Maudie, amor y pinturas folk
Ethan Hawke y Sally Hawkins protagonizan Maudie
Sally Hawkins e Ethan Hawke protagonizan Maudie, una película de Aisling Walsh que cuenta la historia de la pintora canadiense Maud Lewis y cómo sus sencillas pinturas llegaron a ser vistas y reconocidas por todos los rincones de Canadá convirtiéndola en una de las artistas folk más representativas del país.
Sin duda, la figura de Maudie, esa mujer a la que los niños le tiran piedras en el colegio y que acaba vendiendo sus cuadros al vicepresidente, entronca con la narrativa más clásica de Estados Unidos: el outsider que logra imponerse a todos y demostrar su valía. De Juan Nadie (1941, Frank Capra) a Forrest Gump (Robert Zemeckis, 1994), al cine americano siempre le han gustado los personajes a contracorriente que acaban logrando su propósito. Una narrativa que de una manera u otra inunda la cultura occidental y que, en este caso, la directora Aisling Walsh, logra contar con notable sensibilidad apoyándose en una Hawkins grandiosa que logra dar humanidad a su personaje sin caer en la parodia o el exceso actoral.
El centro del filme, se ha dicho, es la historia de amor entre esa Maudie que acepta un empleo como señora de la limpieza (a tiempo completo) en la casa de un huraño pescador que oculta detrás de sus malos modales y comentarios hirientes un insatisfecho deseo de amar. Y en la matizada y meticulosa construcción del romance entre ambos es de donde surgen los mejores momentos de la película, tras un comienzo más titubeante. La directora logra conmovernos en su retrato del amor sincero y profundo de dos seres a la deriva que conocen a fondo el desamor y como si fuera un milagro y cuando ya no lo esperaban acaban encontrando la mayor de las recompensas. No hay atisbo de cinismo o distancia en un filme de hechuras clásicas que durante casi dos horas te hace sentir mejor persona. No es poco.
@juansarda