Ana, mon amour, doloroso amor
Tras ganar el Oso de Oro en Berlín con su primer film Madre e hijo, Calin Peter Netzer regresa con Ana, mon amour, una historia dolorosa, hermosa y real
25 agosto, 2017 02:00Una escena de Ana, mon amour
Decía Nietzsche que en el amor siempre hay algo de locura pero en la locura siempre hay algo de razón. Ana, mon amour, nueva película del director rumano Calin Peter Netzer, al que conocemos por Madre e hijo, ganadora del Oso de Oro en Berlín en 2013, arranca precisamente con una discusión de la futura pareja sobre el filósofo alemán. ¿Era o no era Nietzsche y su teoría del superhombre un precedente del nazismo? Con este debate intelectual comienza un romance que pronto pasa de lo filosófico a lo carnal en una violenta irrupción de pasiones sin freno. Cabe decirlo ya, Ana, mon amour es una excelente película, mejor que la anterior, en la que Peter Netzer logra que la pareja protagonista respire verdad por cada uno de sus poros.Ellos son Toma (Mircea Postelnicu), verdadero protagonista y desde cuyo punto de vista está contado el filme, y Ana (Diana Cavallioti), una chica que creció con un padrastro que probablemente abusaba sexualmente de ella (nunca queda del todo claro) pero en cualquier caso tuvo una infancia difícil y es mentalmente inestable. A partir de aquí, Toma se convierte en novio pero casi también en enfermero de la chica, víctima de frecuentes ataques psicóticos y todo tipo de desvaríos que complican sumamente la vida de una pareja tan caótica y complicada como aparentemente indestructible. Y en medio las familias de ambos, complicando aun más las cosas, a las que conocemos en sendas escenas donde Netzer demuestra un magnífico pulso para el drama.
Ana, mon amour desprende vitalidad y angustia y logra captar con belleza y pasión el torbellino de una relación típicamente atípica. Vemos a dos personajes amar y sufrir y en un giro inteligente de guión, el desconcierto de Toma quien, acostumbrado a ser el fuerte de la relación, no sabe cómo actuar cuando Ana "se cura" y logra tener una vida propia. Todo esto lo rueda el director "a la rumana", cámara al hombro y mucho primer plano, en una película en la que se fuma mucho y donde en ningún momento dejamos de seguir con fascinación el torbellino de emociones y sentimientos que vemos en pantalla. Para cualquiera que haya tenido una pareja, Ana, mon amour es dolorosamente real y hermosa. Una gran película.
@juansarda