Pedro Aguilera durante el rodaje de Demonios tus ojos

Pedro Aguilera se ha convertido en uno de los valores más firmes del cine español. Después de La influencia y Naufragio llega ahora a las carteleras con Demonios tus ojos, una película premiada en Málaga que reflexiona sobre el papel de la ficción.

Cineasta imprevisible de trayectoria muy personal, Pedro Aguilera (San Sebastián, 1977) estrena su tercera película, Demonios tus ojos, después de dos rarezas aclamadas en festivales de medio mundo como La influencia (2007) y Naufragio (2010). Cambio de tercio para uno de los puntales españoles del cine de vanguardia.



Julio Perillán e Ivana Baquero, que ya no es esa niña de El laberinto del fauno, son las estrellas de una película que, como su propio protagonista, juega con la idea de los límites para empujar al espectador hacia una reflexión sobre lo que está viendo y el propio hecho de mirar. Cuenta el director: "La película habla de que el protagonista ve algo que no debería ver. Es eso de ‘ten cuidado con lo que ves porque puede cambiar tu forma de mirar'. De alguna forma, todos vemos demasiado. Los ojos están saturados. El audiovisual está saturado. La mirada se ha demonizado. Uno no acude a las imágenes. Las imágenes le asaltan a uno a diario".



La reflexión sobre el propio cine y el audiovisual se vuelve central en este filme en el que, como sucede en la vida real, las nuevas tecnologías difuminan la privacidad: "Todo es ficción. Pensamos que las imágenes de un camión estrellándose en Suecia reflejan la realidad cuando lo percibimos como ficción. Seguimos dando al audiovisual un estatuto de veracidad cuando ya lo ha perdido. Una cámara ya no es un testigo. No es un documento. Toda esta confusión viene del origen de la fotografía. La pintura ya se concibió como algo subjetivo. Se da por hecho que la obra de Velázquez o Rembrandt es subjetiva. Pero a la cámara fotográfica, como es una máquina, se le ha dado un estatus de veracidad, de rotunda realidad. Hoy hemos llegado a tal saturación que cualquier imagen está cada vez más lejos de lo que representa. Se ha desvelado el truco de la máquina. La realidad es inenarrable audiovisualmente".



Ivana Baquero en un momento de Demonios tus ojos

El protagonista, un director de cine con aires bohemios y malditos, es un personaje "consumido por el audiovisual que ha creado un artefacto pero no entiende qué está haciendo", y se postula como un voyeur contemporáneo cuya mirada se vuelve cada vez más salvaje: "¿Qué significa hacer películas? El cine ha entrado en ese flujo. Nos hemos convertido en una película de Godard. Es como Código desconocido de Haneke. El cine es todo y es nada. Una película de los Dardenne o de Fernando León de Aranoa puede ser más real que un vídeo que te manda tu madre. El audiovisual es como una cinta de Moebius, en la que nada empieza ni acaba. Por eso todo es ficción".



Jugando al despiste

Con un aire de ligereza ausente en sus anteriores películas, Demonios tus ojos quiere removernos jugando al despiste: "Quería reírme un poco del estatus de cine serio. Hasta cierto punto es una contestación a mis anteriores películas. Antes intentaba ser más profundo y aquí quiero hablar de lo superficial. La gente se aburre en seguida cuando se habla de temas serios. Mis influencias vienen del cine underground como El fotógrafo del pánico (1960) de Michael Powell o las películas de Paul Morrissey. Son filmes que parecen muy banales pero que después te dejan hecho polvo durante días. Es como una película de Roger Corman. Todo parece básico pero no lo es".



A pesar de las apariencias, en tiempos difíciles hay poco lugar para la frivolidad: "Ya no son los años 90, no hay esa frescura. Esta no es una película posmoderna".



@juansarda