él se proclama apolítico en realidad nadie lo es porque todos tenemos una opinión sobre cómo queremos que funcione la sociedad. Lo que vemos con este personaje es que sus valores están por encima de la ideología. Para él es más importante la amistad que las diferencias ideológicas", dice Oliveros.

En un Madrid destruido por la larga guerra y la pobreza, Padilla acaba siendo sensible a los ruegos de su mujer francesa (Melina Matthews) de que se marchen a París y abandonen el oscurantismo español. Pero en Francia también gobierna el fascismo y el pobre ajedrecista deberá hacer frente a la brutal máquina totalitaria del nazismo. "El problema de la política es cuando se pone encima de los valores. De una forma u otra él acaba tomando partido aunque solo sea porque es fiel a sí mismo. Al mantener la amistad con su amigo comunista se la está jugando. De todos modos, no se trata de juzgar lo que hacen los personajes. Nosotros tenemos la suerte de que no hemos vivido la guerra y no sabemos lo que pudo ser. El cine americano ha creado muchos héroes pero en la realidad el instinto de supervivencia es muy fuerte".

Un momento de la pelicula

Padilla es un personaje desdichado. Primero sufre el franquismo sin ser comunista y después se ve encerrado por los nazis en una prisión de una crueldad inenarrable sin entender el motivo. "Lo más doloroso es la humillación", reflexiona Oliveros, "y es lo que te puede llevar a perder tus valores y tu autoestima. En este caso hay una clara pérdida de inocencia pero no de moral. Hay algo muy bonito en el personaje y es que al final renuncia a la venganza. A pesar de todo lo que ha sufrido se mantiene fiel a esos valores. Él en la esencia no cambia, sigue siendo buena gente. Hay quien quizá lo vea como un tonto pero es muy noble. Si algo le fastidia al enemigo es que si te pega una hostia no haya respuesta".

Y están los nazis, claro. Porque esta, como la anterior cinta del cineasta, es una película española con nazis, lo cual es todo una rareza. "El cine español se ha dedicado más a mirar su propia guerra pero las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial fueron muy profundas en España. Si no hubiera habido una II Guerra Mundial en Europa Franco lo hubiera tenido mucho más difícil para mantenerse en el poder porque eso le permitió aislarse. Y después jugó muy bien la baza de ser una dictadura pero también de ser un dique contra el comunismo. Y hay otro problema y es que parece que el cine español solo puede contar historias de españoles. Incluso cuando se ruedan fuera aparece un español por algún lado". El jugador de ajedrez invita a mirar la historia de nuestro país en el más amplio, y necesario, contexto europeo.

@juansarda