Image: Maudie, amor y pinturas folk

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Cine

Maudie, amor y pinturas folk

23 junio, 2017 02:00

Ethan Hawke y Sally Hawkins protagonizan Maudie

Sally Hawkins e Ethan Hawke protagonizan Maudie, una película de Aisling Walsh que cuenta la historia de la pintora canadiense Maud Lewis y cómo sus sencillas pinturas llegaron a ser vistas y reconocidas por todos los rincones de Canadá convirtiéndola en una de las artistas folk más representativas del país.

Es posible que alguno tenga la impresión, leyendo el argumento de Maudie, que de alguna manera ya ha visto la película. Basada en una historia real muy poco conocida fuera de Estados Unidos, cuenta la historia de una pintora artrítica de extracción social muy pobre que acabó alcanzando cierta celebridad en los años 70 con sus pinturas folk. El filme está centrado en su relación con un pescador huérfano que primero la contrata como ama de casa y con la que vive una tierna y conmovedora historia de amor. Va sin ironía. Maudie es exactamente lo contrario en su exaltación del "verdadero" amor y de los sentimientos más nobles. Muy bien interpretada por Ethan Hawke en la piel del adusto dueño de la casa y Sally Hawkins como artista con problemas en los huesos, Maudie ofrece lo que propone, y lo hace incluso mejor, en un filme emocionante y bello.

Sin duda, la figura de Maudie, esa mujer a la que los niños le tiran piedras en el colegio y que acaba vendiendo sus cuadros al vicepresidente, entronca con la narrativa más clásica de Estados Unidos: el outsider que logra imponerse a todos y demostrar su valía. De Juan Nadie (1941, Frank Capra) a Forrest Gump (Robert Zemeckis, 1994), al cine americano siempre le han gustado los personajes a contracorriente que acaban logrando su propósito. Una narrativa que de una manera u otra inunda la cultura occidental y que, en este caso, la directora Aisling Walsh, logra contar con notable sensibilidad apoyándose en una Hawkins grandiosa que logra dar humanidad a su personaje sin caer en la parodia o el exceso actoral.

El centro del filme, se ha dicho, es la historia de amor entre esa Maudie que acepta un empleo como señora de la limpieza (a tiempo completo) en la casa de un huraño pescador que oculta detrás de sus malos modales y comentarios hirientes un insatisfecho deseo de amar. Y en la matizada y meticulosa construcción del romance entre ambos es de donde surgen los mejores momentos de la película, tras un comienzo más titubeante. La directora logra conmovernos en su retrato del amor sincero y profundo de dos seres a la deriva que conocen a fondo el desamor y como si fuera un milagro y cuando ya no lo esperaban acaban encontrando la mayor de las recompensas. No hay atisbo de cinismo o distancia en un filme de hechuras clásicas que durante casi dos horas te hace sentir mejor persona. No es poco.

@juansarda